Un reprobado en historia
Alberto Vieyra G. lunes 24, Feb 2020De pe a pa
Alberto Vieyra G.
Primero, AMLO salió con que el nombre de la esposa de Benito Juárez fue doña Carmen Romero Rubio, que en realidad fue la cónyuge del archícondecorado general Porfirio de la Cruz Días Mori, el benemérito estaba casado con doña Margarita Maza. Lamentablemente los historiadores tuvieron miedo confrontarse con el Presidente y en el caso de mis colegas periodistas, muy pocos le entraron al asunto porque no saben de historia, y sabido es que la historia es la memoria de los pueblos y que un pueblo sin memoria, es un pueblo sin historia.
Sin duda que AMLO, si en este momento fuese a la “nocturna”, ya habría sido reprobado porque en su enfermizo afán de dividir a los mexicanos, tomando como ejemplo la infame estrategia propagandística de Adolfo Hitler de hacer de los judíos al enemigo común de los alemanes y de toda Europa, López Obrador arremete a tiro por viaje contra los “hipócritas conservadores ‘fifís’ de México”, haciéndolos ver como el enemigo común de todos los mexicanos a los que culpa de todos los males de la nación azteca, incluyendo los feminicidios, esa barbarie que hoy se esta convirtiendo para su gobierno en un monstruoso torbellino que haría peligrar su estancia en Palacio Nacional. Para AMLO, el brazo armado detrás de los 10 o 11 feminicidios que ocurren diariamente en el país, estaría la mano pachona y metichona de Felipe Calderón. ¡Qué acusación tan a la ligera y que perversidad para confundir a los mexicanos!
En otra histórica metida de pata, AMLO habló, la semana pasada de que a Madero lo derrocaron y asesinaron los conservadores “fifís” y que a su hermano Gustavo A. Madero lo torturaron también, a grado tal de sacarle un ojo. AMLO identifica a los “científicos de la derecha” como los perros del mal, pero sospechosa y perversamente le saca al bulto cuando omite que el complot para derrocar y asesinar a don Panchito I. Madero se llevó a cabo íntegramente en la embajada norteamericana en México y el siniestro embajador Henry Lane Wilson fue quien llevó la batuta, secundado por el usurpador Victoriano Huerta y otro traidor llamado Aureliano Blanquet. De eso no dice ni pio el Presidente y ese es el meollo de la conspiración que acabo con Madero y el vicepresidente José María Pino Suárez.
Aquí se ve a leguas el dolo de AMLO por dividir a los mexicanos culpando exclusivamente al que él considera que es el enemigo común: “Los conservadores fifís”, que hoy militan en el PAN y en la iglesia Católica y entre los cúpulos empresariales y las poderosas oligarquías políticas y del dinero en México, pero también se ve que a Estados Unidos no lo toca ni con el pétalo de una rosa. ¿Qué le parece estar de rodillas ante el Tío Sam?
Cierto, que la Revolución Mexicana, como casi todas las revoluciones en el mundo, fue convocada e iniciada por un burgués terrateniente de Coahuila, llamado Francisco Indalecio Madero González, quien por cierto no soltó, igual que Venustiano Carranza un solo tiro ni tomaron en sus manos un 30-30, pero el movimiento armado sería sostenido por dos hombres populares como Pascual Orozco y Francisco Villa quienes decidieron a nombre del pueblo de México luchar contra los opresores de éste -que en ese entonces se conocían como científicos y demás ricachones-, pero eso AMLO no lo sabe y el hecho de confundir a los mexicanos, me parece que es una monumental aberración, como tantas que comete diariamente engañando a los mexicanos. La historia es la historia, y si él llego a leerla en sus 13 años que duro como lastre en la UNAM donde hiso la carrera de Licenciado en Administración seguramente que leyó la historia oficial que los gobiernos priistas les impusieron a los mexicanos, pero no la historia real, de la que sin duda seria reprobado.
Para la salud de la república nada bueno augura el odio que AMLO se carga contra los conservadores de México y lo lamentable es que ya no está en campaña electoral, pero justifica su ineptitud culpando a un enemigo común: La derecha conservadora “fifí”.