Hablando de traiciones y revanchismos
Ramón Zurita Sahagún martes 27, Abr 2021De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
En México, es tradicional que durante los procesos electorales se presenten una serie de traiciones, de cobro de cuentas y hasta simples vendettas, entre los participantes políticos.
No resulta novedad ver a los saltimbanquis de la política usar el trapecio y mecerse de lado a lado, para situarse donde caigan parados, sin riesgos de ninguna clase.
Los cambios de camiseta se acuerdan sin rubor alguno y los candidatos que aceptan traicionar a su partido en aras de un mejor futuro, salen a justificarse.
Sin embargo, lo que más se presenta son los enemigos ocultos, aquellos que nunca dan la cara, pero si aplican la puñalada trapera, sin explicaciones de ninguna clase.
En esta ocasión, como nunca, las traiciones se producen de la noche a la mañana ante pactos no respetados, acuerdos no firmados y simplemente por envidias de todo tipo.
Como nunca, los aspirantes a los cargos de elección popular que no fueron nominados por los partidos que esperaban los respaldaran se envuelven en la penumbra, se tapan la cara y simplemente actúan soterradamente, mientras que otros buscan nuevos horizontes.
En este zoológico político, los militantes de unos y otros partidos se encuentran a la búsqueda del mejor postor, aquel que mejor oferta haga para entregarse en esos brazos y operar a su favor, sin importar si el perjudicado resulta ser el partido en que militan.
La ideología dejó de ser parte de los partidos políticos, cuyos dirigentes abjuran de ella, para dar paso a la conquista del voto, sin importar si el costo es alto.
Hay estados donde la traición política se produce más aprisa que en otros, por lo que los altibajos en las encuestas son el resultado de esos cambios de chaqueta.
Baja California, Nuevo León, San Luis Potosí, Sinaloa, Sonora, son algunos de los estados con elección de gobernador, donde se presentan más comúnmente el fenómeno de la traición en varios de los partidos en contienda.
En el primero de esos estados, la migración va de Morena hacia Encuentro Social, donde el beneficiario resulta ser su candidato Jorge Hank Rhon, ya que se dice que la estructura morenista se encuentra vulnerada por la presencia de Fernando Castro Trenti, candidato priista perdedor al gobierno del estado en 2013.
A Castro Trenti se le responsabiliza de haber entregado el posible triunfo de Jorge Hank en 2007, por lo que muchos morenistas están volteando al respaldo al empresario de casinos, debido a que el llamado Diablo es quien no deja espacio para ningún tipo de movimiento en la campaña de Marina del Pilar Ávila.
Nuevo León da cuenta de que la caída de Clara Luz Flores se debe a que muchos ex priistas que la apoyaban regresaron al redil y respaldan la candidatura del aspirante tricolor Adrián de la Garza.
En San Luis Potosí, el escaso crecimiento de Mónica Liliana Rangel como candidata de Morena provocó que muchos simpatizantes de este partido y priistas que veían en la aspirante a una compañera de ideología, opten por sumarse a la campaña de Ricardo Gallardo, abanderado del Partido Verde.
Sinaloa da cuenta de que la suma de Héctor Melesio Cuén a favor del aspirante de Morena, Rubén Rocha, ha sido el pretexto adecuado para que sus malquerientes volteen hacia Mario Zamora, nominado por la alianza Va por México, conformada por los partidos Revolucionario Institucional, Acción Nacional y de la Revolución Democrática.
En Sonora, sucede algo similar, con simpatizantes que en un principio apoyaban la candidatura de Alfonso Durazo y ahora se vuelcan en favor de Ernesto Gándara, con la operación cicatriz coordinada por Manlio Fabio Beltrones y la gobernadora Claudia Artemiza Pavlovich.
Así como estos se presentan otros estados en los que resentidos que ven en el candidato favorito a un enemigo a vencer actúan soterradamente y hoy pueden convertirse en un importante factor que incline la balanza en favor de unos o de otros de los candidatos que no salieron como favoritos.
Lo importante es saber qué pasará con aquellos que no logren concretar su traición, pero que su candidato no alcance el triunfo, los dejarán volver a su partido original o simplemente los harán de lado.
Tendrá algo de decoro y dignidad el diputado federal Benjamín Saúl Huerta para solicitar licencia a su cargo y someterse al ministerio público y asumir sus errores y desaciertos o preferirá esperar que proceda el desafuero por parte de sus pares, para enfrentar la acción de la justicia.