Hacia la dictadura perfecta
¬ Luis Ángel García lunes 19, Abr 2021Por la Derecha..!
Luis Ángel García
Mario Vargas Llosa calificó a México, por su régimen presidencialista durante el priato, como la dictadura perfecta; sin embargo, hay que reconocer que, durante más de setenta años, el partido en el poder respetó el marco constitucional y cuando lo quebrantó supo encontrar el resquicio legal para hacerlo. Desde Plutarco Elías Calles hasta Enrique Peña Nieto vivimos una democracia institucionalizada, la cual hoy está en peligro y corre el riesgo de convertirse en una verdadera dictadura.
Calles acabó con el caudillismo revolucionario y dio paso a un país de instituciones, se fortaleció la figura presidencial y se mantuvo el equilibrio de poderes, los cuales sirvieron de contrapeso mutuo y se preservó el régimen constitucional.
La Constitución no sólo enlista los derechos de los ciudadanos, establece las obligaciones del gobierno, marca los límites del poder público y evita los excesos de los gobernantes en contra de la población.
El primer gran logro de nuestra Ley Suprema fue evitar la reelección del primer mandatario y del ministro presidente de la Suprema Corte de Justicia, a quien se le quitó la tentación de querer dar un cuartelazo o golpe de Estado para ser mandatario, como ocurrió a lo largo del siglo XIX. También prohibía la reelección inmediata de legisladores y ediles.
La Carta Magna de 1917, de las más avanzadas de su época, acotó con gran acierto los abusos del poder. Sin embargo, ha sufrido muchas reformas y modificaciones, pero no han trastocado su espíritu liberal y social.
Carlos Salinas de Gortari pretendió reelegirse para supervisar personalmente la transformación que hizo del país y no pudo cumplir su sueño. Treinta años después, el proyecto de la 4T quiere perpetuarse en el poder para imponer un proyecto político populista que resulta de lo más antidemocrático. Para ello busca desaparecer a los órganos autónomos que auditan las acciones del Ejecutivo, pretende anular los contrapesos constitucionales y manda mensajes para pulsar la posibilidad de regresar a la reelección presidencial.
Con el control que tiene en las Cámaras ha podido someter a los legisladores, quienes han aprobado no sólo los presupuestos, sino las más descabelladas iniciativas, lo que demuestra la abyecta sumisión de los congresistas.
La ambición de poder los ha llevado a emprender una batalla para destruir al último órgano autónomo y bastión de la democracia: el INE, cuyas resoluciones han impedido el avance de un gobierno autoritario. Los esbirros del Ejecutivo ya preparan la remoción de los consejeros y la modificación a sus estatutos para, mediante una maquillada reforma electoral, contar con un organismo a modo que permita controlar los comicios, como era en el priato. Hay que recordar que la génesis de Morena es el tricolor y lleva en sus genes la estrategia del fraude y la imposición de candidatos.
No conforme con anular al árbitro electoral y aniquilar a la oposición en el legislativo, ahora controla al Poder Judicial. Ya impuso a sus ministros, además de someter al TEPJF y va por un intento reeleccionista que cumplirá con dos objetivos: tener un ministro presidente en la Corte manipulable, a quien quiere comprar con la ampliación inconstitucional de su periodo y semblantear a juristas, opinadores, analistas políticos y ciudadanos conscientes sobre la reelección.
Como le ha costado trabajo imponer al impresentable Félix Salgado Macedonio, dirige sus baterías a la destrucción del INE. Esperemos que el ministro Zaldívar haga caso a los pronunciamientos de magistrados y jueces y rechace la intentona reeleccionista. No cejará en la idea de mantenerse en el poder el primer mandatario, pero tendrá que buscar otro mecanismo para legitimar su propósito de consolidar su 4T, como quiso hacerlo Salinas.