¿Datos biométricos para uso de celulares, igual a Pegasus?
Jorge Luis Galicia Palacios lunes 19, Abr 2021Como veo, doy
Jorge Luis Galicia Palacios
- “Un mundo nos vigila”, el supuesto de usuarios de telefonía móvil
El pretexto no podía ser mejor, hay que combatir delitos de extorsión y secuestros. Es fue el argumento para que, en días pasados, la cámara de senadores aprobara reformar la Ley Federal de Telecomunicaciones y Radiodifusión e impulsar la creación de lo que pronto será el Padrón Nacional de Usuarios de Telefonía Móvil y con esa medida los usuarios de dichos aparatos estarán obligados a proporcionar información básica personal a través de datos biométricos, que incluyen huella dactilar, iris, facciones del rostro, tono de voz y firma.
El argumento para su aprobación parece convincente. “Hay que frenar los delitos como la extorsión y secuestros que, con frecuencia, se cometen con la utilización de teléfonos celulares”, sin embargo la iniciativa se encuadra perfectamente con la intención gubernamental de resguardar los datos biométricos que posee el Instituto Nacional Electoral.
No hay que olvidar que hace aproximadamente un año, a través de la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, se solicitó que dicha información, que no es otra cosa que el padrón electoral, el gobierno tuviera una copia con el aparente objetivo de contar con información para actualizar el Registro Nacional de Población y posteriormente crear una cédula única de identidad para todos los mexicanos.
La petición gubernamental no prosperó por la sencilla razón de que, así lo argumentaron los consejeros electorales, dicha información fue otorgada por la ciudadanía al INE con un fin específico y nada más, y no para que esa información sea transferida a otra instancia pública o privada.
Es de llamar la atención entonces que ahora, con el aval del Legislativo, se pretenda crear “una base de datos con información de las personas físicas o morales, titulares de cada línea telefónica móvil, que cuenten con número del Plan Técnico Fundamental de Numeración, cuyo único fin es el de colaborar con las autoridades competentes en materia de seguridad y justicia en asuntos relacionados con la comisión de ilícitos”.
¿De veras es para eso? De acuerdo con un comunicado sobre la reforma, el Senado aprobó que la integración de una base de datos consistente en: número de línea telefónica móvil, fecha y hora de la activación, nombre completo del usuario, nacionalidad, número de identificación oficial con fotografía y Clave Única de Población del titular de la línea, así como datos biométricos del usuario.
Los concesionarios de telecomunicaciones, señala la minuta aprobada, deberán recabar y validar la información sobre la identidad, datos biométricos y domicilio del usuario, así como proporcionar la información con la cual se integrará el registro. Además, realizarán las altas, bajas y demás movimientos asociados a las líneas telefónicas.
El pretexto, perdón, el argumento parece ser bueno: “La inseguridad, sobre todo en este tipo de delitos, ha mantenido una incidencia en algunas entidades federativas, estos delitos son del fuero común, ayuda mucho a las entidades y, sobre todo, a las fiscalías estatales”.
Pues será el sereno, pero por lo pronto la polémica en torno a este asunto sigue creciendo como una bola de nieve y lo menos que se dice es que dicha medida servirá como un mecanismo de espionaje y no precisamente contra el crimen organizado. Eso se dice, que conste.
LAS CARTAS HABLAN.- Sólo para darnos una idea de la fuerte polémica que hay por la reforma legislativa materia de telecomunicaciones y que de alguna manera generó inquietud e incertidumbre entre los millones de usuarios de la telefonía móvil, aquí algunos argumentos en pro y en contra durante el debate en el senado:
Ricardo Velázquez Meza (Morena) expresó que esta medida no vulnera los datos personales de los usuarios, sino que trata de enmendar un problema que los gobiernos anteriores no quisieron abordar, “por no tocar sus intereses con las empresas de telecomunicaciones”.
Xóchitl Gálvez Ruiz (PAN) advirtió que la reforma “propicia un sistema de vigilancia y hostigamiento indigno de un país democrático”, que transgrede la libertad de comunicación, atenta contra los derechos humanos y la privacidad de los datos personales.
Joel Padilla Peña (PT) dijo que existe gran preocupación porque esta reforma invade la privacidad, pues no incluye mecanismos para proteger los datos personales.
Emilio Álvarez Icaza (Sin partido) dijo que en estos momentos nuestro país requiere recursos para disminuir la brecha digital en medio de la pandemia, pero no para controlar a los ciudadanos.
VA MI RESTO.- ¿Se acuerdan del software conocido como Pegasus?, sistema que, se dijo, se infiltró en los teléfonos inteligentes y otros aparatos para monitorear cualquier detalle de la vida diaria de una persona por medio de su celular: llamadas, mensajes de texto, correos electrónicos, contactos y calendarios. Incluso podía utilizarse el micrófono y la cámara de los teléfonos para realizar vigilancia; el teléfono de la persona vigilada se convertía en un micrófono oculto.
Aunque nunca se aclaró fehacientemente el funcionamiento de Pegasus durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, desde todos lados surgieron duras críticas contra la sola posibilidad de su existencia u operación en el ambiente cibernético, ya que a todas luces se trataba de una ilícita actividad de espionaje. Pues ahora los senadores dirán que lo que aprobaron es muy diferente, pero ah cómo se parecen y muy pronto todos estaremos en el supuesto de que “un mundo nos vigila”, y hasta ahí porque como veo doy.