Las brujerías de Sheinbaum
Armando Ríos Ruiz viernes 20, May 2022Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
El Presidente es un mentiroso. Dice mentiras como respira, apuntaría la senadora panista Kenia López Rabadán. Agregó que expone un promedio de 88 mentiras en cada conferencia mañanera, con clara tendencia a aumentar el número. Citó al taller de Comunicación Política SPIN, que contabiliza las falsedades y consideró que lo anterior es verdaderamente indignante.
El problema es que hay irracionales que las creen. De otra manera, seguramente ya hubiera tratado de enmendar esa manía. Ya se hubiera puesto en manos de algún especialista que le asignara un tratamiento para corregir dicha enfermedad, que sin duda lo es y recibe denominaciones como mitomanía, pseudología fantástica, mentira fantástica y mentira patológica.
Esto no lo han dicho los expertos, pero a simple vista, el mal parece contagioso. Muchos de los funcionarios de la 4T ya se contagiaron. Principalmente los más cercanos, como Claudia Sheinbaum, quien hace todos los esfuerzos por convertirse en el clon más exacto de su amo y protector y por lo tanto, le copia hasta la enfermedad. Eso es amor puro.
Acaba de exponer que ya abatió la delincuencia en la ciudad que dizque gobierna, en un porcentaje asombroso, seguramente nunca visto. Como el que nadie en la historia de la capital había logrado. Bueno: sabemos que ella misma ha contribuido, en este sexenio, con su omisión en la revisión de la Línea 12 del Metro, debido a lo cual murieron 26 personas. Pero los índices están a la baja.
Es obvio que debe agradecer a la máxima autoridad, que se encargue de desviar la vista de los encargados de investigar e impartir justicia, para mantenerla alejada de cualquier castigo. Como ocurrió cuando fungía como delegada de Tlalpan, en donde se derrumbó la escuela Rebsamen, en donde murieron otros 26, número fatídico que volvió a repetirse. Entonces recibió señalamientos de otorgar permisos irregulares y licencias de la construcción que se vino abajo.
Dijo que en la ciudad de México, denominada también jungla de asfalto por albergar miles y miles de animales depredadores y ponzoñosos que andan en las calles al acecho de personas a quienes puedan quitarles algo, por regla general por las malas, delitos de otra denominación también están considerablemente a la baja. No solamente los asesinatos.
Aseguró en pocas palabras, que México es una de las ciudades más seguras del mundo. Es decir, casi Jauja. Tenemos al mejor presidente del mundo. ¿Qué más podemos pedir? ¿A qué más podemos aspirar?
Yo sé que la señora es una pésima política, que ha ocupado puestos importantes, no porque los ha ganado legítimamente por sus méritos. Hasta ahora me doy cuenta de que se trata de una bruja, cuyos brebajes y hechizos tienen a la ciudad convertida en un paraíso durante lo que va de su administración. ¿Por qué? Porque hasta hoy, no sabemos que haya implementado un solo operativo dedicado al combate de la delincuencia. Pero ya la abatió 65 por ciento.
En dicha materia está mejor que Nueva York, afirmó. No obstante, los números revelan que durante 2021 se cometieron alrededor de 36 mil crímenes con diferentes armas, mientras que en la Urbe de Hierro, poco más de 21,500. ¿A quién le habla la señora? Todo indica que a los babeantes enamorados de su partido, que ciegamente creen en sus nuevos dioses.
La funcionaria afirma, asegura con mentiras como la anterior, pero no ofrece ninguna prueba. Estoy seguro de que puso a trabajar a algún empleado sobre la comisión de delitos en la Ciudad de México y le dieron datos para endulzar su oído, sin preocuparse de que fueran demostrables. O la ciencia que le adjudican es mentira, o es proclive a creer alucinada, lo que le dicen.
Cuando su jefe, el Presidente, la escuchó proferir esta sarta de mentiras, se limitó a decir satisfecho: “son muy buenos resultados”. La sociedad de la ciudad en la cual me encuentro inmerso, debería aterrizar su sentir, su manera de pensar, en una pista de agradecimientos multiplicados. Mil gracias, señora.