El avance del virus
¬ Augusto Corro viernes 24, Jul 2020Punto por punto
Augusto Corro
De acuerdo con las autoridades sanitarias el coronavirus (Covid-19) ha registrado más de 41 mil decesos y más de 362 mil contagios. Cifras más que preocupantes en un país donde las enfermedades crónicas como diabetes, obesidad y presión alta son campo fértil para el desarrollo del Covid-19. Estamos, pues, sobre la amenaza de la pandemia y mientras no se tenga la vacuna o el tratamiento para detenerla, enfrentarla es cada vez más complejo.
La lucha contra el virus también se presenta difícil porque algunos no se empeñan en los cuidados para evitar la propagación de la enfermedad. Se comprobó en otros países que el uso del cubrebocas, lavarse las manos continuamente y guardar la sana distancia son acciones que evitan el contagio. En algunas ciudades ya es obligatorio usar el cubrebocas y los resultados fueron positivos.
El uso del cubrebocas, el continuo aseo de manos y el mantenerse a distancia prudente son tres recomendaciones que funcionan como las principales armas para enfrentar la pandemia. Claro, también el aislamiento es necesario, pero para evitar los contagios durante la convivencia social es muy importante la práctica de las medidas sanitarias señaladas.
En México el coronavirus hace estragos y las autoridades no encuentran el camino para detener la pandemia. Las informaciones de las autoridades sanitarias no orientan, desorientan. Sus conferencias preocupan porque dan la impresión que tratan la pandemia como un juego de niños, pues de que nos sirve saber el número de decesos si el problema amenaza con cobrarse más víctimas.
¿Si ya se comprobó que el cubrebocas sí funcionó en otros países que lograron contener la invasión viral, porque esa acción no se hace obligatoria en México? ¿Si ya se sabe que lavarse las manos ayuda a evitar el contagio, porque no invadir de promociones para hacerlo? ¿Y por qué las autoridades no son más estrictas para que se guarde la sana distancia?
¿Pero si el propio presidente Andrés Manuel López Obrador se niega a usar el cubrebocas y miles lo imitan, qué nos espera? A veces se le olvida a las autoridades, de todos los niveles, que su conducta debe ser ejemplar y que es más importante la salud de sus gobernados que las actitudes caprichosas de los hombres en el poder. Ojalá y no sea demasiado tarde cuando todos, autoridades y ciudadanos, decidan cumplir al pie de la letra las medidas sanitarias.
En tanto, le recuerdo que no debemos bajar la guardia; pues según los científicos, la vacuna contra el Covid-19 podría aplicarse con efectos positivos reales hasta los primeros meses del año próximo.
Una frivolidad
La venta del avión presidencial ya dejó de ser un distractor. Que si se rifa, que si vende, que si es un símbolo de la corrupción, etc., ya no interesa tanto a una población sumida en el temor a ser víctima del coronavirus. Tocamos el tema, porque la nave ya se encuentra en México, todavía en espera de que alguien se anime a comprarla, como si se tratara de un coche o una bicicleta.
Se trata de una inversión de miles de millones de pesos, cuyo mantenimiento es muy caro y el gobierno no puede sostenerlo, en momentos en que nuestra economía está peor que nunca. Sin embargo, el presidente López Obrador habla de la nave como si se tratara de los principales asuntos que preocupan a México. No es así. En el presente, puede olvidarse del destino del avión, que a pocos les interesa.
¿Por qué no utilizar ese tiempo mal gastado en el tema del avión, en asuntos relacionados con la lucha contra la delincuencia que golpea como si se tratara de otra epidemia; o con los casos de desaparecidos, que suman miles: así como los feminicidios? La economía va en picada, la delincuencia organizada se encuentra en jauja, hasta hace desfiles de sicarios armados hasta los dientes, ante la complacencia de las autoridades; las personas desaparecidas y las fosas clandestinas son noticias cotidianas; y los asesinos de mujeres disfrutan de una escandalosa impunidad, casi en calidad de intocables. Frente a esos gravísimos problemas está el hecho frívolo de la rifa o venta del avión presidencial. ¿Usted qué opina amable lector?