Migración aquí y allá
¬ José Antonio López Sosa lunes 31, Ene 2011Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
Desde hace más de una década se anhela en nuestro país una reforma migratoria en Estados Unidos, sencillamente porque millones de mexicanos indocumentados viven allá y se encuentran con el riesgo de ser detenidos y deportados. Muchos de estos paisanos representan la única fuente de ingresos para cientos de miles de familias en el país.
El gobierno mexicano, en lugar de generar empleos y mejorar el poder adquisitivo al interior, se dedicó desde la llegada de Vicente Fox a la Presidencia, a convertir a los inmigrantes mexicanos en una especie de héroes nacionales; bien merecido lo tienen, pero ni siquiera ha existido una exigencia seria del gobierno mexicano a su par en Estados Unidos, para que esta reforma migratoria prospere.
Miles de mexicanos salen a trabajar a diario en Estados Unidos con el temor de ser “agarrados por la migra” y, las formas para obtener documentación de legal estancia en aquel país para algún mexicano o mexicana, es prácticamente imposible salvo los casos de los visados NAFTA (TLCAN) o bien, cuando las propias empresas tras una serie de largos requisitos logran pedir a algún empleado, caso que ocurre tan sólo en casos muy particulares y contados.
Ahora bien, en Estados Unidos el problema es obtener la tarjeta de residente permanente, con ella el extranjero tiene prácticamente todos los derechos, excepto votar, esta tiene una vigencia de varios años y es renovable sin requerir de nuevo toda una solicitud. En México, en cambio, aún con todas las quejas que podamos tener del sistema migratorio en Estados Unidos, la burocracia es peor.
Un extranjero que resida en México tiene que renovar anualmente su documento, éste puede otorgarle o no permiso para trabajar y en su caso, el extranjero aún siendo ya inmigrante (residente) tiene que dar aviso a la oficina del Instituto Nacional de Migración cada que cambie de empleo, cosa que no sucede en Estados Unidos con quienes son residentes permanentes.
Después de 5 largos años que un extranjero esté en territorio nacional como inmigrante (residente), pagando anualmente y haciendo el mismo trámite, luego entonces se le puede considerar “inmigrado” y con ello se evita una parte de estos trámites anuales.
Lo peor de todo, es que al final del día, con todos estos mecanismos arcaicos del control, de todos modos el tráfico de personas es un negocio próspero y creciente en México, ¿de qué sirve entonces tanta regulación absurda?
Para ponerlo en términos más sencillos, aquí nos quejamos -con justa razón- de los procesos en Estados Unidos para admitir extranjeros de forma temporal o permanente con permisos para trabajar, para un ciudadano hondureño, salvadoreño, guatemalteco o colombiano, le resulta más difícil poder obtener un permiso de esta naturaleza en México que en Estados Unidos, y si lo logra, los procesos burocráticos aquí son mucho más largos y absurdos que allá, ¿cuándo entonces nos empezamos a quejar de lo que en México ocurre en materia migratoria?
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