Exprimió sus sesos
Armando Ríos Ruiz lunes 18, Nov 2019Perfiles de México
Armando Ríos Ruiz
Rogelio Ortega, ex gobernador interino del estado de Guerrero durante seis meses, tiempo suficiente para cosechar una fortuna que nunca imaginó, que le cayó del cielo con el nombramiento; que llegó sólo a sentarse, a no hacer nada, porque no tenía la ínfima idea de cómo gobernar, acaba de proponer que las autoridades pacten con el narco, para acabar con la violencia.
Con semejante ocurrencia, debe habérsele secado el cerebro. Primero que nada, cuando gobernó el conflictivo estado, que ya estaba asediado por el crimen, no intentó ponerla en práctica. Tal vez estaba demasiado concentrado en qué carajos hacer. Los meses pasaron y no logró discurrir nada. Pero estuvo ocupado.
Ahora, dijo que pactó con los criminales con mediación de la iglesia, durante una conferencia denominada Narcoviolencia, Mercado y Estado. De haber sido así, el pacto debió consistir en permitirles hacer lo que les diera la gana, mientras él se apropiaba de lo que valiera la pena.
Me platicaron que cuando el Congreso local tenía que ratificarlo como mandatario interino, ofreció un millón de pesos a cada diputado Su secretario particular Nezar Rumbo, diputado suplente elevado a propietario, porque el verdadero hacía campaña para la diputación federal, le dijo que no aceptaría esa cantidad, sino cuatro millones.
Este individuo dijo a sus similares que no aceptaran menos y fijaron su precio en esa cantidad, que el gobernador interino tuvo que aceptar para continuar, aunque fuera unos cuantos meses más, pegado a la ubre gubernamental de una de las entidades más pobres del país.
Por cierto, su secretario también cosechó buena cantidad de dinero. El gobernador lo usaba para cobrar determinada cantidad de millones a quienes nombraba en los diferentes cargos y éste cobraba el doble para quedarse con la mitad. En una fiesta de cumpleaños con 300 invitados, obsequió a cada asistente 20 mil pesos. En otra fiesta ordenó a la policía estatal rodear toda la manzana, para impedir la entrada de quién sabe quién.
Cuentan que fue pésimo estudiante, pero alumno del gobernador provisional cuando se desempeñaba en la universidad del estado, quien le tomó mucho afecto. Cuando el último decidió ofrecerle el cargo, viajó en un helicóptero, de la capital, Chilpancingo, a Tecpan de Galeana, población de la Costa Grande. De inmediato aceptó el ofrecimiento.
Ahora, ¿el ex gobernador da consejos?
Ignora que no es posible pactar con ninguna partida de delincuentes, sin primero demostrar que se es más fuerte. En México, son los “narcos” quienes han demostrado haber rebasado con creces al gobierno federal. Con infinitamente mayor razón a un estado.
Si a algún mandatario se le ocurre llamarlos a cuenta para negociar, obviamente que asistirán, para decir que sí están dispuestos a pactar, pero bajo sus condiciones. No hay de otra.
Quienes han logrado hacer pactos ventajosos son los que primero demostraron que son los que mandan. Verbigracia, cuando Rudy Giuliani fue alcalde de un Nueva York, en manos de la delincuencia, que operaba en pleno día y a sus anchas, tuvo, esa sí, la feliz ocurrencia de poner en práctica su plan denominado “Cero tolerancia”
No tardó en imponerse y demostrar a todas las lacras que su gobierno era más fuerte. Sus hombres encubiertos, disfrazados de aseadores de calzado, de barrenderos, de pordioseros, no tenían miramientos para matar a balazos a ladrones y asesinos.
Cuando mostró su inmensa fuerza, pactó y dijo a los criminales que se fueran al Bronx, a Fordham, a Morris Heights y a muchas otras zonas. Así logró convertir una ciudad sumamente peligrosa en una de las más tranquilas del mundo. ¿Algo parecido hizo Ortega Martínez?