PRD, más de lo mismo
¬ Augusto Corro lunes 28, Feb 2011Punto por Punto
Augusto Corro
- Que AMLO renuncie a candidatura: Cárdenas
- AMLO, político antiguo y anárquico: Ortega
- Que líderes del PRD hagan lo que quieran: AMLO
La experiencia política de los dirigentes perredistas no se encuentra por ningún lado. Se notan más los intereses y las ambiciones personales que los planteamientos ideológicos o doctrinales. De esta manera, Cuauhtémoc Cárdenas (ex líder moral amarillo) Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y Jesús Ortega el “Chucho mayor” se enfrascaron en una guerra de declaraciones, sobre los conflictos que enrarecen cada vez más el ambiente de divisionismo en el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Los principales líderes perredistas se agarraron del chongo, porque unos se pronunciaron por las alianzas con el Partido Acción Nacional y otros las rechazaron. Además, el cambio de presidente del PRD agudizó la lucha, porque Jesús Ortega quiere eternizarse en el cargo. AMLO solicitó una licencia para retirarse temporalmente del partido. El jefe del gobierno capitalino, Marcelo Ebrard y su consejero político, Manuel Camacho Solís, sí aceptan las coaliciones. En ese enredo se dieron los puntos de vista de los políticos del sol azteca, que quieran o no reafirman su espíritu rijoso tradicional.
De plano, el ingeniero Cárdenas dijo lo siguiente: Si Andrés Manuel López Obrador quisiera, podría hacerse cargo del partido, de la designación del candidato a la gubernatura del Estado de México (Edomex) y designar al abanderado presidencial del 2012. Sugirió que AMLO haga a un lado su aspiración a la candidatura (presidencial) con el argumento de recomponer al partido.
Las palabras del ex líder moral sonaron burla, sarcasmo y frivolidad. Precisamente, AMLO se encuentra empeñado en participar en la próxima justa electoral presidencial, cueste lo que cueste. No en balde invirtió varios años en recorrer el país para promover su imagen política, para que ahora renuncie a sus ambiciones personales o no, para encargarse de la dirigencia del PRD que se encuentra en condiciones deplorables.
Al propio Cárdenas se le olvidaron las palabras con los que les puso los clavos al ataúd de la mencionada organización política: ni con un milagro se logrará la unidad de los perredistas. Aventarle la pelota a AMLO es una manera de eludir su responsabilidad de líder, porque más de un amarillo se pronunció porque el propio ingeniero tomara las riendas del multicitado partido. Desde luego, la propuesta del ex candidato presidencial para que AMLO renuncie a sus aspiraciones no pasará de ser un chiste de mal gusto.
En el PRD se agota el tiempo y no aparece por ningún lado la persona que se responsabilice de dirigirlo. Los amarillos no se cansan de exhortar a Lázaro Cárdenas Batel para que se convierta en el líder de esa organización política, pues según tirios y troyanos podría representar un factor de unidad. Pero el junior Lázaro dio las gracias y diplomáticamente los mandó por un tubo, pues dijo que tiene cosas más importantes que hacer.
Mientras, algunos perredistas empiezan a asomar la cabeza para que los tomen en cuenta para la dirigencia. Jesús Zambrano el “chucho número dos”, se apunta como sucesor de Jesús Ortega. Javier González Garza, ex director del Metro, también fue nombrado como uno de los aspirantes con posibilidades, pero su figura se enciende y se apaga. La controvertida Dolores Padierna, bejaranista de hueso colorado, declaró que se encuentra dispuesta para responsabilizarse de la dirigencia perredista si le siguen haciendo el feo los personajes amarillos. Sin embargo, esta militante perredista es un ave de las tempestades donde quiera que se pare. Y si lo que se busca es unidad, Dolores Padierna no es la más indicada para erradicar el divisionismo.
Entre tanto, el actual presidente del PRD, Jesús Ortega, no pierde oportunidad para denostar a su adversario político AMLO. El chucho mayor sí se inclina por una alianza con el PAN para la gubernatura en el Estado de México. Como la coalición con otros partidos le funcionó bien en algunas elecciones estatales, tiene la bandera para apoyar sus argumentos, aunque los perredistas sospechan de su colaboracionismo con el gobierno federal panista, que encabeza Felipe Calderón Hinojosa.
El sábado pasado, en una de sus declaraciones, el “chucho mayor” dijo que AMLO es un político antiguo y anárquico, pues considera que quienes no están con él están en su contra. Busca manipular “como a un “Juanito” de Iztapalapa a Alejandro Encinas, a quien presiona para que no tome la candidatura al gobierno del Estado de México si el PRD va en alianza con el PAN”. Se trata de un síntoma de comportamiento autoritario del tabasqueño y lo exhortó a serenarse: “no puede decir el Estado soy yo, el partido soy yo, el movimiento soy yo y la verdad la tengo yo”.
Cómo se ve, las relaciones entre los perredistas lucen más que rotas. En el próximo mes de marzo se definirán las posiciones de los personajes que participan en el divisionismo, será electo el nuevo dirigente perredista y se conocerán los resultados de la encuesta PRD (chucho) PAN. Se augura un enfrentamiento mayúsculo que afectará la imagen de la izquierda política representada por el partido del sol azteca, que va en picada a su destrucción. En último de los casos, AMLO ya tiene asegurada su candidatura presidencial en el partido satélite representado por el Partido del Trabajo (PT). Esa tabla de salvación le permite dormir tranquilo al tabasqueño.
Por su parte, AMLO, quien no se separa de su fiel escudero, Alejandro Encinas, dijo, al referirse a la solicitud de licencia para alejarse una temporada del PRD, que está muy tranquilo porque “tomamos una buena decisión”. Que ellos, los dirigentes del PRD hagan lo que quieran, lo que les dé la gana. Yo tengo otra ruta. Puntualizó que su postura va más allá del PRD y de la izquierda, es algo que tiene que ver con la nación.
Como se ve, el divisionismo entre los perredistas sigue sin solución. Todos se encuentran aferrados a sus intereses diversos que es lo único que les interesa. Nadie quiere lanzarle un salvavidas al PRD. Prefieren que se hunda el barco, que hace agua por todos lados.