Ha sido un referéndum contra el régimen de Enrique Peña Nieto
Francisco Rodríguez lunes 29, Oct 2018Índice político
Francisco Rodríguez
La idea de nación decía Ernest Renan, es un plebiscito cotidiano. La democracia participativa produce el efecto buscado. Es la raíz y la razón del ejercicio de un gobierno. Sólo molesta a quienes desde las sombras y a golpe de decretos, reglamentos y acuerdos autoritarios e inopinados mandan, pero no gobiernan, desde la opacidad y la corrupción.
El referéndum, el someter a votación popular un asunto de especial importancia para el Estado es muchas veces lo que ha hecho la diferencia con el despotismo. La gente toma una decisión sin necesidad de la intermediación de los agentes interesados, cuando se trata de casos que ponen en juego la supervivencia.
Ejemplos hay muchos. Baste recordar el referéndum español para opinar sobre la Constitución de 1978 que enterraría al franquismo o el convocado por los chilenos, después del asesinato de Allende, para repudiar la dictadura y el militarismo como forma de gobierno. En los dos casos, la opinión del pueblo fue anterior a la acción del Parlamento o el Congreso.
En México, sin anunciarlo siquiera, sin avisar del golpe efectivo, el nuevo régimen convocó y logró movilizar cientos de miles de voluntades alrededor del tema aeroportuario tan trillado y lo que hizo fue un auténtico referéndum colectivo en rechazo al régimen de Enrique Peña Nieto. El plebiscito logró su cometido.
La opinión de la consulta se respetará. Sin embargo, los datos duros que han ofrecido los consultores y expertos nacionales e internacionales sobre el tema será la base de las decisiones políticas, como debe de ser. Hay demasiados “brinco$” escondidos en la construcción del Aeropuerto de la Ciudad de México. Todo debe salir a la luz pública.
Sacar innumerables ganancias de su mantenimiento y operación
Se trata de empezar a emitir la opinión colectiva sobre la aciaga noche que tanto dolor causó a la sociedad mexicana. Puede ser la piedra fundacional de lo que se viene, cuando sean sometidos a referéndum leyes, decisiones, resultados, y la opinión colectiva sea respetada y obedecida. Para que recuperemos también la memoria histórica.
Y es que quienes se sentían concesionarios de una obra faraónica, subsidiada con los ahorros de los trabajadores, no financiada con el dinero de los magnates, fueron orientados por el afán de un lucro desmedido, de una sevicia de dinero que no tiene fondo. Seguir chingando a la borrega, es el único ritmo que conocen.
Proyectaron la obra, que posiblemente sea terminada en 15 años, para sacar innumerables ganancias de su mantenimiento y operación, no para responder al objetivo inmediato de la escasez de terminales aeroportuarias. El yerno y el arquitecto de Carlos Slim, apoyados por los grupúsculos de Salinas, sus parientes y favoritos, querían alzarse con el santo y las limosnas.
Es mentira, como afirman Federico Patiño y contlapaches, los directivos del proyecto que sólo falten 80 mil millones para terminarlo. Los cálculos conservadores de lo que nos saldrá costando, gracias a las constantes escaladas de costos que acostumbran, ronda en el billón de pesos o un poco más.
El mega-aeropuerto faraónico fue diseñado desde un principio como un negocio, no como un servicio, ni como una obra pública. Fue pensado para que los faraones se financiaran con los ahorros de las Afores, más el presupuesto gubernamental a su servicio. Ellos llegarían a sentarse en su administración, dejándonos mirar como el chinito. Son más altos los costos proyectados para su mantenimiento que para su operación. Así lo hicieron siempre. Se puede afirmar que durante toda su vida los Slim-Salinas, los Gérard, los Olegarios, los gatos Aspe, los que usted guste añadir nunca han sometido sus caprichos a la opinión pública, mucho menos al poder popular. Forman una caterva de descastados succionadores del ahorro colectivo siempre en su particular provecho. Sobra decirlo.
Y heridos se retuercen en su tinta. Para nadie es un secreto que entre Slim y Salinas de Gortari manejan los indicadores fundamentales de la Bolsa de Valores, la matriz de los mercados nerviosos. Ellos son los que tiemblan de miedo al ver que la opinión popular puede tumbar sus negocios ilícitos. Los mercados no están nerviosos, son ellos.
Heridos, echan mano de los compromisos adquiridos con ellos por sus tlacuaches de la prensa vendida, por los loros radiofónicos a su servicio, por los heraldos de sus negocios desde las líneas ágatas de la prensa impresa y en todos los microfonitos que les prestan. Riegan el dinero, porque saben que lo más barato es todo aquello que pueden comprar.
Los sesudos comentaristas de los medios infames les hacen el caldo gordo. Supuestamente se devanan los sesos, más secos que un teporocho, para deturpar las fallas en la consulta, propiciadas por el poco dinero que el nuevo régimen utiliza en su implementación. No hay tintas indelebles, ni cámaras ocultas, ni biombos de resguardo.
Atacan los fundamentos jurídicos de una consulta que no es convocada por el poder a su servicio. Los ignorantes itamitas preparan un amparo fallido contra sus bases. No hay ignorancia más supina, ni atraco más descarado. El nuevo régimen está en todo su derecho de pedir una opinión sobre el desastre heredado.
Enfilan las críticas insensatas contra todo lo que huela a pueblo. Es su principal enemigo, al que tendrán que enfrentarse dentro de 30 días cuando por fin entreguen los bártulos. Ahí se sabrá verdaderamente de qué color pinta el colorado. Pero mientras, ponen a prueba sus fuegos fatuos, sus poquísimos alcances. Saben que después nada será igual.
Provocan el tornado financiero del rancho grande, el que fabrican siempre el papel y los cables radioeléctricos de la mañosa información. Cuando llegan las tormentas verdaderas, las del gabacho, siempre los encuentran protegidos, como saca dólares, como mercenarios o como prestanombres de los auténticos verdugos.
Sus jueguitos peligrosos son los del aprendiz de brujo. Sólo son y siempre han sido enemigos de la patria, asesinos de pueblo, cómplices del trasiego, atracadores del presupuesto, impostores de su pobre importancia. En buena hora llega para quedarse el mecanismo de la consulta ciudadana. Hará falta también para juzgarlos, que no les quepa duda.
Son demasiados agravios acumulados. Son heridas mortales que no cierran con el paso del tiempo, menos con la ayuda de mentecatos del tres al cuarto que se ostentan como líderes de opinión. Si no fueran letales, serían de carcajada, pues ya, como sus partidos explotadores, se han quedado más solos que la una.
La consulta sobre el aeropuerto faraónico ha sido el referéndum colectivo contra la corrupción. La sentencia de su destino. La voz del pueblo sobre sus traiciones. El fin de un régimen abusivo, represor, descastado y miope.
El pueblo debe estar atento para que esto no sólo se castigue, para que no vuelva a repetirse en esta tierra generosa, abierta al mundo, llena de esperanza.
México debe recuperar el liderazgo latinoamericano de la sensatez y de las luchas para la liberación de los magnates criollos.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: El rechazo a la anunciada visita del presidente venezolano Nicolás Maduro es una muestra más del efecto negativo provocado por medios de comunicación colonizados por las políticas estadounidenses. Por fortuna, ayer mismo el propio AMLO selló la controversia con un contundente “nosotros somos amigos de todos los gobiernos y todos los pueblos del mundo”. ¿Para qué hacerle el juego a EU?
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