Cuba, que linda es Cuba!
¬ Mauro Benites G. jueves 22, Jul 2021Municiones
Mauro Benites G.
La generación de mi juventud tuvimos la desgracia, ya de adultos, de ver la metamorfosis de la revolución cubana y de su iniciador Fidel Castro, vimos el cambio del líder a revolucionario y de revolucionario a dictador tirano y apropiarse no sólo de la vida de los cubanos, sino de toda Cuba convirtiéndola en su propiedad privada, triste desilusión para muchos jóvenes de ese tiempo que vimos una esperanza para bien de su pueblo y ejemplo a seguir para muchos pueblos de América.
Ahora, con mucha tristeza este comentarista al ver las escenas de asesinatos de los manifestantes cubanos que piden “patria y libertad” nace una profunda tristeza y rabia contra esta dictadura que definitivamente esto será el principio de su fin.
Cuba, toda Cuba, es bella: lo mismo en Pinar del Río, ante los tabacales mejores del mundo, que, en Cubagua, el centro de la isla prodigiosa; que, en Santiago, capital del alma cubana, la tierra es una fiesta para los ojos y un regalo para el olfato y un aviso para el alma: ¡Dios existe, caballeros! Las frutas, en el Caney, no se conforman con perfumar el aire en que se mecen y emborrachan de aromas el Caribe entero; las cañas -y ahí, en las cañas, ¡está el hondón de la tragedia! – hacen verde tierno todo el mirar y por las brechas de la manigua, estremecida todavía con el paso de los Maceo, susurra el agua clara y hace al pueblo guajiro, musical. ¡Y, sin embargo, aquí, sobre esta tierra única en el mundo, el crimen se ceba siempre y la sangre no acaba de remojar el suelo! ¿Es posible, y uno se estremece de pensar, que la riqueza de la tierra sea su desgracia, y que el hombre, para hermanarse, no pueda hacerlo sino en la tristeza mortecina de la miseria? ¡Quién sabe! Pero entonces, si ello es así: ¿Dios existe, caballeros?…
Porque hay que meterse en la historia. Y Cuba tiene una historia no sólo bella, sino grandiosa. Y sobre el fruto de su libertad hay una llama, la más alta del mundo: la llama de Martí. Este hombre, prodigioso hombrecito mezcla de héroe y de santo, Cristo de la Isla Verde, poeta en la vida y en la muerte, engendró la libertad de su patria entregando su sangre, su dolor, sus esclavitudes todas en las manos negras de los esclavos que, ¡todavía!, siguen esclavos. ¿Y los Maceo? Esta familia inmortal, humilde e inmortal como su pueblo, ¿qué misterio de fuerza carga en los ríos de las venas? Los héroes de Cuba son poetas o campesinos, santos o soldados-caballeros. ¿De dónde, entonces, viene la desgracia? ¿Será de que la tierra es tan bella los muchachos, niños todavía, se sienten viejos cuando no mueren como héroes? Nicolás Gillén, el poeta, clama: ¨Nueces de coco, tabaco y aguardiente. Este es un oscuro pueblo impotente¨. Y con todo y ser el poeta, Gillén no tiene razón ¿Este pueblo es impotente? Y entonces ¡De dónde saca tantos héroes hombres y mujeres! Es cierto que, si saben bien porque mueren POR LA LIBERTAD, y que sus asesinatos son considerados como actos heroicos. Por eso confirmo que este es el principio del fin de esa dictadura que mata y asesina diariamente a los cubanos durante los últimos sesenta años. Con estas acciones “La historia no absolverá” a Fidel Castro.