Así fue su vida y su historia
* Especiales, Espectáculos martes 25, Ene 2011Mujer mexicana
Lic. Leo
Es necesario hacer un preámbulo para continuar con la historia de Doña Isabel. El objeto de escribir esta historia fue con el fin de que se le reconozca a la mujer mexicana y sobretodo a la mujer campesina su labor como madre y esposa, y en este caso, he de recordar que mencioné a Doña Leonor y a la mamá de ella, principalmente a Doña Isabel, que cada una de ellas, se vieron en la necesidad de superarse, de trabajar, mi bisabuela abandonada por el esposo para unirse a los grupos revolucionarios, y que como partera y curandera pudo salir avante, enseñándole a su hija, Doña Leonor todo lo que sabía, estando al pendiente de las necesidades de sus hijos para sobrevivir, valiéndose inclusive hasta de estar entre los muertos y heridos, recoger rifles, para después venderlos en la ciudad de Puebla. Recuerdo un anécdota contada por mi abuela, en el que durante una de esas luchas, cayó un hombre enfrente de mi bisabuela, con el cuero cabelludo levantado, a lo que ella con su mandil le cubrió la cabeza, para posteriormente, poner una jicara de (un coco) en la cabeza para cubrirlo y después coser, no me explico como lo pudo hacer, y gracias a eso esta persona pudo vivir.
Eso fue contado por varias personas, que a mi bisabuela le formaron cuadro para fusilarla, ya que la culpaban “de no sé qué” pero su hermano como era coronel de caballería impidió que la fusilaran ya que estaba rodeada de sus hijitos (¿se imaginan qué cuadro?), bueno, es el caso de que mi abuela, Doña Leonor, cuando se casó de igual forma educada por su madre continuó con el matriarcado, cuidando también de sus hijos, trabajando como curandera y partera, y si bien se desaparecía por días o meses cuando llegaba a su casa era con dinero, para poder comprar tierras o lo indispensable para sostener las siembras.
En esos pueblos se acostumbra, que cuando se siembra, además del maíz trigo cebada, también se siembran habas, frijoles, alverjón ayocote y se guardan en pequeñas bodegas, para cubrir las necesidades más elementales de las familias, que si se necesita dinero se vende maíz, o la cebada, o trigo, otra forma de alimentar a la familia es cuando en tiempo de la cosecha está verde, se cosechan habas verdes o bien calabazas, flor de calabaza. Siendo ésta también una forma de cubrir las necesidades alimentarías de algunas familiar.
En el caso de mi madre, ella se valía de todo eso además de que con la leche de las vacas para hacer quesos, crema, requesón, mantequilla, para alimentar a sus hermanos. Pero es el caso que mi abuela, permitió a que mi madre acudiera a la escuela hasta que ella tenía once años de edad, y en un año aprendió a leer y escribir, sin que se le diera la oportunidad de terminar su primaria, dice mi madre que una de sus tías, era quien se convirtió en su amiga pero que era tremenda, a lo que le prohibieron su amistad. Una de sus diversiones favoritas era lavar ropa, ya que se tenía que trasladar a un lugar que la conocían como las “Pilas” donde corría el agua, puesto que escuchaba pláticas de otras señoras.
(Continuará)