Liberales y conservadores
Alberto Vieyra G. jueves 7, Feb 2019De pe a pa
Alberto Vieyra G.
La feroz guerra entre liberales y conservadores en el siglo XIX llevó a México a una peligrosa división y propició que México perdiera ante el imperio yanqui 2 millones 547 mil 242 km de nuestro territorio original, el 62 porciento del llamado cuerno de la abundancia.
Así tenía México la forma en el mapa de aquel 1848.
Esa encarnada lucha entre liberales y conservadores llevó a México a la llamada guerra de reforma o de los tres años entre 1858 y 1860, amén de la invasión francesa a México y la imposición de Maximiliano de Habsburgo como segundo emperador de México.
La pugna entre liberales y conservadores dos corrientes ideológicas y políticas antagónicas por naturaleza, llevó a México a la ruina.
Vale la pena explicar qué son los liberales y los conservadores:
Los liberales pugnaban por el establecimiento de una República democrática, libre de la influencia de la Iglesia, la cual se conformaría de tres poderes: legislativo, ejecutivo y judicial.
Así como el establecimiento de derechos individuales, entre los que destacan la libertad de culto, la libertad de prensa y la educación laica para todo individuo, no importando su estatus social.
La mayoría de los liberales, encabezados por Benito Juárez eran masones, una corriente de pensamiento liberal.
Los conservadores apodados cangrejos, pelucas viejas o la conserva creían que una monarquía constitucional era lo mejor para México, la cual gobernaría con las viejas ideas del orden social español durante el virreinato, la Iglesia continuaría siendo pilar fundamental de la educación, la cual solo estaría destinada a gente con poder monetario, y entregando privilegios sólo a individuos con estatus social muy alto.
¿Por qué hago historia de estos aciagos años de la república?
Mire usted, el actual gobierno caracterizado por un pragmatismo y por encabezar un gobierno cuyo eje central es el dinero, ha dado sobradas muestras de odiar a los conservadores, lo cual resulta extraordinariamente peligroso, pues no solo abona el terreno de la división y el encono entre los mexicanos, sino que podría llevarnos a otro histórico choque de trenes, e incluso de que México sea tutelado por alguna potencia extranjera.
Desde las campañas electorales, en su toma de posesión en las conferencias mañaneras y en cuanta oportunidad tiene Andrés Manuel López Obrador aprovecha para picarle la cresta al conservadurismo que milita en el PAN entre ellos la iglesia católica, que fue la que patrocinó en el siglo XIX la guerra de reforma.
Ha tildado a los conservadores de neofascistas, fifís, corruptos e inmorales. Los panistas parecen cansarse ya, por tanto insulto por parte del presidente de la República y a través de Diego Fernández de Cevallos, el gran ideólogo panista del siglo pasado y parte de éste le acaba de recetar un histórico “No me olvides” con eso de que “el presidente de México es un porro, un rufián con poder” ¡Qué rudo! ¿Pero qué necesidad hay de dilapidar la institución presidencial, agrediendo a quiénes no piensan como él?
En este choque de trenes no escapa la temeraria y macabra declaración del jerarca nacional del PAN, Marko Cortés quien acusó está semana a AMLO “de encubrir a asesinos de Martha Erika y Moreno Valle”, quienes “murieron” en un helicopterazo el año pasado en víspera de navidad.
Los ex presidentes de México, de filiación panista, Vicente Fox y Felipe Calderón también le han tupido duro y macizo, acusando a López Obrador de mentiroso y Vicente llegaría al extremo de decirle “Ya cállate, chachalaca”.
El escándalo por el recorte presupuestal a guarderías en el país, ordenado por López Obrador y que involucra a fundaciones que encabeza la senadora panista Josefina Vázquez Mota le está causando mucha mella al inquilino de Palacio Nacional y por desgracia éste pleitazo no presagia un final feliz ni es saludable para la República. ¿Qué gana López Obrador con seguir enfrentando y dividiendo a los mexicanos? ¿Qué no lo mejor sería que se concretara a lo concretado? ¿Usted qué opina? …