“Confrontación”
¬ Mauro Benites G. miércoles 23, Oct 2019Municiones
Mauro Benites G.
Hay un párrafo de Federico Engels que ahora que su obra, y la de su hermano mayor Carlos Marx, ha dejado de ser dogma, resalta por su sabiduría y su periodística claridad. A los Mexicanos les vendrá muy bien conocerlo. “La historia es acaso la mas cruel de todas las diosas y conduce su carro triunfal por sobre montones de cadáveres no solo durante la guerra, si no también en tiempos de desarrollo económico ‘Pacifico’. Y nosotros, hombres y mujeres, somos desdichadamente tan estúpidos que nunca nos armamos de valor para el progreso verdadero hasta que nos impulsan unos sufrimientos casi fuera de toda proporción”. Estamos viviendo en México un cuadro por todos conceptos asombroso en cuanto a esa estupidez de que habla Engels. Vean Ustedes si no: un solo hombre engaño a todo un país y se enriqueció exageradamente, siendo tanto más rico cuando más perdió cada uno, de los 100 millones de Mexicanos, provocando la crisis en la que vivimos, porque lo que vivimos, señores comentaristas financieros y políticos, es una crisis nacional que ha traído, que los señores funcionarios puedan cobrar su dinero y para que el hombre solo que se llevó todo lo demás puedan gozar tranquilamente de sus ganancias, un brutal encarecimiento de la vida de los 100 millones, o poco menos, que no creo, que sufrimos en territorio Nacional. Pero ¿somos tan tontos? que, ocurrido el desastre, no hemos sido capaces de al menos crear un sistema de aplicar las leyes y castigos que haga imposible la repetición de este fenómeno que hemos venido sufriendo cada seis años. El poder presidencial ha sido de tal manera omnímodo, desorbitado, inhumano, que enloquece a los hombres que lo han detentado, porque no lo ganaron realmente. Pero por supuesto no hay loco que como lumbre: su locura siempre ha sido exclusivamente para su beneficio. Si este hombre, desorientado, errático y angustiado, que está en la Presidencia de la Republica, cambia en los próximos seis años como cambiaron todos sus antecesores, lo que de ninguna manera está fuera, si no mas bien dentro de las posibilidades, ¿Con que recursos contarán los mexicanos para evitar que el fenómeno se repita? ¿Qué ha hecho el propio jefe del país en este sentido? ¿Qué han legislado los, con perdón, legisladores a la vista del increíble despojo y del enorme sufrimiento que trajo consigo a toda una nación? Los pueblos suelen consolarse. Tienen tendencias al autoengaño y ni siquiera cabe el relativo consuelo de que se castigue a los delincuentes. Gobierno, sí. Anarquía, no. Lo repito: nadie pide un dictador, pedimos solamente una dirección firme, un severo cumplimiento de las leyes, una mano decidida y fuerte que conozca el camino y por ello pueda dirigir el entorpecido y errático carro de la vida nacional. No se puede gobernar a base de “ocurrencias”.