La educación en la era de la 4T
¬ Luis Ángel García miércoles 10, Ago 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
La virtual candidata de la 4T al gobierno del Edomex pasó por la SEP sin pena ni gloria; ni la obsesión de esta administración por sepultar todo vestigio de educación neoliberal posibilitó la creación de nuevos sistemas de aprendizaje, formas novedosas de divulgación del conocimiento, ni siquiera supo imponer un esquema de adoctrinamiento acorde al proyecto político de la 4T.
Soñaban con no dejar piedra sobre piedra, acabar con la educación crítica y participativa de los escolapios que comenzaban a razonar el conocimiento. Llegaba la hora de la masificación educativa, adiós a la sana competencia entre alumnos, al estímulo por sacar mejores calificaciones, destacar por adquirir más conocimiento. Pero en esta primera etapa, con doña Delfina al frente, no pudieron cambiar del todo los contenidos educativos, ni siquiera proponer mejores portadas o ilustraciones para los libros de texto. Pero se mantiene la amenaza para desaparecer las notas reprobatorias a los alumnos; aun en el peor caso de aprovechamiento escolar, ningún maestro puede reprobar al estudiante. Se piensa ahora en desaparecer los grados escolares, yendo contra cualquier pensamiento pedagógico sensato. Vamos a la uniformidad educativa, todos mediocres, nadie puede sobresalir; no se requieren sabios, investigadores, creadores o científicos destacados, sólo mano de obra para el capital -qué contrasentido-. El proyecto político de la 4T no pretende formar una sociedad informada que razone, prefiere administrar la ignorancia y la pobreza. Tenemos niños y jóvenes con un gran retraso educativo, agudizado por los efectos de la pandemia, lo que tampoco ocupó o preocupó a la texcocana.
Pero la crisis educativa no sólo se presenta en los niveles básico y medio, sino en la educación superior, donde sin lógica alguna, ni infraestructura y menos opciones, pretenden desaparecer el examen de admisión para ingresar al bachillerato y a los estudios profesionales. Sólo buenos deseos; si con el requisito mínimo del test de ingreso, hay miles de rechazados en las universidades públicas, tantos que hasta movimientos tienen para presionar a las autoridades para conseguir el acceso. Actualmente, en el IPN hay un plantón de rechazados -con una deficiente instrucción media básica-, que exigen su derecho a la educación y no lo consiguen.
Ello no sería un obstáculo para la 4T, ya que no le interesa la excelencia académica, pero dónde están los espacios físicos para albergar a tanto aspirante. Independientemente del bajo nivel del alumnado, el examen de admisión es un dique que permite el filtro de los más capacitados, los más aptos. La intención de las escuelas de educación superior es seleccionar a los mejores candidatos, los que tienen posibilidades de destacar, de aportar algo a la sociedad. La oferta demagógica de la 4T para canalizar a los rechazados fue la creación de la Universidad de la Ciudad de México, propuesta del entonces jefe de Gobierno Andrés Manuel López Obrador, proyecto que a la fecha no ha cuajado y sólo lanza al desempleo a los pocos egresados de sus planteles, quienes además registran un ínfimo porcentaje de titulación.
La nueva ocurrencia son las Universidades Benito Juárez, improvisados planteles que no tienen el reconocimiento oficial ni están avalados para que la SEP los certifique. Fue buena la intentona, crear una especie de Conalep, pero con una embarrada de Universidad, donde se promueven carreras más rápidas que las ejecutivas, pero sin ser licenciados, y con un sólo maestro, como en la primaria, quien da tutorías de todas las materias. Es un fraude, como bien los señala el periodista Raymundo Rivapalacio.
Qué futuro le depara al país una estructura educativa como esa. Adiós UNAM, adiós Politécnico, adiós universidad pública de calidad; los capaces y con dinero, a la educación de paga, mientras la 4T no los quiera expropiar.