Estamos hartos
¬ José Antonio López Sosa lunes 9, May 2011Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
En este espacio compartimos plenamente lo expuesto por el poeta Javier Sicilia desde la organización y durante la Marcha Nacional por la Paz que partiera de Cuernavaca y la tarde de ayer llegara a la Ciudad de México.
Mucha gente se cuestiona lo que se gana o pierde con una manifestación, inclusive escuché quien se quejaba por el caos generado en la autopista Cuernavaca-México. Me parece que debemos observar las variables y sobre todo, el tremendo problema de inseguridad en el que estamos inmersos todos, sin distinción de clase económica o social, sin distinción de partido político alguno, nuestro México se está quebrando cada día más con la omisión del gobierno federal.
Cual película de terror se vive en muchas zonas del país, lugares como Nuevo Laredo, Reynosa, San Fernando, Ciudad Mier, Miguel Alemán, Monterrey, Linares, Saltillo, Río Verde, Durango, Gómez Palacio, Torreón, Ciudad Mante, Ciudad Victoria, San Luis Potosí, Ciudad Juárez, Chihuahua, Tijuana, Mexicali, Cuernavaca, Acapulco, Culiacán, Nogales, Matamoros, sólo por nombrar algunos, son rehenes (ciudades y población) de criminales por un lado, así como abusos y extorsiones de policías y militares por otro.
Sin temor a equivocarme, nunca en la historia de nuestro país se había vivido un escenario de violencia a este nivel, ni en la Independencia o Revolución (períodos en que estábamos oficialmente en guerra).
Al presidente Calderón no le preocupa, prueba de ello fue su indiferencia ante la Marcha Nacional, así como tampoco a su gabinete, ellos tienen otras prioridades.
Me parece prudente y contundente el mensaje de Sicilia: exige la renuncia de Genaro García Luna. Muchas voces nos unimos desde nuestras trincheras manifestando esa exigencia al presidente Calderón.
Atinadamente el sábado pasado el diario Reforma publicó una fotografía cuando Felipe Calderón se congregó con su esposa en un acto en la Plaza de la Constitución, llevaba consigo un banderín que decía “ya basta”, exigiéndole seguridad al entonces presidente Ernesto Zedillo. ¿Qué pasó?, dio vueltas la vida y Calderón llegó a ser presidente, ahora que millones le exigimos lo que él exigió (aún cuando hoy los niveles de inseguridad están peor que nunca), simplemente actúa con omisión.
El mensaje es claro al presidente, a su gabinete, a los gobernadores y distintos niveles de gobierno: ¡estamos hartos!
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