Peor que esclavos
¬ Augusto Corro viernes 6, May 2011Punto por Punto
Augusto Corro
- Mineros, desamparados
- Marcha al Distrito Federal
- Tejido social, hecho trizas
Una historia de impunidad se encuentra a punto de repetirse en la tragedia de los mineros ocurrida en Sabinas, Coahuila. Ahora, resulta que en el pozo de carbón se trabajaba clandestinamente, como si no existieran autoridades que, en muchos de los casos, pecan por su excesiva meticulosidad en el cumplimiento de la ley. ¿Y esta vez no? Vamos por partes:
Las secretarías del Trabajo y de Economía se acusan mutuamente del funcionamiento irregular de la mina que empieza desde la autorización para echarla a andar, hasta la certificación de medidas de seguridad con el fin de evitar tragedias, como la que sucedió, en la que perdieron la vida 14 trabajadores y un joven resultó con lesiones graves.
De las víctimas mencionadas, cinco cuerpos sin vida fueron recuperados y nueve permanecen en el fondo de las cuevas a 60 metros de profundidad. Hay nulas posibilidades de rescatarlos vivos, dijo el titular del Trabajo, Javier Lozano Alarcón.
Nuevamente, se evidencia el abandono en el que vive la clase trabajadora mexicana. Los encargados de velar por el bienestar de los obreros prefieren malgastar el tiempo en la grilla de la sucesión presidencial. Tal es el caso del rijoso ex priísta, Lozano Alarcón, quien se dice el “gallo” de los panistas para el 2012. Con la tragedia de la empresa Binsa, en Sabinas, se esfuman los sueños del funcionario de aspirar a la candidatura azul, como lo señaló ayer nuestro colega José Antonio López Sosa.
Otra vez, los mineros, obligados por la necesidad de conseguir dinero para medio comer, son tratados peor que esclavos, pues laboran en condiciones muy difíciles, donde son acechados por las explosiones de gas grisú en las minas de carbón, y la insalubridad, propia en esos lugares, provoca graves daños en su organismo.
¿Quién es el responsable de la tragedia? ¿Cuánta culpa tienen las omisiones de las autoridades?
¿Hay algún sindicato que se hizo de la vista gorda y no exigió una revisión en las instalaciones del pozo de carbón? Porque echar a andar una mina no es cosa de juego y menos si se trata de sitios donde se encuentran latentes los derrumbes y las explosiones.
Queda claro que a nadie le interesa vigilar el buen funcionamiento de las instalaciones mineras para que no se repitan los hechos, en los que decenas de trabajadores pierden la vida. ¿De nada sirvió la experiencia de Pasta de Conchos? En este centro de trabajo murieron 65 personas y sus cuerpos siguen sin ser rescatados.
Total, la historia vuelve a repetirse y los funcionarios prefieren rezar en vez de dedicarse a aplicar las leyes en beneficio de los trabajadores que viven en condiciones de pobreza extrema y de injusticias.
MARCHA
Se inició en Cuernavaca, Morelos, la Marcha Nacional por la Paz, la Justicia y la Dignidad, que encabeza el escritor Javier Sicilia, quien, a raíz de las muertes violentas de su hijo Juan Francisco y de seis personas más, inició “una odisea contra el odio en México”.
Juan Francisco fue asesinado en Morelos y su cuerpo sin vida, junto con seis cadáveres más, se encontró en un automóvil abandonado. El hecho consternó a la sociedad mexicana que contempla aterrada la ola de sangre que baña al territorio nacional.
La marcha mencionada se realiza cuando las autoridades se empiezan a dar cuenta que ya perdieron la guerra contra el crimen organizado, pues así lo demuestran la corrupción y la impunidad que convirtieron en tierra sin ley los estados norteños de Coahuila, Chihuahua, Durango, Tamaulipas y Sinaloa.
La estrategia contra la delincuencia se planteó mal desde el inicio de las hostilidades, porque las autoridades no contaban con una policía preparada y honesta y tampoco con leyes que apoyaran a la fuerza pública y al mismo tiempo que debilitarán a los cárteles de la droga. ¿Cómo? Con nuevas legislaciones que, por ejemplo, se utilizaran para a terminar con el lavado de dinero.
Se puede decir que se fue sin fusil a la guerra. La fuerza pública integrada por el Ejército y la Marina, así como cuerpos policiacos federales, estatales y municipales no son suficientes, ni cuentan con la preparación que exige este tipo de guerra: a unos porque no les corresponde la función de policías y a otros, porque su preparación es nula. Específicamente, en los cuerpos policías los narcos encontraron las condiciones apropiadas para corromperlos.
Por su parte, anteayer, Felipe Calderón Hinojosa dijo, en uno de sus discursos, que la violencia debe combatirse en sus causas y, para ello, se requieren cambios que toman tiempo como la depuración policiaca y el nuevo sistema de justicia penal.
¿No hubiera sido mejor llegar a la guerra mejor armados? Si alguien dudaba de la estrategia fallida, sólo con ver la lista de 40 mil muertos se comprueba que hay errores gravísimos en la manera de enfrentar al crimen organizado.
La violencia derivada de la guerra contra el narcotráfico se extendió al secuestro y a la extorsión: cientos de migrantes son victimados por las bandas de delincuentes que actúan impunemente en las carreteras. Los viajeros son asesinados y sus cuerpos sin vida inhumados en fosas clandestinas. La lista de desaparecidos y secuestrados alcanza cifras insólitas.
Las autoridades no tienen tanta capacidad para investigar miles de crímenes y los asesinos andan libres con sus armas listas para accionarlas y cobrar más vidas. El tejido social, nuevo término acuñado para designar a la sociedad, se encuentra hecho pedazos: son miles de niños huérfanos y miles de viudas los que padecen los resultados de esa guerra infructuosa.
En el marco de ese sinnúmero de conflictos sociales se inició la Marcha Nacional por la Paz, la Justicia y la Dignidad, promovida por un padre que sintió uno de los peores dolores: la muerte de un hijo.
Por otra parte, es necesario hacer notar que la actitud de los legisladores es muy criticable, porque tienen en sus manos reformas o iniciativas de leyes que urgen ser aprobadas para enfrentar con más armas al narco; pero se tiene la impresión que a los senadores y diputados poco les interesa cumplir con sus responsabilidades.