Navarra a caballo • I
¬ José Antonio López Sosa miércoles 31, Oct 2018Detrás del Poder
José Antonio López Sosa
(Primera parte)
Pamplona, España.- Salimos un domingo en la noche desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México, abordamos un renovado Airbus A340-600 de la compañía Iberia y en poco más de 11 horas aterrizamos en Madrid.
Descubrimos un nuevo producto de la aerolínea, una categoría llamada Turista Premium, menos asientos que en clase económica, con más espacio, mayor reclinación y comidas y bebidas de alta gama, las horas se hacen menos largas y más cómodas con este servicio.
Estuvimos un par de horas en la Terminal 4 de Madrid para luego tomar otro vuelo rumbo a Pamplona.
Llegamos a la capital de Navarra, una comunidad foral de España (con un estatuto de mayor autonomía que las comunidades autónomas, sólo el País Vasco y Navarra la tienen) con casi 700 mil habitantes y una orografía privilegiada en un pequeño territorio, unos 10 mil kilómetros cuadrados.
Nos hospedamos en el hotel Toro, a las orillas de Pamplona y de ahí, fuimos con el personal del Centro Hípico Añezcar para elegir los caballos que montaríamos en los siguientes días por los caminos navarros.
César Pérez, dueño del centro hípico y Jesús Masó, creador de rutas de turismo ecuestre de la Federación Navarra y Española Hípica nos recibieron y mostraron los equinos que serían nuestros compañeros los siguientes cuatro días.
Menta es el nombre de la yegua que fue mi compañera, entre albino y tordo por su pelaje blanco, era la más grande del grupo. Con la poca experiencia de este reportero en la materia me acerqué, la acaricié y dije algunas frases asumiento que me estaría escuchando con interés.
Al día siguiente salimos rumbo al sur de Navarra, una zona semi desértica para arrancar el primer día de cabalgata.
Un amanecer espectacular con un cielo azul radiante, pasamos por lo menos unos cinco pueblos desde Pamplona hasta donde arrancamos la cabalgata, ahí guiados por Jesús Masó, entre senderos ilumnados por el reflejo del amanecer y las piedras que un día fueron suelo marino, plagadas de fósiles como conchas y caracoles.
Lugares y colores que difícilmente podrían percibirse desde un automóvil o un tren, aromas de la tierra que dejamos de conocer por la cotidianeidad de la vida, son las primeras impresiones que tuvimos al cabalgar con Menta los primeros kilómetros, luego en medio del campo nos detuvimos mientras César Pérez y Don Rafa nos tenían lista ya una comida de campo con vinos y sidras de la tierra navarra, jamones, quesos, migas, pimientos y una decena de platos navarros del campo.
Comimos, bebimos, conversamos y salimos a seguir la ruta… (Continuará).