Cuernavaca, protagonista
Eleazar Flores martes 5, Jul 2022Espacio Electoral
Eleazar Flores
Y NO POR CUAU-. Conscientes de que nada es para siempre, la Diócesis de Cuernavaca vuelve a ser protagonista, como entre los setenta y ochenta lo fue con el “obispo rojo”, Sergio Méndez Arceo. El “bautizo” de rojo se lo impusieron sus propios colegas purpurados, por sus posturas críticas contra el gobierno e incluso dentro de la misma Iglesia.
Ahora es el obispo Ramón Castro Castro, quien a nombre de sus colegas de ministerio o a título personal, dolido por el derramamiento de tanta sangre por los cuatro puntos cardinales del país, señala que el programa de “abrazos, no balazos “ es síntoma hasta de complicidad.
Todo lo anterior sucedió en la celebración de la octava Caminata por la paz, llevada a cabo el domingo pasado por las principales calles de la ciudad de la eterna primavera, con feligreses asistentes apoyando con rezos, plegarias y cánticos religiosos, para que la paz vuelva no sólo a Cuernavaca, sino a todo el país en general.
Pidió a todas las instancias de gobierno “no fallar a la ciudadanía en materia de seguridad y que la autoridad civil, -ojo, no dijo militar-, no claudique en materia de seguridad y la paz social.
“Autoridades no fallen, cumplan con los deseos de pacificación y garanticen con hechos la seguridad, clamó monseñor Ramón Castro y Castro ante cientos de feligreses que con vivas lo apoyaban al coincidir con el sentir no solo de los morelenses, de todo el país en general.
El clamor del obispo es generalizado a pesar que muchos de sus colegas no organizan movimientos como el de la Diócesis de Cuernavaca.
OTROS MINISTROS-. Prelados anteriores que hicieron que su voz se escuchara fue el el extinto Samuel Ruiz, obispo emérito de San Cristóbal de las Casas, de gran ascendencia entre la comunidad indígena del sureste, tanto que a su sucesor, el mexiquense Felipe Arizmendi, le costó entrar en el ánimo de la feligresía.
Otro con imagen no tan positiva no obstante sus críticas al gobierno fue el del cardenal de Guadalajara, monseñor Juan Sandoval Iñiguez, o bien el abiertamente priista, no obstante su amistad con Fernández de Ceballos, Onésimo Cepeda de Ecatepec.
Y de los demás purpurados ni hablar para no herir susceptibilidades, no obstante que en sus sermones dominicales y en su semanario “Desde la fe”, exponen puntos de vista críticos al gobierno, que ni suda ni se acongoja.
Seguramente, como respuesta a lo sucedido el domingo en Cuernavaca, el del púlpito mañanero volvió a salir con el estribillo de que clero y pueblo que lo critican es porque son conservadores y por ende sus adversarios, así que a seguir chiflando en la loma, por desgracia.