AMLO le adeuda a Rosario
¬ Arturo Ríos Ruiz lunes 18, Abr 2022Centro..!
Arturo Ríos Ruiz
- Nada sobre desaparición forzada
- Parece que el Presidente lo olvidó
Claro que Rosario Ibarra de Piedra tiene un gran mérito en nuestro país, sembró y dio frutos su esfuerzo por atraer a las madres destrozadas por encontrar a sus hijos desaparecidos, a buscar al suyo, Jesús Piedra Ibarra.
Allá por los 80, la entrevisté para Últimas Noticias de Excélsior, en un salón de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, que le prestaron para realizar su primera reunión con madres afligidas por la razón ya explicada. No llegaban a una decena. Era una novedad el tema.
Pasados los meses, fui a la ciudad de Puebla, ella daría una conferencia a las madres abatidas por la misma pena, el público femenino ya fue considerable.
Vestía con sencillez y las preguntas las respondía al tiempo que masticaba el chicle y de repente lo estiraba con el pulgar y el índice y lo extendía entre palabras a veces inentendibles. Su lucha ya había prendido.
El arrojo de Rosario Ibarra, se demostró en mayo de 1975, en un evento en el Bosque de Chapultepec, que presidida el presidente Luis Echeverría, pasó sobre el Estado Mayor Presidencial, tenía 48 años de edad, le entregó al mandatario una carta y una denuncia de hechos sobre la desaparición de su hijo a manos de agentes investigadores del Estado mexicano.
El joven Piedra Ibarra, de 21 años, estudiante de Medicina de la UANL, había sido detenido junto con un grupo de muchachos integrantes de la Liga Comunista 23 de Septiembre, acusados de haber participado en el secuestro y asesinato del empresario Eugenio Garza Sada, el 17 de septiembre de 1973.
Se supo que fue torturado y trasladado a las oficinas de la Dirección Federal de Seguridad en la Ciudad de México, pero se perdió su rastro, sin que ninguna autoridad asumiera responsabilidad alguna en su desaparición.
El rumor de su muerte cundió; incluso su madre, lo supo, pero lo buscó sin cesar y lo convirtió en bandera de su lucha, que ya no era de ella sola sino de un bastión considerable de madres. Ése es su mayor legado a la sociedad mexicana.
Ya cimentada como líder, hacía presencia en eventos como en las pláticas de los EZLN en San Andrés Larráinzar, Chiapas y ella me declaró su simpatía por Marcos. Después entraría a la política y fue la primera mujer candidata a la Presidencia de la República en 1982 por el Partido Revolucionario de los Trabajadores. Fue diputada y senadora y pasó silente en esos cuerpos legislativos, sin intervenciones en Tribuna. Sólo hizo presencia.
AMLO lamentó la muerte de Rosario Ibarra de Piedra, pero omitió hablar de su “encargo”, Rosario Piedra Ibarra entregó la Medalla Belisario Domínguez de su madre al presidente López Obrador.
En una carta enviada, a la cual su hija dio lectura, Rosario dejó la presea en manos del Presidente, a condición de que se la devuelva con la verdad sobre el paradero de las víctimas de desaparición forzada, lo cual, hasta el día de su muerte, el 16 de abril pasado, nada ha ocurrido.