¿Y el gobierno, apá?
¬ Luis Ángel García viernes 18, Feb 2022Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Todos estamos inmersos en el conflicto de la “casa gris”, el misil de Loret de Mola que dio en la línea de flotación del acorazado de la 4T. El moderno “Titanic” que está a punto de hundirse irremediablemente, luego del choque con un iceberg mediático. Durante tres años, el proyecto político del Presidente marcó la agenda nacional y resistió todos los embates de que fue objeto. Sin embargo y contrario a la estrategia de comunicación gubernamental, la administración empieza a hacer agua.
Ante la falta de un verdadero programa de gobierno, el pacto social se fractura y el país se debate en una estéril y pueril discusión sobre dos temas que interesan sólo al Presidente: Su onerosa e innecesaria consulta para ver si se va o no del poder y sus ataques a los periodistas. El ejercicio democrático se pierde en la absurda y rebuscada pregunta sobre si queremos que continúe el Presidente en el cargo. Por supuesto que queremos que se quede en funciones, no por realizar un excelente trabajo, sino porque fue elegido para ejercer el cargo durante seis años. Es absurdo que se pregunte a los empleados si el recién electo directivo de una empresa transnacional debe seguir en el puesto o no, por supuesto que debe continuar en el cargo, para que dé resultados. Por eso es absurdo que se cuestione a la ciudadanía si quiere que siga manejando el barco, lo tiene que hacer porque para eso fue electo y no puede salir con la batea de que se va. Hay que recordar que los cargos de elección popular son irrenunciables.
Es una farsa la Revocación del Mandato. Pero fue una gran bocanada de aire para el régimen el distraernos con el tema, cuando lo que importa al ciudadano de la calle es la seguridad, la economía casera, el tener empleo, mandar a sus hijos a la escuela, gozar de un esquema público de salud, y eso sólo lo puede garantizar un gobierno. Gobierno que está más preocupado por convocar al 40 por ciento de los ciudadanos para que voten que garantizar la seguridad de los periodistas, que no son ciudadanos de excepción, pero por su función social debe estar garantizado su ejercicio profesional.
Más allá de la convocatoria “patito” para saber cuánto lo quiere la población, el Presidente debe dedicarse a gobernar y no a saber qué grado de aceptación tiene ante la población. Su función es la de gobernar, lo que menos ha hecho desde que llegó. Gobernar no son arrebatos de prepotencia ni acciones por ocurrencias, es tener una estrategia de acción con políticas públicas bien definidas de cómo lograr el bien común —no soy panista—, y avanzar en la consecución del desarrollo social.
Pero cuando se está distraído en conflictos personales, cuando gana más el rencor, la sed de venganza, se pierde las miras de estadista y las ganas de gobernar. La función pública está por encima de cualquier encono, de cualquier revanchismo particular.
El mandatario federal ya no debe ver moros con tranchete ni pretender inmolar a sus enemigos políticos. Su función es gobernar para todos, dar seguridad y protección a los mexicanos, sacar al país del bache económico del que no podemos salir desde hace tres años, dar empleo a los millones de mexicanos que claman por el sustento de sus familias, garantizar el derecho a la salud de millones de compatriotas, dar los medicamentos a la gente, aunque no tengamos servicios de sanidad como los daneses, sólo queremos atención y abasto de medicinas. Esas son las funciones de un gobernante y, sobre todo, garantizar la vida de los comunicadores, lo demás son pleitos de vecindad.