“Nomás” eso nos faltaba
Armando Ríos Ruiz viernes 21, Ago 2020Perfil de México
Armando Ríos Ruiz
Diariamente se habla de la pandemia hasta el tuétano, en los medios: prensa escrita, radio, televisión, e inclusive de boca en boca. Muchos creemos en sus efectos nocivos, mortales y tratamos, los más, de observar las normas que recomiendan los científicos, para protegernos de la mejor manera.
Los menos dicen que es mentira, que no hay ningún germen maligno, sino que es una argucia de políticos poderosos que buscan adelantarse en materia de negocios súper millonarios y por lo tanto, quienes así piensan quedan expuestos a sus efectos por su voluntad.
También se ha dicho que una enorme nación lo creó para destruir al enemigo y emerger como un estado hegemónico y extender su dominio a otras latitudes, posiblemente a todo el planeta, sueño de muchos mandatarios. Por ello, el siglo anterior, los seres humanos conocimos de dos guerras mundiales.
Sea como fuere, la maldita alimaña nos volvió reflexivos, obedientes, observadores, aprendices, comprensivos y hasta críticos de quienes pretenden llevarnos por el camino que consideramos equivocado, sea quien sea. Estamos en proceso de aprendizaje sobre valorar mejor nuestra vida y la de nuestros semejantes y sobre rechazar los consejos insensatos, faltos de inteligencia, arrogantes e ignorantes.
El encierro obligado se ha convertido en esa escuela, que también nos ha enseñado lo que vale un simple cubre boca. Al alcohol, que siempre creí tenía un uso perfecto cuando se chocan vasos de vidrio, le he cobrado un aprecio superlativo y diferente. Al ejercicio de guardar la distancia lo considero triste, pero necesario para evitar posibles contagios. Mientras no estemos seguros, sigamos las instrucciones que tienen lógica.
Hasta hoy, sometidos al sufrimiento del fastidio por estar inmersos a un ostracismo irremediable y obligatorio, nos hemos concientizado de esta necesidad, en aras de burlar la contaminación. En muchos casos hemos hasta aprendido a convivir con nuestro cónyuge –en otros, se han recrudecido las riñas matrimoniales.
Pues sucede que el científico de Salud, acaba de asegurar que ahora sí, por fin, hay una tendencia marcada a la baja en casos de afecciones y muertes. No obstante y como de costumbre, las cifras lo desmienten. Cierto que estamos acostumbrados a sus mentiras, pero ya ofenden por repetidas.
Lo que ahora resulta terriblemente grave, es el anuncio hecho por un medio de circulación nacional. En Malasia se detectó una cepa de un nuevo coronavirus, dizque10 veces más infecciosa que la hoy conocida. No es para asustar. Es para advertir. De ser cierto, ojalá y nuestras autoridades reaccionaran de manera positiva y preocupada. Ya tenemos una experiencia.
El director general de Salud, Noor Hisham Abdullah, opinó que esta nueva cepa puede que esté gritando que los estudios hechos hasta hoy sobre las vacunas, tendrían que ser incompletos o no servir, de plano, ante la mutación. Ahora sí que, como suelen decir: “éramos muchos y parió la abuela”.
De acuerdo con la noticia, la cepa, llamada D614G, se ha encontrado en diferentes grupos de personas. Uno que llegó procedente de La India y otro de Filipinas. La Organización Mundial de la Salud da esperanzas, al manifestar que no hay pruebas suficientes para asegurar que es más dañina que la que hoy mantiene en jaque a todo el mundo.
De todas maneras, se recomienda cautela, continuar con las precauciones conocidas, cooperación entre las personas para romper las cadenas de infección y otras medidas que ya están en la mente de todo el mundo.
De no ponerse las pilas, lo único que no podemos hacer es caso a nuestras autoridades, si es que continúan con la cadena, pero de mentiras y desaciertos. Hay muchos que sospechan en una consigna para engendrarnos confianza y vayamos de una vez por todas, al lugar en donde ya no se sufre. Dicen.