Maquío
Alberto Vieyra G. martes 5, Mar 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
El 1 de septiembre de 1982, durante su último informe de gobierno, el presidente José López Portillo anunció la nacionalización de la banca, asunto que puso como agua para chocolate a los empresarios. En verdad, los hombres del dinero estaban furiosos. Por ello, el PAN lanzaría en 1988 como candidato presidencial a Manuel de Jesús Clouthier del Rincón, líder empresarial sinaloense, quien se propuso quitarle la hegemonía política al PRI, que jugaba por aquél entonces con todas las canicas en el gran poder político de México.
A principios de febrero de 1988, este átomo de la comunicación entrevistaría a “Maquío” en su pequeña oficina de la colonia Juárez, muy cerca del Metro Cuauhtémoc, donde aún molesto me haría aquella célebre declaración que marcaría un antes y un después del empresariado mexicano:
“Mire mi amigo, López Portillo no sabe ni lo que hizo con la nacionalización de la banca. Hasta entonces, los empresarios de México estábamos plenamente dedicados a generar riqueza de la mano con los trabajadores, pero ese error histórico para que los empresarios busquemos ahora el poder político. Ahora, el gobierno le tendrá que abrir a la democracia o la abrimos a chingadazos. Así es que Colosio y el PRI, tienen que abrirle, porque si no México arde”.
Ciertamente, la declaración de Manuel J. Clouthier era incendiaria. Poco antes de las elecciones presidenciales del 6 de julio de 1988 se daría a la tarea de tomar estaciones de radio y televisión en Michoacán, Jalisco, Guanajuato, Yucatán, Veracruz y otras entidades de la República, para que la prensa electrónica y escrita se abriera de manera plural y dejara de estar al servicio del PRI. Su lucha por la democracia sería ciertamente histórica.
En las elecciones presidenciales de ese año, el actual titular de la CFE, Manuel Bartlett, tiraría el sistema de cómputo electoral de la entonces Comisión Federal Electoral, haciendo que un velo de misterio cayera sobre esos comicios que arrojaban carretadas de votos en favor de Cuauhtémoc Cárdenas, en primer lugar, del “Maquío” en segundo lugar y Carlos Salinas, en tercer lugar. Para legitimarse en la silla presidencial trabaría alianzas con la Iglesia católica, el PAN y los empresarios más siniestros. Allí fue donde la puerca torció el rabo, porque los empresarios que ya tenían el poder económico, ahora estarían en el poder político.
Sin el activismo político de “Maquío”, el PAN jámas habría llegado a la Presidencia de la República y quizá tampoco se habría producido el pluralismo político que hoy vive la nación azteca. Sus aportes a la democracia son ciertamente históricos. Sospechosamente, “Maquío” moriría en un accidente carretero en su natal Sinaloa el 1 de octubre de 1989.
¿Por qué hago historia?
Mire usted, la semana pasada, el hijo de “Maquío” también de nombre Manuel Clouthier, anunció su retiro de la vida política nacional, tras su derrota propinada por el efecto López Obrador en las elecciones presidenciales del año pasado. Antes de ello, Manuel Clouthier se convertiría en el primer diputado federal por la vía independiente.
¿Si la hermana de Manuel Clouthier, Tatiana Clouthier, fue la coordinadora electoral de AMLO y hoy es flamante diputada por Morena y uno de los personajes con mayor influencia sobre el llamado dios de Macuspana porque su hermano se retira a la vida privada, en lugar de vivir cómodamente de nuestros dineros públicos? Simplemente, porque ambos piensan diferente. Y Manuel no comulga con el populismo ramplón ni la simulación política de AMLO.
Así que, el hijo de “Maquío” muy sabio de la filosofía popular, entendió que zapatero a sus zapatos, generando riqueza en sus empresas y con sus trabajadores.
¡Suerte a don Manuel! Y pues como dicen los rancheros allá en mi tierra: “Entre menos burros más olotes!