Un Presidente peleonero
Alberto Vieyra G. lunes 12, Abr 2021De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Andrés Manuel López Obrador pasará a la historia como el Presidente más irreverente y peleonero con todo mundo, pero especialmente con los “conservadores fifís” y la “inmunda prensa chayotera”, a la que ha colmado de improperios y ha propiciado un clima sumamente hostil para ejercer con libertad el periodismo en México, donde ya suman 17 los periodistas asesinados durante el mal llamado régimen de la Cuarta Transformación.
El miércoles, dedicó casi una hora que nos cuesta a usted y a mí unos 130 millones de pesos hablando pestes de la prensa y los periodistas “mal portados” que no aplauden sus aberraciones políticas y, por el contrario, se han dedicado a exhibir las lacras que hay en un gobierno que presume todos los días de que “no somos iguales” … y que “ya calienta que nos comparen con los gobiernos del pasado”.
López Obrador es, en la historia del presidencialismo, el mandatario más intolerante a la crítica. Le fascinan los periódicos guayaberos y de izquierda que aplauden su gestión como La Jornada, a la cual ha pagado más de 450 millones de pesos para que hable bien de él, así como a Televisa y TV Azteca que reciben anualmente unos 7 mil millones de pesos. Sí, del tamaño del sapo es la pedrada.
Cada que se le pega la gana a AMLO, no deja títere con cabeza y agarra parejo, desde Joaquín López-Dóriga, Carlos Loret de Mola, Ciro Gómez Leyva, Víctor Trujillo “Brozo”, Carlos Marín, Héctor de Mauleón, Ángel Verdugo, una víctima del lópezobradorismo en Imagen Radio; Pascal Beltrán del Río, Jorge Ramos, Óscar Mario Beteta, la organización periodística internacional Artículo 19, The Financial Times, The Washington Post, el periódico Reforma, El Universal, Milenio y sin faltar Pedro Ferriz de Con, quien se ha tenido que exiliar en Estados Unidos ante el cúmulo de amenazas de los pejechairos francotiradores a sueldo de López Obrador.
Tenía razón aquella premonitoria publicidad en las elecciones presidenciales de 2006 que afirmaba “¡Cuidado… puedes perder tu casa, tu empleo… puedes perderlo todo, el peje es un peligro para México!”. Y se cumplió, AMLO lleva a México al desastre de desastres y para el gremio periodístico nacional se convertiría en un mandatario decepcionante. Por eso el ejercicio libre y seguro del periodismo en México es todavía una esperanza que López Obrador no ha convertido en realidad.
Por lo mismo, su exhortación significa un rechazo a lo que ha costado más de un siglo forjar: una prensa que busca la imparcialidad, la independencia y ser el contrapeso a cualquier gobierno sin importar el signo ideológico.
AMLO se enardece cuando alguien le llama mentiroso. El politólogo Luis Estrada le contabiliza ya más de 44 mil mentiras. Le purga que Loret de Mola y demás, hablen de la corrupción que envuelve a su hermano Pío recibiendo dineros del gobierno chiapaneco, de su prima Felipa López Obrador, obteniendo contratos discrecionales de Pemex por más de 150 millones de pesos o la corrupción de sus hijos vacacionando en paradisíacos lugares y estrenando negocios, como ocurrió con los hijos de la Martucha. AMLO sabe que todo eso es veneno puro contra su gobierno y que la gente se lo cobrará en las próximas elecciones federales.
Al pésimo ejemplo de López Obrador, le han seguido varios de sus ineptos funcionarios, entre ellos el zar anti-coronavirus, Hugo López-Gatell, quien sin ningún pudor ni decencia acusa a la prensa nacional de hablar de los muertos para, según él, vender más periódicos y aumentar el rating en radio, televisión y redes sociales.
Estos son solamente algunos de los calificativos que AMLO ha dado a medios y a periodistas de México: “chayoteros”, “conservadores”, “hampa del periodismo”, “prensa fifí”, “mal portados” y “prensa inmunda”.
Y bueno, pues dicen allá en mi tierra que “el que se ríe, es porque se lleva y el que se lleva, se aguanta”.