El lastre de Manlio
Ramón Zurita Sahagún miércoles 18, May 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Es cierto que Manlio Fabio Beltrones está considerado como un político sagaz, con formación y experiencia, negociador y contactos en todos los ámbitos y que mantiene viva su aspiración a la candidatura priísta a la Presidencia de la República.
Su bagaje construido en 35 años de carrera política lo llevó a gobernar Sonora, ser dos veces senador de la República, dos más diputado federal, subsecretario de Gobernación, dirigente estatal del PRI, dirigente nacional del sector popular de ese mismo partido, además de diversas carteras en el CEN del partido.
Con una amplia participación en la actividad política, desde su aparición en la vida pública al lado de Fernando Gutiérrez Barrios, Manlio se fogueó en los tiempos de maximato priísta, participando con cargos públicos y partidistas en los gobiernos de José López Portillo, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari y Ernesto Zedillo Ponce de León.
La pérdida de la Presidencia de la República por parte de su partido lo hizo buscar otros horizontes y los encontró dentro de la vida legislativa, asumiendo una diputación federal y una senaduría y presidiendo, en su momento, ambas cámaras.
En la actualidad, el grupo político de Manlio Fabio creció en forma considerable y se encuentra bien posicionado, aunque no logra alcanzar la popularidad del gobernador mexiquense Enrique Peña Nieto.
Beltrones Rivera cuenta con varios gobernadores aliados y tiene estratégicamente situado dentro de posiciones partidistas a varios personajes cercanos a su proyecto.
Con aliados en diversos puestos estratégicos, Manlio tiene también algunos lastres que pueden perjudicarlo en su búsqueda de la candidatura presidencial de su partido o generarle problemas en lo futuro.
Uno de ellos es Salvador Sánchez, representante del gobierno de Veracruz en México y considerado como una piedra en el zapato del sonorense.
Al escuchar su nombre, uno puede imaginar al gran actor homónimo o al extinto boxeador, ubicado como uno de los tres grandes mexicanos en ese deporte, también pudiera relacionarlo con el desaparecido ex gobernador del Estado de México, pero no, el Salvador Sánchez del que hablamos es Estrada de segundo apellido.
Secretario de Finanzas al término del gobierno de Fidel Herrera Beltrán y actual representante del gobierno que encabeza Javier Duarte de Ochoa. Sánchez Estrada es una pesada carga dentro de los personajes cercanos a Manlio Fabio Beltrones y más todavía para el erario veracruzano y el gobierno que encabeza quien fuese su antecesor en la secretaría estatal de Finanzas de Veracruz.
Pocos días antes de que terminara la gestión de Herrera Beltrán fue enviado como represente del gobierno veracruzano en la capital del país, a efecto de blindarlo ante todo tipo de eventualidades que pudiese presentarse durante el cambio de administración.
Contra la voluntad de Javier Duarte, el gobernador de Veracruz tuvo que ratificarlo como uno de los compromisos contraídos con su antecesor y como medio de fortalecimiento de una eventual alianza con Manlio Fabio, de quien Sánchez Estrada es cuñado.
En eso basa su fortaleza Salvador Sánchez Estrada, ya que el propio Duarte de Ochoa tuvo diversos enfrentamientos con él, cuando el primero fue subsecretario de Egresos en la secretaría de Finanzas a cargo del segundo.
Desde entonces, Sánchez Estrada mostraba su prepotencia, su desapego al trabajo que desarrollaba y su desdén hacia sus colaboradores.
Hoy en la representación del gobierno veracruzano hace lo propio y apenas dirige la palabra a sus colaboradores, a los que trata con la misma prepotencia que le ha caracterizado y el problema es que las quejas no tienen eco, ya que se sabe blindado, tanto por el ex gobernador Fidel Herrera Beltrán que lo dejó como uno de sus compromisos con el nuevo gobierno, como por el parentesco que mantiene con Manlio Fabio Beltrones Rivera que le garantiza la seguridad y estabilidad del cargo que detenta.
LA IZQUIERDA UNIDA
Recordando el viejo lema de la izquierda, el inicio de la campaña electoral de Alejandro Encinas Rodríguez permitió reunir en un mismo foro a los principales exponentes de la izquierda mexicana.
Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Andrés Manuel López Obrador, Marcelo Ebrard Casaubond, Jesús Zambrano Grijalva y Carlos Navarrete Ruiz, entre otros personajes acudieron el primero de los 45 días que durará el intento de Encinas Rodríguez por conseguir el respaldo de los ciudadanos mexiquenses.
El propósito de reunirlos es mostrar ante los electores potenciales que la izquierda puede mantenerse unida, aunque solamente sea para los efectos mediáticos.
Y es que la única forma que tiene el candidato Encinas de obtener la cantidad de votos necesarios para vencer a su adversario priísta es mostrando la unidad de todas las corrientes que convergen al interior de los tres partidos que forman la alianza que lo postuló al gobierno del Estado de México.
Perredistas, petistas y convergentes, deberán desarrollar el trabajo necesario para acortar la desventaja con que inicia el perredista la carrera electoral.
Es cierto que hace seis años Enrique Peña Nieto remontó más de 20 puntos con los que arrancó el entonces favorito Rubén Mendoza Ayala y todavía fue capaz de sacarle diez más de diferencia, pero también lo es que las campañas eran más largas y había tiempo para ello.
Ahora, solamente que suceda algo extraordinario que modifique las tendencias o que la reunificación de los grandes maestros de la izquierda sea milagrosa, se podría en 45 días que duran las campañas modificar el voto de los ciudadanos.
Sin embargo, aunque eso no sucediera, el mensaje que se envía sobre la posibilidad de que la izquierda llegue unida al 2012 es gratificante para los millones de seguidores con que cuenta en todo el país.