La guerra de las cifras
¬ Luis Ángel García lunes 8, Ago 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Especialmente esta administración se ha enfrascado en una guerra de cifras con las organizaciones de la sociedad civil (OSC), las propias instituciones encargadas de las estadísticas, los investigadores y estudiosos de los problemas sociales y la comentocracia en temas como la inseguridad. A todo mundo le queda claro que la seguridad es la gran asignatura pendiente de la 4T, quien también lo sabe, pero se niega a reconocerlo, ya que contradice la estrategia de abrazos, no balazos de su proyecto político.
Mientras tanto, en esta guerra de cifras, crece -más allá de los indicadores del Inegi- la percepción de inseguridad. Las conversaciones públicas sólo hablan de alguna experiencia negativa personal o de terceras personas en materia de inseguridad; la gente ya no quiere ver los noticieros, escuchar los espacios informativos, leer los periódicos o revisar los sitios periodísticos en las redes sociales porque -dicen-, sólo hablan de la nota roja. Sí, las masacres, los ajusticiamientos, la violencia política, los enfrentamientos entre cárteles o contra fuerzas del orden, el narcotráfico, la trata de personas, las desapariciones forzadas, las fosas clandestinas, los desplazamientos forzados son el pan de cada día en los contenidos noticiosos. La ciudadanía está harta de consumir tanta sangre y desesperanza.
El gobierno, lejos de establecer una verdadera política pública de seguridad -ni siquiera cuenta con un plan sexenal de gobierno- y ante el evidente fracaso de la estrategia de eludir el uso legítimo de la fuerza para reprimir al crimen organizado y la delincuencia común, ha querido montar un show mediático que inicialmente sólo maquillaba la crisis de inseguridad con los otros datos, pero ahora compite en la utilización tendenciosa de las estadísticas.
Desde el principio del sexenio y ante el avance de la inseguridad, los medios de comunicación pretendieron esbozar un panorama más o menos claro que dimensionara el problema social que padecemos. A la difusión de los eventos policiacos, añadieron las muertes violentas como parámetro, no sólo para compararlas con otros sexenios, sino para exhibir la falta de una política criminal del Estado. Así comenzaron Milenio y Reforma con su “muertómetro”, recuento periodístico basado en información de reporteros y corresponsales sobre los homicidios dolosos a nivel nacional. El primero desistió cuando las cifras oficiales rebasaron los reportes propios, pero el otro consorcio norteño insistió en dimensionar la crisis de inseguridad que se avecinaba.
Y cada mes hubo un “toma y daca” entre Reforma y el gobierno para imponer sus números. Luego vino una tregua y quedaron como terceros en discordia el Sistema Nacional de Seguridad Pública y el Inegi. Cada día 20 de mes, el gobierno da las cifras del SNSP y Reforma olvidó su “muertómetro” y se dedicó al análisis de los datos oficiales. En muchas ocasiones, el crecimiento exponencial de la incidencia delictiva daba tela de donde cortar e incluso empezaron las comparaciones con otras administraciones. De tal suerte que se inició una competencia desleal entre medios y gobierno. Si a los primeros les convenía analizar mes contra mes lo hacían, o año contra año, siempre con la finalidad de exhibir a la 4T. Repuesto del descontón y asesorados por alguien igual de perverso, se recurrió a hacer lo mismo. De tal suerte que hoy es el gobierno quien miente con sus propios datos. Ahora son ellos quienes hacen tramposas comparaciones para justificar un aparente descenso en la incidencia delictiva. De acuerdo a su conveniencia, confrontan mes contra año, año contra trimestre, año contra años y así hasta el infinito. De tal suerte que esa aparente disminución hace ver como exitosa la fallida estrategia de abrazos, no balazos, aunque las masacres, la violencia, los robos, las extorsiones, las desapariciones, los feminicidios vayan al alza. Por el bien de la población pónganse de acuerdo y usen la misma metodología y reconozcan esos resultados.