La disputa por presidir un partido
Ramón Zurita Sahagún miércoles 14, Oct 2020De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Asombra a algunos el conflicto existente en Morena, donde la disputa por la presidencia del partido, desató injurias, descalificaciones y hasta insultos entre los contendientes.
Porfirio Muñoz Ledo ha usado toda clase de epítetos para lanzarse contra su adversario interno, Mario Delgado, quien no se ha cruzado de brazos, ante los ataques recibidos.
Es cierto que las frases han subido de tono entre estos dos personajes militantes de Morena y que han sido los que han encabezado las preferencias en las encuestas y tal vez haya sido la disputa más ruda por la dirigencia de un partido.
Sin embargo, en México estamos acostumbrados a que la lucha entre contendientes de un mismo partido, sea áspera y conlleve la salida de rencores acumulados a lo largo de una militancia.
Las disputas internas no son exclusivas de la izquierda, ya que se han presentado lo mismo en Acción Nacional, que en Revolucionario Institucional y en el PRD fueron una constante. No sucede lo mismo en los partidos que son propiedad de un solo individuo como son Movimiento Ciudadano, Partido del Trabajo y Verde Ecologista de México, en los que las dirigencias nacionales son solamente simuladas.
Fueron épicas y llenas de insultos y descalificaciones las disputas por la presidencia del PRI entre Roberto Madrazo y Beatriz Paredes, de la que surgió vencedor el primero de ellos. Se recuerdan las expresiones de una política, hasta entonces, mesurada (María de los Ángeles Moreno) que calificó la elección como una cochinada. La misma Beatriz recibió descalificaciones de su competidor Enrique Jackson, cuando le ganó la presidencia nacional del PRI.
Los panistas no son menos y una de las feroces disputas fue la de 2005, cuando Manuel Espino fue electo dirigente nacional, dejando atrás a los otros candidatos, entre los que se ubicaban Carlos Medina Plascencia, Juan José Rodríguez Prats, y Alejandro Zapata Perogordo. Hubo quejas por todos lados y Medina fue el más duro, luego de que tuvo que declinar en la segunda ronda.
La batalla de 2010 entre Gustavo Madero y Roberto Gil, fue una de las más disputadas, aunque en la segunda ronda, Gil decidió dejar la contienda, ante los señalamientos de que estaba auspiciado por el presidente Felipe Calderón.
Claro que los panistas son más mesurados, aunque personajes como Manuel Espino y Carlos Medina vociferaban sin recato alguno.
Algunos de sus dirigentes nacionales han sido cuestionados por su militancia por la forma en que llegaron como son los casos de Ricardo Anaya, Marko Cortés y César Nava, entre otros.
Donde se llevan las palmas es en el Partido de la Revolución Democrática, cuya elección de dirigente nacional ha sido de lo más cuestionada.
La de Alejandro Encinas contra Jesús Ortega fue la más ruda de todas, donde el resultado se conoció meses después, ya que se tuvo que buscar un personaje neutral, para que revisara los expedientes y las denuncias de la elección y resolver quién de los dos había triunfado.
Ese fue el inicio del rompimiento del PRD y el éxodo de mucha militancia y dirigentes hacia Morena.
Antes la elección de Amalia García y Rosario Robles también fue cuestionada, ya que si algo hacen bien los perredistas, son los enredos.
Por eso, no debe causar sorpresa el que Porfirio y Mario entren en una guerra de descalificaciones y acusaciones de todo tipo y hasta desdeñen los llamados del Presidente López Obrador para que lleguen a un acuerdo y no se altere la vida democrática del partido.
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En tiempos de la pandemia pocas cosas sorprenden en cuanto a los nombres de quienes fallecen, por lo que algunos no reciben la atención necesaria sobre la pérdida.
Una de ellas es la muerte de Guillermo Soberón Acevedo, quien fungiera como rector de la UNAM, manteniendo el prestigio de esa institución y como secretario de Salud en el gobierno de Miguel de la Madrid, cuando los titulares de Salud no grillaban y si respondían a la confianza depositada en ellos.
Descanse en paz.