Inteligencia, sin inteligencia
Alberto Vieyra G. martes 22, Oct 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
En Culiacán, el pasado jueves, Andrés Manuel López Obrador perdió una ridícula batalla y perdió la guerra ante las mafias criminales del narco que azotan a México. ¡Vaya desastre en el gobierno y el Estado mexicano!
Ya se vio, AMLO no puede con las mafias criminales, y en cambio se ensaña con todo el poder del Estado contra la prensa, sus críticos, los conservadores y contra todos los mexicanos que ven un Estado fallido. ¿Qué paso realmente en Culiacán? ¿No que según López Obrador no iba a perseguir a capos del narcotráfico pues para pacificar a México, se requiere de “abrazos y no balazos”? ¿El no, se tradujo en un sí, en un infame doble discurso? ¿Por qué lo hizo, por órdenes de la DEA norteamericana? ¿Dónde están los aparatos de inteligencia del Estado y quienes los operan? O ¿Tenemos una inteligencia, sin inteligencia?
Pero veamos que es la inteligencia. Los grandes teóricos y el tumba burros nos dicen que la inteligencia es la facultad de la mente que permite aprender, entender, razonar, tomar decisiones y formarse una idea determinada de la realidad. Por eso “la inteligencia no se da en maceta”.
Para detener al “chapito” Ovidio Guzmán, el inepto Secretario de Seguridad Alfonso Durazo Montaño, el alto mando de la Sedena, todo el gabinete de Seguridad Nacional y el propio AMLO, como Jefe Supremo de las Fuerzas Armadas debieron actuar en Culiacán basados en un certero diagnóstico de inteligencia que les permitiera el mayor de los éxitos y sin soltar un solo tiro, eso hay que decirlo, que los grandes estrategas de guerra en el mundo suelen ganar batallas sin entrar en ellas ahí está Rommel, pero teniendo siempre una ruta de inteligencia que conduzca al objetivo o los objetivos deseados. ¡Caray tanta gente en el gabinete de seguridad y sin inteligencia! ¿Y dónde está la inteligencia del presidente? Bueno, parece que le estamos pidiendo peras al olmo.
Por la honestidad y humildad del general secretario de la Sedena don Crescencio Sánchez Abundiz supimos los mexicanos que la batalla de Culiacán y la guerra contra el narcotráfico se perdió porque “se subestimo la capacidad de respuesta del enemigo y lo más importante, dijo el secretario se trató de una acción precipitada y mal planeada”. Eso lo dice todo. Y por ese sólo hecho, el presidente de la república, este sería el momento en que, si tuviese vergüenza, ya habría renunciado, pues se escusa ante el pueblo de México diciendo que su gobierno no entrará en masacres porque “No puede valer más la captura de un delincuente que las vidas de las personas”. Así AMLO justifica una cadena de equivocaciones estratégicas que dejan muy mal parado al ejército mexicano, a su pomposa Guardia Nacional y demás cuerpos militares que se la jugaron en Culiacán pero que de última hora recibieron la orden de que -dijo mi ama que siempre no.
Ya tenían en su poder al “chapito” pero una vez doblegado el gobierno de AMLO esté se vio obligado a claudicar y a ceder canonjías en favor del Cartel de Sinaloa, comenzando por la liberación inmediata de 56 presos del penal de Aguaruto, en Culiacán y desde luego el hijo del “chapo”, según confirmaría el propio Durazo Montaño.
La captura del “chapito” obedeció, según se supo a una orden de extradición del gobierno norteamericano y se supone que, en la acción de Culiacán, en el infierno de Culiacán intervinieron miembros de la DEA gringa ¿miembros de la DEA sin inteligencia? … pues sí. ¿Cómo queda AMLO ante Estados Unidos, los mexicanos y el mundo? ¡Como el cohetero de mi pueblo, mal con todo el mundo!
Como la guerra contra las mafias del crimen organizado ya la perdió AMLO, no cree usted que sería mejor desaparecer al ejército mexicano, pero sobre todo a la Guardia Nacional que nomás ni fu ni fa, ni fa ni fu y que AMLO decrete una amnistía general en favor de los poderosos cárteles para que se firme la paz y él pueda aspirar al premio nobel. Por ahora, lo que sabemos es los mexicanos tenemos un gobierno sin inteligencia.