Sin rumbo educativo: ¡Pobres niños!
¬ Luis Ángel García viernes 19, Ago 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Sin pena ni gloria, la transición de la gris ex secretaria de Educación Pública y cuestionada candidata de la 4T al gobierno del Edomex, Delfina Gómez, a la no menos impreparada, pero “siempre fiel”, nueva titular de la SEP, Leticia Ramírez, ex gestora presidencial y sin actividad pedagógica desde hace 40 años, pero buena para la grilla sindical y leal hasta la muerte al gran tlatoani.
Quien ocupe la silla de José Vasconcelos es lo de menos, el proyecto político de la 4T requiere no de una mente brillante, un gran educador o un mejor administrador, sólo necesita de un operador que sepa cumplir órdenes, que no cuestione; deberá ser un personaje mediano, gris que reciba instrucciones. El futuro de la educación en México ya está determinado, es un modelo instrumentado desde Palacio Nacional y se aplicará sin quitarle una coma. No requiere de mucha ciencia, de hecho, es de menor contenido científico. El proyecto político de la 4T está basado en la administración de la pobreza, su objetivo es mantener a una sociedad mediatizada, sin mucha preparación académica, que viva o sobreviva con lo mínimo indispensable. Obviamente, ese proyecto excluye a los “aspiracionistas” clasemedieros que buscan en la educación una forma para lograr un mejor nivel de vida. En el mundo de la 4T, la felicidad y el bienestar están en una vida subsidiada, donde se fomente la mediocridad del conocimiento, esté ausente la competencia académica y sólo se preparen los cuadros indispensables para abastecer a los técnicos que requiere la industria. No se alentará a los ingenieros en sistemas, sino a operarios que puedan manejar procesos automatizados en las fábricas o empresas. Eso no requiere de grandes profesionistas, universitarios o politécnicos altamente especializados.
Los cuadros directivos de las organizaciones saldrán de universidades privadas nacionales o extranjeras, o se designarán a los hijos. Mientras tanto, las grandes masas contarán con una preparación básica, donde esté ausente la preparación académica de calidad, se buscarán autómatas, gente acrítica que solo sepa recibir y cumplir órdenes. La función de la SEP no será instruir al alumnado en el pensamiento crítico y abrir su mente a los nuevos conocimientos y los grandes adelantos tecnológicos. Ahora, desde el edificio de Argentina saldrán programas de adoctrinamiento, disfrazados de aprendizaje de lo moral. Se inculcará en el estudiantado —los niños que representan el futuro del país—, la idea de un destino manifiesto, pero a diferencia de los gringos que crecieron con la idea de que estaban predestinados a ser un imperio, aquí se hablará de un destino fatal, tú naciste para ser pobre, pero para sobrevivir no requieres de grandes conocimientos, sino de un subsidio que te permita comer.
Por la pandemia, un millón doscientos mil alumnos desertaron de los estudios; ninguna autoridad escolar hizo algo para que regresaran al colegio. Esa es la carne de cañón que necesita la 4T, universo clientelar que vote por ellos a cambio de las becas para ninis. Ya tienen en la bolsa a los viejitos, gente que dejó de ser económicamente activa y que se conforma con su pensión para subsistir. Pero los niños y jóvenes no merecen ese destino fatídico.
En mil escuelas estará la prueba piloto donde ya no habrá grados escolares y regresaremos a las escuelas rurales de los 50, donde en un mismo salón había niños de seis años, lo mismo que de doce o catorce años y un solo maestro daba los seis grados de primaria. Se requiere de jóvenes que no aspiren a estudiar una carrera universitaria, sino que se conformen con el trabajo de obrero o técnico básico. Y según la 4T quieren salvar a los jóvenes de las garras del crimen organizado y hasta los invitan a leer un libro, cuando con su proyecto educativo más bien parecen bomberos de Fahrenheit 451, quemando libros para que la gente no lea y acepte su uniformidad.
Por eso no importa quién se siente en el escritorio de Vasconcelos, sus instrucciones serán imponer una educación acrítica.