Ante los ojos del mundo
Armando Ríos Ruiz viernes 9, Abr 2021Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
En un mundo globalizado como el que hoy habitamos, resulta natural que las acciones de los mandatarios, buenas o malas, trasciendan a otras latitudes. Lamentable, que las segundas sean las que más se comentan y que México ocupe hoy un lugar preponderante entre los que su Presidente ocupa espacios en informes trascendentales de organizaciones y prensa internacionales, como el orquestador de acciones altamente perniciosas.
Poco después de que López Obrador rindió protesta como primer mandatario, medios extranjeros importantes, como The New York Times, The Washington Post, The Financial Times, El País y otros, comenzaron a escudriñar y a encontrar información que merecía sus espacios.
Era consecuente criticar lo que aquí encontraban. Cuando apareció el virus que obligó a la población de todo el planeta a confinarse, criticaron el pésimo trato que se daba en México al virus y las recomendaciones de usar amuletos y cosas por el estilo. El Presidente todavía los acusó de no tener ética en la cobertura, sobre el manejo que ha tenido su gobierno ante el impacto de la Covid-19.
Debe sentir rabia por no tener poder para pedir las cabezas de periodistas que publican verdades de un mandatario intolerante, como ha ocurrido con varios mexicanos que hoy investigan con éxito y desde afuera, lo que ocurre en la llamada Cuarta Transformación. Que han encontrado y dado a conocer actos de corrupción que compiten con el pasado inmediato y que en muchos rubros lo rebasan, como las compras sin licitación, por mencionar sólo uno.
Acaba de publicarse el informe anual que realiza Amnistía Internacional, en el que destacan muchos problemas en los que México está inmerso, a partir del nuevo gobierno. Es decir, de hace poco más de dos años a la fecha. Que presenta una serie de violaciones a los derechos humanos, como detenciones arbitrarias, ejecuciones extrajudiciales, homicidios ilegítimos, creciente ola de violencia contra mujeres y niñas, abusos, torturas, malos tratos, maltrato a migrantes, ataques despiadados a la libertad de expresión y un abanico extenso más.
Menciona como hecho bastante grave, el incitamiento que se hace desde los pronunciamientos y la postura presidencial en sus constantes descalificaciones de acontecimientos tan preocupantes como el incremento de feminicidios o la falta de protección y estigmatización de periodistas y personas defensoras de derechos humanos.
Anticipa que las observaciones de Amnistía Internacional no generarán una respuesta favorable, sino todo lo contrario. “No le va a gustar, sino que puede hacernos una crítica como las que él sabe hacer, diciendo que somos una organización conservadora, pagada por fundaciones y no sé quién más”.
El informe consta de 400 páginas y abarca infinidad de temas de violación a derechos humanos. De la ola de delincuencia que prevalece en nuestro país y que crece, como consecuencia de una política permisiva. La estrategia, si puede llamarse así, propuesta desde el arribo del actual gobierno, de abrazos, no balazos para los delincuentes, comenzó a rendir dividendos inmediatamente.
Se trata de un absurdo de tal magnitud, que seguramente ni el mismo emisor, o el Presidente lo cree. Las ejecuciones masivas están a la orden del día en todo el país, convertido en un gigantesco cementerio, porque las fosas clandestinas que albergan a decenas y decenas de ejecutados, crecen como si se tratara de la siembra de algún fruto para su venta. ¿Qué encierra esa expresión? Es posible que hasta un chairo conozca la respuesta.
Tania Reneaum, directora ejecutiva de Amnistía Internacional México, sostuvo: “Sabemos que el Presidente es intolerante a las críticas. No sólo a las que vienen de la sociedad civil, también a los contrapesos de los organismos públicos autónomos”. Saben entonces, que no es remoto que el Ejecutivo utilice una “mañanera” para descalificar a Amnistía Internacional, por atreverse a decir la verdad sobre lo que ocurre en un país hoy en desgracia.