El farsante de Palacio
Alberto Vieyra G. jueves 17, Sep 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
La exigencia de AMLO y sus pejechairos para enjuiciar a 5 ex presidentes de la república parece estar condenada a sufrir un estruendoso revés político a cargo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, no sólo por ridícula y de clarísima venganza política, sino porque a todas luces resulta inconstitucional, pues el artículo 35 de la ley de leyes de México es muy claro y reza que las consultas populares solamente serán válidas si tienen el carácter de TRASCENDENCIA NACIONAL. AMLO “gobierna” con el puritito morbo de una farsa teatral y política, a cargo del farsante de Palacio.
Al Senado mandó el 15 una solicitud para que la Corte valide si es constitucional o no la exigencia de AMLO que a toda costa busca cumplir con una promesa de campaña electoral, pues sólo de ese modo se entiende que, si el máximo tribunal de justicia lo aprueba, él votaría en contra del juicio a los ex presidentes de México. ¡Vaya monumental incongruencia del farsante de Palacio!
Esta es la kilométrica pregunta que AMLO plantea al Senado, para que las ¾ partes de la cámara alta pidan a la Corte la luz verde o roja:
“¿Está de acuerdo o no con que las autoridades competentes, con apego a las leyes y procedimientos aplicables, investiguen y en su caso sancionen la presunta comisión de delitos por parte de los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quesada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto, antes, durante y después de sus respectivas gestiones?”.
La Corte tendrá que decidir si los motivos para enjuiciar a los ex presidentes son de trascendencia nacional.
Como Presidente de la República, se supone que AMLO cuenta con toda la información de las tropelías y los saqueos a la nación perpetrados por los ex mandatarios y de ser así, lo que tiene que hacer es presentar las pruebas y formular una denuncia penal en contra de ellos, ante la Fiscalía General de la República, pero en este caso nos encontraremos con que la mayor parte de los supuestos delitos ya prescribieron y no hay delito que perseguir, con excepción de las matanzas de Chenalhó, Chiapas, hace 25 años, Aguas Blancas, en Guerrero, en 1995 y los 43 estudiantes de Ayotzinapa, que podrían ser tipificados como delitos de lesa humanidad, el resto de los mandatarios quedarían libres de cualquier pecado, aunque los opositores al PRI siempre alimentaron la idea ante el pueblo de México de que Carlos Salinas, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto robaron a manos llenas los dineros públicos. No hay pruebas porque si lo hicieron fue mediante complicadas ingenierías defraudadoras, imposibles de documentar, pues habrían sido hechas al más puro estilo de las grandes mafias italianas, rusas, chinas y japonesas.
Así que lo que estamos viendo no es otra cosa que una farsa teatral o un circo protagonizado por “El farsante de Palacio” para complacer y endulzar los oídos de un pueblo que quiere ver sangre, como en el circo romano. Claro que, con el asunto de los ex presidentes y de su avión presidencial, AMLO está llevando agua a su molino político-electoral para 2021 y de paso con esas cortinas de humo, esconde los 71 mil muertos por la pandemia del coronavirus o los más de 60 mil que han dejado las mafias criminales a razón de un absurdo combate mediante “abrazos y no balazos” y todo lo que tiene que ver con la catástrofe económica que ha dejado más de 10 millones de desempleados.
Con ello, el farsante de Palacio esconde también el cúmulo de catástrofes, la polarización y problemas agudos que amenazan con estallidos sociales como es el caso de la disputa por el agua a cargo de ejidatarios chihuahuenses que están en posesión de la presa La Boquilla para evitar que AMLO entregue el agua a los halcones de Washington y deje sin vital líquido a campesinos chihuahuense que siguen al pie de la letra aquella máxima de Pancho Villa de “échenles mentadas que también duelen” o las nuevas rimas acuñadas por los hombres de campo que le recuerdan a AMLO y a su Guardia Nacional que “Con los campesinos muy cabrones, pero con los narcos muy maricones”. Ni modo así me la mandaron los campesinos chihuahuenses.