A tres caídas, sin límite de tiempo
¬ Francisco Reynoso jueves 1, Sep 2022Triple Erre
Francisco Reynoso
Este pleito estaría mejor si tuviera como fondo musical a la Sonora Santanera interpretando “Los Luchadores”. Ya los oigo:
Respetable público
Lucharán a dos de tres caídas, sin límite de tiempo
En esta esquina El Santo y El Cavernario
Y en esta otra Blue Demon y el Bulldog
La arena estaba de bote en bote
La gente loca de la emoción
En el ring luchaban los cuatro rudos
Ídolos de la afición
El Santo, El Cavernario, Blue Demon y el Bulldog
El Santo, El Cavernario, Blue Demon y el Bulldog
Y la gente comenzaba a gritar
Se sentía enardecida, sin cesar
Métele la Wilson, métele la Nelson
La quebradora y el tirabuzón
Quítate el candado, pícale los ojos
Jálale los pelos, sáaaaacalo del ring
Aprendiz de tinterillo
En este paralelismo pondríamos a López Obrador como El Cavernario y a su compadre Adán Augusto como El Santo. O como El Santurrón.
Blue Demon sería Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard, El Buldog.
El martes parecía un triunfo claro de los rudos del Palacio Nacional. A la reunión que estaba programada con la bancada de Morena en el Senado, encabezada por el coordinador Ricardo Monreal, no se presentaron Adán Augusto López, Luis Cresencio Sandoval, José Rafael Ojeda y Rosa Icela Rodríguez, secretarios de Gobernación, Defensa, Marina y Seguridad Pública, respectivamente.
Sí llegó Marcelo Ebrard y con su “carnal” Blue Demon dejó en claro que nunca han estado peleados ni lo estarán. Y menos en el futuro reciente.
El senador César Cravioto, vocero de ya saben quién, expresó con el tono de los cerveceros de la arena México: El plantón no es tanto un desaire, sino un mensaje político muy claro.
“En términos legislativos las cosas han salido bien. Pero en términos políticos, sobre todo en las últimas semanas, los mensajes no han sido necesariamente de respaldo al proyecto que encabeza el presidente López Obrador”.
Blue Demon tiene claro que Cravioto sólo es el aguador de los rudos de Palacio. Pero le aplicó la Nelson y el tirabuzón.
“A mí, la abyección no se me da. Soy hombre libre. Con criterio propio y autonomía. Tengo mi propia vida. Mi propia historia.
No quiero ser una extensión del Poder Ejecutivo, no quiero”.
Luego tiró unas patadas voladoras hacia Palacio Nacional. Dijo que la adhesión de la Guardia Nacional a la Sedena requería ineludiblemente de una reforma a la Constitución. “Eso lo sabe hasta un aprendiz de Derecho…”.
¡Tenga para que aprenda! El caudillo López Obrador quedó reducido a menos que un aprendiz de tinterillo.
Le picó los ojos al caudillo
Horas después vino la segunda caída.
La bancada de Morena celebró un cónclave para elegir al nuevo presidente del Senado.
En una esquina estaba Higinio Martínez, el enmascarado de Palacio Nacional. Personalmente López pidió al senador Gabriel García, ex coordinador de los superdelegados, operar para que Higinio, quien se disciplinó y dejó pasar a la maestra Delfina Gómez hacia la candidatura al gobierno del Estado de México, fuera sucesor de Olga Sánchez Cordero.
Pero Gabriel no le sirvió ni para el arranque al Demon Ricardo Monreal.
El zacatecano impulsó la candidatura del poblano Alejandro Armenta y al final lo convirtió en presidente del Senado.
El mensaje, como dijo Cravioto, fue muy claro: Monreal le aplicó el candado y le picó los ojos a López Obrador.
Y espera, en su momento, sacarlo del ring.
Se parte en dos, Juntos Haremos Historia”
Días antes hubo, fuera del ring, otro episodio que corresponde a esta lucha de rudos y mañosos de Morena.
Los partidos Fuerza por México, del senador Pedro Haces -compadre y socio de Ricardo Monreal- y Encuentro Solidario, del mochilongo Hugo Éric Flores, convinieron unir esfuerzos y dinero para las elecciones de 2024.
No son pocos los que piensan que a esa mancuerna pudiera unirse el Partido del Trabajo, de Alberto Anaya, y lo que queda de Nueva Alianza.
La ruta parece clara. La alianza Juntos Haremos Historia se parte en dos. La de los rudos, cochinos y marrulleros de Morena, liderados por Mario Delgado y Yeidckol Polevnsky, que impulsarán a la “corcholata” que les ordene López Obrador: Claudia Sheinbaum o Adán Augusto y la de los rudos y mañosos que representan Ricardo Monreal y Marcelo Ebrard.
Los dos equipos son afines a López Obrador y apoyan la cuarta transformación. Están juntos, pero no revueltos.
Y López Obrador, mañoso como es, podría dejar que unos y otros se rompan las medias porque a final de cuentas él gana.
La verdad es la verdad
y no admite otros datos