¿Que se acabó el “tapadismo”?
Armando Ríos Ruiz miércoles 25, May 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Hace poco, el presidente López aseguró que el “tapadismo” ya no existe. Dijo que eso es historia. Pero inclusive en esto miente, porque su enfermedad lo obliga a mentir en todo. Hasta cuando sueña. Si esto es cierto, como algunos que escriben en medios lo creyeron al pie de la letra, entonces que me digan quién será el candidato para sucederlo en 2024. O bien, que mencione él mismo el nombre del próximo aspirante a la Presidencia de su partido.
El hecho de que mencione a los posibles, como a la señora Claudia Sheinbaum, a Marcelo Ebrard, a Adán Augusto López y hasta a Ricardo Monreal, a este último como por darle el chance sólo de ser mencionado, no quiere decir que haya “destapado” al siguiente. Quiere decir solamente que dará oportunidad a los nombrados o a sus preferidos, sin que esto pretenda señalar que entre ellos se encuentra el bueno.
El “tapadismo” del PRI nació con una frase de Gonzalo N. Santos, mejor conocido como El Alazán Tostado, jugador empedernido de gallos, a quien alguien le preguntó: “quién es el bueno”, en referencia a quién sería el abanderado del tricolor. Contestó con esa frase que se enquistó en la organización política y entre los mexicanos que quieren adivinar el futuro político del país, que duró muchos años, hasta hace relativamente poco: “el bueno es el tapado”, contestó el potosino con palabras que se usan en los palenques.
Tenía esas ocurrencias impulsadas por una capacidad de respuesta asombrosa o por una gran agilidad mental, como cuando dijo que “la moral es un árbol que da moras y que sirve pa’ una chingada”. O como cuando asistió en estado de ebriedad a una reunión de políticos acompañados por sus esposas, a un restaurante de la avenida Insurgentes. Se presentó con dos mujeres que lo flanqueaban en cada brazo. Un empleado le dijo que lo disculpara, pero que reconviniera pasar con féminas de dudosa reputación. Respondió en un segundo: “¡No! ¡Las mujeres de dudosa reputación son la que están adentro!”
Para los mexicanos que utilizan su cerebro para pensar, el tapadismo continúa y el “tapado” es el mismo Presidente, quien intenta desviar la atención hacia otras personas. Hará lo indecible de aquí al 2024 para arribar de nueva cuenta al ansiado peldaño. Buscará resquicios legales o ilegales para reformar la Constitución y acabar con la no reelección.
Hasta hoy ha avanzado bastante en el control del país, con la conformación de la Guardia Nacional y las prebendas cuantiosas que ha entregado al Ejército, a los que ha conferido poderes extraordinarios con el propósito de mantenerlos al alcance de su mano, llegada la hora. Los uniformados han respondido convenientemente a su nueva condición y hasta han permitido que los delincuentes los vejen y los hagan ver como cobardes, de acuerdo con la orden. Seguramente, en el momento justo, esa orden cambiará radicalmente.
Otros que ya han mostrado el músculo intimidador, son los grupos de criminales apapachados y ciertos de que las autoridades no existen contra ellos, porque la encomienda es respetarlos debido a que también son seres humanos. Las elecciones del año pasado sirvieron para conocer sus alcances, su incontrolable fuerza y su probada inmunidad.
Los mexicanos ciegos que disculpan cualquier pifia del gobierno también están para avalarle todas las acciones abusivas, cómplices de la devastación del país a manos de un solo hombre, empecinado en destruir las leyes y las instituciones en aras de quedarse el mayor tiempo que sea posible, enquistado en la Presidencia, hasta que el cuerpo aguante.
Los “médicos” contratados en Cuba también estarán presentes para recomponer cualquier situación de peligro en cuanto a enderezar elecciones a favor del que paga. La Suprema Corte, que las más de las veces se comporta complaciente y el poder legislativo que está para aplaudirle todo, absolutamente todo, harán sin duda lo que convenga.
Sus favoritos mencionados como posibles, sólo permanecerán en espera de que por alguna razón no se den las condiciones para la no reelección. Sin duda, Claudia sería la elegida, por ser la menos inteligente. Por ser la más obediente. Gracias a estos “dones”, es la única que podría garantizar que el poder se prolongue tras el trono.
Aunque tiene un pasado reciente nada recomendable, Marcelo cuenta con luz propia. Monreal también. Ambos gobernarían en cualquier momento, de acuerdo con su criterio. Muchos le auguran al último la jefatura de gobierno de la ciudad. A don Adán Augusto, el cargo de gobernador le quedaba inmenso. Si acaso, tal vez estaría bien como alcalde.