El sionismo
¬ Mauro Benites G. miércoles 7, Ago 2019Municiones
Mauro Benites G.
El primer ministro judío, Benjamin Netanyahu, se entrevistó con el presidente Donald Trump, mostrándole su solidaridad por la construcción del muro en la frontera con México y en declaración a la prensa el israelí expresó que podría servir como ejemplo para la edificación de uno en su país, para contener la migración de los palestinos, defendiendo el sionismo como doctrina fundamental para los judíos. Veamos la Historia:
El movimiento sionista para lograr la creación de un “hogar nacional judío”, nació a fines del siglo XIX, cuando un periodista austriaco de sangre hebrea. Teodoro Herzl, acudió a París a presenciar, horrorizado, aquel abominable crimen que fue el “Proceso Dreyfus”, cuando media Francia y más de medio ejército francés se mostró repugnantemente antisemita y condenó a un inocente, patriota, militar disciplinado, ejemplar, como espía, mediante un sucio manejo de papeles falsificados.
Fue entonces que el gran novelista Emilio Zolá alcanzó la gloria con su celebérrimo “Yo acuso”, que le valió persecución y destierro.
Es una pena que gente torpe, ignorante, malévola se ponga a hablar de lo que no sabe, porque no sabe nada de nada la gentuza que ahora inicia el antisemitismo, disfrazándolo de anti-sionismo.
Que Israel ha cometido excesos y brutalidades contra los palestinos es indudable, pero ¿los ignorantes saben siquiera cómo fue que llegaron los primeros sionistas a cumplir la promesa de dos milenios. “El año próximo en Jerusalén”? El Rostchil Francés fue uno de los impulsores, con dinero, de los pioneros, cuya vida increíblemente heroica y sacrificada dejó descrita Arthur Koestler en “Ladrones en la noche”, un libro estremecedor. Los judíos compraron la tierra o arena en la que empezaron a convertir el desierto en jardín, con el arado en una mano y el fusil en la otra, para defenderse de los brutales ataques árabes.
Es verdad que ocuparon territorios palestinos, pero después de sufrir cinco guerras, la última, la más cruel y traidora, la del Yon Kipur, cuando se atacó a Israel en sus días sagrados. Sólo la grandeza de una mujer extraordinaria, Golda Meier, logra salvar a ese país con la ayuda, por supuesto de los Estados Unidos.
Israel hubo de ocupar ese territorio, muy pequeño, por cierto, para evitar nuevos ataques desde las alturas del Golán, que lo dejaban casi inerme ante los asaltos de la guerrilla palestina. Israel ocupa el uno por ciento del territorio que dominan los árabes, pero, además, la arena la compró.