Sigue el juego sucio en Venezuela
¬ José Antonio López Sosa miércoles 12, Feb 2020Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Regresó Juan Guaidó, el auto proclamado presidente interino de Venezuela desde Lisboa, Portugal, a bordo de un vuelo comercial de TAP. Su llegada al aeropuerto internacional Simón Bolívar de Maiquetía transcurrió sin contratiempos en su paso por Migración. Ahí estaba Romain Nadal, embajador de Francia acreditado en Venezuela, como un gesto de la Unión Europea por salvaguardar la integridad del líder opositor al régimen de Nicolás Maduro.
De pronto al salir dentro de la terminal, decenas de personas agredieron físicamente tanto a Guaidó como a su esposa. Esto no es nuevo, puede tratarse de los llamados “colectivos por la paz y la dignidad” que no son más que brazos violentos del gobierno en turno que se encargan de patrullar las calles, golpear, violentar y reventar cualquier acto que amenace la supervivencia de la dictadura en que se convirtió la revolución bolivariana en Venezuela. Me consta que existen, en el año 2014 fuimos víctimas de uno de estos colectivos a un costado de la Plaza Bolívar en Caracas, donde una veintena de personas estuvo a punto de lincharnos a mi productora y a mi, por el simple hecho de estar grabando un reportaje televisivo en las calles del centro de Caracas.
En esta columna se ha insistido que Juan Guaidó no representa una solución real y tangible para Venezuela, ni siquiera con sus giras internacionales y, mientras Rusia y China continúen apoyando financieramente al régimen de Nicolás Maduro, no hay forma que dejen el control de los poderes en el país.
No debemos olvidar que creó el régimen, una asamblea constituyente que no ha hecho ni un solo artículo de una nueva constitución, simplemente porque perdieron el control en las urnas de la asamblea nacional.
Los románticos de izquierda en América Latina siguen creyendo que Venezuela es un ejemplo de dignidad internacional frente al imperialismo “yankee”, sin embargo, la realidad es todo lo contrario, un régimen de vergüenza que tiene a su población al borde de una tremenda crisis humanitaria y, en lugar de mejorar las condiciones de vida, se dedica a enviar golpeadores a los aeropuertos.
Es lamentable la situación en Venezuela, desgraciadamente Juan Guaidó no representa una solución tangible ni una salida clara para la ciudadanía. Maduro y sus compañeros siguen aferrados al poder, sin importarles nada.
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