De la picaresca política
Ramón Zurita Sahagún viernes 9, Abr 2021De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
En los días recientes, el presidente López Obrador hace referencia constante a algunas frases acuñadas a lo largo de la vida política del país y que son un claro ejemplo de la corrupción que, sin reconocerlo, sigue privando en México.
Dentro de la política mexicana existen personajes pícaros que ocupan una y otra posición política debido a su cinismo, insolencia, desvergüenza, descaro, inmoralidad y desfachatez.
Son personajes que transitan por la vida, sin pena de ninguna clase, sorteando todo tipo de obstáculos, carentes de cultura, pero con la suerte de encontrarse en los lugares exactos a la hora de la repartición.
Claro que estos personajes son distintos a los que quedaron clasificados en la historia política del país por algunas frases consideradas como parte de la nomenclatura de los políticos mexicanos de antaño.
Una de las más añejas es la de “no hay general que resista un cañonazo de 50 mil pesos” (de aquellos de oro)” dicha por Álvaro Obregón, un celebérrimo Presidente de México a inicios de la década de los 20 en el Siglo XX. Otra más es la muy festejada y recordada gracejada de otro general Gonzalo N. Santos interrogado sobre qué es la moral, dando como respuesta, “un árbol que da moras”. No puede quedarse atrás la del Tlacuache, César Garizurieta, cuya fama se extendió cuando precisó que “vivir fuera del presupuesto es vivir en el error”. En los últimos años, Hilario Ramírez, conocido como Layín, un oscuro alcalde de San Blas, Nayarit, llegó al extremo del descaro y reconoció que había robado durante su primera gestión, aunque robó poquito.
Layín disputaba la alcaldía de San Blas por segunda ocasión cuando emitió su declaración y, aunque no lo crean, ganó porque la población lo consideró sincero.
Claro que estas frases son de uso cotidiano desde los años en que fueron acuñadas y aunque han existido intentos de la renovación moral o de erradicar la corrupción, siguen manteniéndose en el uso cotidiano.
Y aunque estas son algunas frases más festejadas en la picaresca política nacional, hay personajes atrabancados, borrachos, mujeriegos y hasta jugadores que son exhibidos en varias ocasiones, sin que les afecte en su ruta en la actividad política.
Algunos de ellos si la han sufrido como es el caso de Gustavo Ponce, exhibido en Las Vegas, realizando fuertes apuestas, pero los dirigentes del sindicato petrolero como Salvador Barragán que también fueron mostrados nunca fueron tocados ni con el pétalo de una rosa.
Carlos Romero Deschamps, César Camacho, Marcelo Ebrard y otros políticos de distintos partidos han sido señalados por los costosos relojes que portan, por lo que algunos de ellos proceden a ocultarlos y otros más con descaro lo cambian por otro igual de suntuoso.
Hay algo que resulta ser un fenómeno dentro de la política mexicana como los electores se dejan engatusar o llegan a simpatizar con personajes que entran a la política con calzador, sin conocimiento de ninguna clase, algunos de ellos son experimentados profesionistas que gozan de cercanía con el pueblo y que saltan de un día a otro al quehacer político, pero hay otros que basan en su popularidad la ruta a transitar y que los electores conscientes de que carece de los atributos necesarios para ser representantes populares o gobernantes, los respaldan abiertamente.
Y es que contrasta que personajes con alta preparación académica y profesional, cultos y educados en el extranjero lleguen a los cargos públicos a sustraer los recursos o beneficiarse con los contratos de la dependencia en que son colocados.
En los comicios a celebrarse el 6 de junio hay una serie de personajes pintorescos, surgidos de la lucha libre, las canchas de fútbol, de la actuación, de las redes sociales y de otros sitios que buscan un espacio en la política auspiciados, principalmente, por los tres nuevos partidos políticos que a falta de cuadros, recurren a ellos para lograr el mínimo requerido para garantizar el registro como partido político, cuando menos, por tres años más.
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