Mito o realidad
Freddy Sánchez jueves 24, Ene 2019Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Quién podría estar en desacuerdo con el crecimiento y bienestar económico de la gente, lo cual se nos dice que busca la política económica central de “la Cuarta Transformación”.
Quizá los ricos a los que les cuesta tanto trabajo mirar hacia abajo, no estarán de acuerdo. En especial, si tienen que moderar sus ganancias o peor aun para ellos, si tuvieran que “apechugar” pérdidas.
La causa de ello, salta a la vista. Porque ganar, ganar, (y si se puede ganar cada vez más), es lo que mayormente acarician las aspiraciones de los grandes hombres de negocios nacionales y extranjeros, con actividades en México.
Aquello de que “se haga la voluntad de Dios en los büeyes de mi compadre”, seguro es lo que piensan y afanosamente desean los potentados de negocios.
Más que tozudamente ávidos de seguir acumulando ganancias, querrán que los cambios que se vengan en el manejo de la economía nacional, si no son a la medida de sus apetencias de ganancia, les pasen “de lejecitos” para que no los afecten.
Cosa que, seguramente, darán por hecho los empresarios que ya están o quieren figurar en la lista sexenal de los contratistas de obra pública y de bienes y servicios para instancias de gobierno.
Entendido de otro modo, uno podría creer que ciertos magnates del sector privado estarán felices con que los manejos oficiales cambien, en tanto a ellos no los contemplen en los sacrificios.
Lo mismo que planearán sus pares de la iniciativa privada confiados como deben estar en que hallarán la forma de mantener en auge sus buenos negocios.
Pero, a unos y otros habrá que convencerlos de que las cosas deben ser distintas de como eran en el régimen que culminó el primero de diciembre del año pasado con el retiro del PRI en el mando presidencial para darle la estafeta a “Morena”.
Lo que significará un cambio de rumbo en varios aspectos de la política oficial, como en el caso de los tratos entre empresarios y el sector público.
Y es que los grandes negocios de la corrupción, (creyéndole con toda fe a Andrés Manuel), quedarán proscritos durante “La Cuarta Trasformación”, y por lo tanto, se acabó el alegre reparto de dádivas, regalitos y regalotes.
Así que los empresarios que trabajen para el gobierno federal, se tendrán que “recortar las largas uñas”, (al igual que sus contratadores en el ámbito gubernamental), en relación al manejo de los contratos.
Además de eso, los empresarios van a tener que esmerarse en ser eficientes y no pensar más en rapacidades con la venta de productos de mala calidad y la prestación de servicios deficientes en distintos sectores institucionales.
Por lo que se refiere a los empresarios ajenos a trato alguno con funcionarios federales, es menester que entiendan el mensaje electoral que recibieron en las urnas con motivo de la elección presidencial para que mejoren la calidad y bajen los precios de sus productos y servicios en general.
Ambas cuestiones en las que el priísmo nuevamente corrido con “cajas destempladas” de la Presidencia fue incapaz de inducir a plenitud como tanto se vanagloriaron en anunciarlo los promotores de las reformas estructurales.
A las cuales, viéndoseles actualmente desde el gobierno e incluso distintos sectores de sociedad, grandes deficiencias y absurdos errores, prácticamente se las tiene sometidas a un franco proceso de desmantelamiento.
Algo que llegará a sus últimas consecuencias, si Andrés Manuel mantiene su empeño de “desandar el camino andado” los seis años previos a su gestión, motivado como está en buscar otra manera de impulsar el crecimiento económico y el bienestar de la gente. Lo que veremos más adelante si se convierte en mito o realidad.