No somos narcos
¬ Claudia Rodríguez jueves 3, Mar 2011Acta Pública
Claudia Rodríguez
En otros tiempos, el mandatario de la República descansaba el cuchicheo político a estas alturas de su gestión en el quién es quién de los aspirantes a sucederlo, pero hoy a escasos 16 meses de la elección federal del primer domingo de julio del 2012, justo en el ojo del huracán se ubica el señor Felipe Calderón, que a muchos no se nos olvida que llegó al máximo escalón de la presente administración federal, dicho por el mismo “haiga sido como haiga sido”.
Por el momento, los mexicanos estamos más que preocupados por el día a día que por el futuro próximo, y en este sentido, muchos aún esperamos más que acuerdos en el papel sobre el empleo, la seguridad y el turismo, acciones verdaderas que rindan frutos.
Mas por lo que se tiene a la vista, nuestros políticos y administradores se han metido de lleno en las precampañas electorales en las que lo importante es descartar quien es el menos corrupto que el otro.
Llama la atención la campaña que los panistas han puesto en marcha para afirmar que la colusión del poder político y la delincuencia organizada, es encarnación propia de los priístas.
Cuando el líder nacional del Partido Acción Nacional (PAN), Gustavo Madero se lanza a criticar con gran ferocidad a los gobernadores priístas y es secundado por el mandatario -panista también-, Emilio González Márquez en tono de párroco, y ambos afirman que son pantallas las que cubren esos gobiernos en donde la pobreza, la desigualad, la corrupción y la inseguridad están a la orden del día, cabría recordarles que los gobiernos panistas no han salido muy bien parados en relación con las redes que han tejido con la delincuencia organizada.
Pocos olvidan que a Francisco Barrio -el de los peces gordos-, se le vinculó con Amado Carrillo “El Señor de los Cielos”, cuando el panista gobernó Chihuahua.
Está también el caso de Sergio Estrada Cajigal, como gobernador de Morelos y de militancia panista, a quien se le asoció con el cártel de Juárez, por su relación con Nadia Esparragoza, hija de Juan José Esparragoza, “El Azul”, uno de los jefes del cártel.
A Ernesto Ruffo en el tiempo que gobernó Baja California, de igual forma se le vinculó con los Arellano Félix, de negra fama.
La lista es larga y hasta al mayor panista del sexenio pasado se le atribuyen vínculos con el mismísimo y más que buscado Joaquín “El Chapo” Guzmán, quien en el sexenio foxista se escapó o más bien se salió del penal de alta seguridad de Puente Grande en Jalisco.
Pero los panistas están muy ocupados en aventar el lodo hacia otra casa. No quieren por ningún motivo entregar el cochinero a otro que no sea afín y claman a los cuatro vientos: No somos narcos.