Blanco móvil
¬ Augusto Corro lunes 9, May 2011Punto por Punto
Augusto Corro
- El Chapo Guzmán, el más buscado
- Su captura. ¿en temporada electoral?
- Urge vigencia de la ley de lavado
Una vez que Osama Bin Laden fue desaparecido de la faz de la Tierra, las agencias internacionales podrían empezar la búsqueda del narco Joaquín Guzmán Loera El Chapo, quien con la muerte del terrorista, pasó a encabezar la lista de delincuentes más perseguidos a nivel mundial; pero resulta que el mexicano es un blanco móvil poderoso y escurridizo que logró amasar una fortuna multimillonaria para comprar conciencias , escaparse de la cárcel y vivir sin problemas en cualquier rincón del territorio nacional.
Con la muerte del terrorista Osama Bin Laden, a manos de soldados estadunidenses, “los ojos de las agencias internacionales de seguridad están puestos en el narcotraficante mexicano Joaquín El Chapo Guzmán”, según el diario inglés The Guardian. Y si en verdad se trata de buscarlo, las autoridades cuentan con equipos sofisticados de detección, que sin mayor problema ubican a sus presas. ¿Ya lo intentaron las autoridades mexicanas?
En el rotativo se dice que “el líder del cártel de Sinaloa es el más indicado para encabezar la lista de más buscados del mundo, por encima de personajes como Semion Mogilevich, jefe de la mafia rusa, Felicien Kabuga, uno de los responsables del genocidio en Ruanda, e incluso de Matteo Messina Denaro, cabeza de la Cosa Nostra italiana”. De acuerdo, pero: ¿Qué opina el gobierno mexicano?
El Chapo Guzman huyó de una prisión de alta seguridad, cuando iniciaba su sexenio el presidente Vicente Fox, en el año 2000. A partir de esa fecha, el sinaloense logró enriquecerse, a tal grado que actualmente aparece en la lista de los hombres más ricos e influyentes del mundo, según las revistas Forbes y Time. Ese poder económico le permite estar abastecido del armamento suficiente para desempeñarse con éxito frente a sus enemigos de otros cárteles.
Para las policías mexicanas la captura del capo será más que imposible, si nos atenemos a las declaraciones de la procuradora, Marisela Morales, quien dijo que El Chapo Guzmán es un blanco difícil de atrapar por la forma en que se esconde. Aunque informó que se ha logrado detener a gente ligada a él y a su organización, su aprehensión es una de las prioridades que tiene el gobierno federal; además que son varias dependencias gubernamentales las que participan en este tipo de ubicación de blancos, es decir, de capos.
Pero resulta que El Chapo es un caso especial, porque a pesar de ser el perseguido más importante, el número uno, las autoridades se encuentran muy lejos de saber dónde se esconde, aunque no falta quien lo ubique en aquellas regiones sin ley en el estado de Durango.
Sólo en México ocurre que un delincuente, con una de las más grandes fortunas del mundo, viva sin ser molestado, con sus ganancias en constante incremento y sin ningún problema. De ahí que cuando se habla de que el gobierno federal debe cambiar su estrategia contra en la lucha contra el narco, una de las líneas principales que debe abordar es el relacionado con el lavado o blanqueo de dinero.
La sugerencia no es nueva, ni es cosa del otro mundo, cualquier funcionario con un poco de materia gris lo sabe; pero el problema surge, extrañamente, porque nadie tiene el menor interés de afectar los capitales y las propiedades de los capos. Si no se tocan esas riquezas, su poder nunca disminuirá y tendrán suficientes medios para mantener la guerra.
Por cierto, apenas el 29 de abril pasado, una de las noticias de esa fecha se refería a que el Senado aprobó por unanimidad -en lo general y en lo particular, con 84 votos- la Ley de Lavado de Dinero, en un tiempo récord de 30 minutos. En esa ocasión los legisladores panistas, priístas y perredistas coincidieron que con esta norma se combatirá al crimen “donde más le duele”, sin la necesidad de disparar una bala. Ahora, sólo falta la aprobación en la Cámara de Diputados.
Se trata de una ley tardía que debió estar vigente desde el primer día que se abrieron las hostilidades contra la delincuencia organizada; pero la falta de una estrategia efectiva y el desconocimiento del enemigo, propició que el gobierno federal panista, encabezado por Felipe Calderón, se enfrentara al crimen organizado con desventajas considerables que ahora tienen a México en un baño de sangre con 40 mil muertos en cuatro años.
Los bienes de los narcos son intocables. ¿De qué se trata? ¿De una omisión, de una acción deliberada propia de la corrupción que impera o de una ineptitud por parte de las autoridades? ¿O de todas estas fallas en un solo paquete? Las interrogantes son planteadas por la sociedad mexicana que no alcanza a entender el porqué no se atacó, desde un principio, la riqueza de los narcos, que es donde más les duele, como señalan los legisladores.
Desde luego, es oportuno revisar la estrategia anticrimen y acelerar la vigencia de las leyes como la ley de lavado que, sin lugar a dudas, disminuirá el poderío de los narcotraficantes, por ahora invencibles. De otra manera, se corre el riesgo de que aumente la cifra de muertos, crezca el terror y aumenten las protestas por la incapacidad del gobierno federal panista de brindar seguridad a la sociedad mexicana.
Y como esto último no ocurre, ayer en el Zócalo capitalino miles de mexicanos se reunieron para exigir un “Ya basta” a la ola de violencia que azota al país y por la exigencia de justicia planteada por la Marcha por la Paz, encabezada por el poeta Javier Sicilia. Ojalá y las autoridades escuchen los reclamos sociales y terminen con el baño de sangre que enluta a la sociedad.
Con la captura de El Chapo Guzmán, el gobierno federal panista recuperaría la credibilidad perdida en esta guerra fratricida que nadie pidió realizarla. ¿O esperan detener al sinaloense en temporada electoral para sumar votos? Pero si desde ahora se plantea que el delincuente mencionado es un blanco móvil, el capo seguirá en libre. ¿O no?