Con “periodicazos” no se detendrá el cambio social
Francisco Rodríguez lunes 15, Oct 2018Índice político
Francisco Rodríguez
Unos días antes de morir, al dictar una conferencia magistral, Eduardo Galeano comentó: “si me caí era porque estaba caminando, y caminar vale la pena aunque te caigas”. Como nada lo decía sin meditar, el uruguayo hacía clara referencia al miedo al fracaso y al cambio social. El arte de vencer se aprende siempre en las derrotas.
Nada hay peor que desaprovechar las oportunidades por temor a no alcanzarlas. El que no se arriesga no cruza el río, fracasa. El éxito tiene siempre un gran porcentaje de perseverancia. Hay que fallar cien veces en la herradura para acertar una vez en el clavo. Los maestros de La Rayuela lo saben.
Robert Kiyosaki, un experto en el tema lo afirma: “los ganadores no tienen miedo a perder, los perdedores sí. El éxito es un proceso y el fracaso forma parte de él. La gente que evita el fracaso sin darse cuenta también está evitando el éxito. Para triunfar hay que ser valiente. Para fracasar, basta no intentarlo nunca.
La mejor forma de tener una buena idea es tener muchas ideas, lo dijo Linus Pauling, Premio Nobel de Química en la posguerra. El famoso Mariscal Turenne apuntó en su diario: “Es preciso haber sido derrotado dos o tres veces antes de poder ser alguien”.
El sociólogo español Francisco Alcaide recuerda a Dean Keith Simonton, en Origins of genius (1999), cuando escribe: “los innovadores no producen porque tengan éxito sino que tienen éxito porque producen”. Algunos ejemplos concretos de esta correlación entre producción y éxito, señalan que sólo se conocen dos obras de Picasso, Las señoritas de Avignon y El Guernica, cuando tiene veinte mil pinturas.
De los grandes genios de la música, Mozart o Bach, por ejemplo, sólo se tocan alrededor del 35% de sus composiciones, cuando el primero tiene más de 800 obras de arte y el segundo, más de mil. Freud tiene aparte del psicoanálisis 3 mil publicaciones con descubrimientos. La experiencia siempre está asociada al error. Si quieres tener más éxitos, hay que fracasar más.
El fracaso, como parte de un proceso revolucionario de invención, innovación o mejora en las condiciones de vida, precede siempre al éxito. Vale la pena intentarlo. Su radical contrario es el fracaso maquinado, premeditado para hacer daño, a pesar de lo que sea. Lograr el éxito personal, aunque se aplaste a millones de seres humanos. El fracaso premeditado precede sólo al derrumbe.
El fracaso es consustancial a cualquier proceso de cambio social. Forma parte de los errores que deben cometerse en la búsqueda de mejores condiciones de civilización y progreso. Siempre vale la pena intentarlo, aunque los beneficiados con el régimen anterior se retuerzan como almejas de Zihuatanejo cuando les cae el ácido del limón.
La crema y nata del grupo privilegiado por las concesiones y prerrogativas execrables del peñato y sus similares salinistas se resisten a perder el status de privilegiados del anterior sistema pripanista, aunque dejen la zalea y la dignidad en el intento. Ningún chile les raspa.
Ellos deben ser intocables. No saben el tamaño del perjuicio que quieren causar, porque no alcanzan a comprender el cambio social que se viene, encabezado por un líder legítimo. No se imaginan lo que él fue capaz de aprender y asimilar en treinta años de lucha contra el poder desde la oposición de izquierda.
Se resisten a aceptar que se trata de un nuevo régimen, de un nuevo presidencialismo y, si se quiere, desde un nuevo enfoque y sistema para procesar todas las dificultades, incluyendo las que ellos están abonando en su perjuicio. No hay peor ciego que el que no quiere ver, máxime si el ciego está paralizado por el odio, la melancolía y la agonía de un orden de cosas que se fue quizá para no regresar jamás.
Se resisten a reconocer el tamaño del desastre causado por los floripondios mexiquitas. A lo mejor no tienen idea de la dimensión del derrumbe: 300 mil muertos, 40 mil desaparecidos, 25 mil cuerpos sin identificar, 250 mil mexicanos desplazados de su lugar de origen por la violencia y la masacre absoluta, causada por la ambición carroñera de los regímenes cancelados por el voto del pueblo.
Por su complicidad con los carteles del narcotráfico y las concesiones interesadas a todo tipo de delincuencia civil y militar. Más serios problemas de corrupción, mala administración, peculados, sustracciones de recursos públicos, y un panorama de desigualdad profunda, terror y muerte.
El vaciado de los vientres petroleros, el asalto a los recursos naturales, el despilfarro del presupuesto nacional, el robo descarado en todos los niveles del poder y en todos los espacios institucionales, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, la toma de todo lo que se mueva o produzca para los bolsillos de mandarines sin escrúpulos y sin piedad.
El saqueo y los horrores en delitos de lesa humanidad trata de ser ocultado por los privilegiados y sus medios de comunicación vendidos y a modo, con tretas infumables: tapando los estropicios en la inversión en ciencia y tecnología, echando a andar un régimen anticonstitucional de concesiones de agua pública…… logrando sentencias adelantadas contra cualquier demanda popular, subiéndose los salarios, celebrando contratos multianuales y transexenales, obstaculizando los procesos de pacificación y consulta, poniendo todas las piedritas en el camino, ridiculizando las menores posibilidades de comunicar cualquier intención de cambio.
Para ello cuentan con todos los miles de millones de dinero público que quieren gastar antes de ahuecar el ala. Más la complacencia idiota de medios impresos y radioeléctricos cuyos magnates y grupos se sienten amenazados de antemano por la nueva forma de hacer política, más la ayuda incondicional de los jefes del gabacho empresarial cuyos resultados se verán menguados por el hombre de Tepetitán.
Y las obtusas maniobras de virreyes empoderados en las provincias que quieren imponer sus condiciones al pago de favores del peñato, como el infame Tony Gali, alter ego de Rafael Moreno Valle, instrumentador de la celada periodística de la boda del Hola!, pues a nadie pasa que diseñó las vallas del evento y la bitácora informativa. Todo para agradecer el triunfo imposible de Erika Alonso, la cónyuge formal del ex mandatario camotero.
Todo se vale en esas cabecitas locas para tratar de detener la marcha de la transición. Para tratar de acabar con cualquier intento, con cualquier esperanza de cambio. Declaran una guerra sin objeto, ni destino. Es inútil detener el cambio social con periodicazos.
No se trata de una mosca inoportuna, es la voluntad mayoritaria de una población hambrienta y desesperada por la inequidad profunda, por la masacre injustificable, por la violencia inaudita, por el robo en despoblado, posiblemente el más atroz que los mexicanos hayamos conocido en toda nuestra historia. Pero el que no se arriesga, no cruza el río. Es una lección que tendrán que aprender en carne propia. ¿No cree usted?
Índice Flamígero: Sobre la trampa a César Yáñez con la publicación de su boda en la revista del corazón de matriz hispana escribe –y escribe bien— el colega tabasqueño René Alberto López. Ayer, en su Paseo Dominical, tituló que “Salió de Los Pinos subir a Hola! boda de Yáñez. Ahí se urdió la estrategia mediática para golpear a López Obrador” El texto es el siguiente: “Hasta un ciudadano ligeramente informado en temas políticos sabe que no son precisamente almas cándidas las que se dedican a esa actividad, por lo que las triquiñuelas, guerras sucias, y ataques amparados en la sombra son el pan de cada día. Así, cuando el político tabasqueño aún no se cruza la banda presidencial, sus adversarios, aquellos que han visto excesivamente descalabrados sus cotos de poder, están atentos a cualquier oportunidad para embestir, en su intento de socavar la popularidad del presidente electo. La boda religiosa de César Yáñez, su hombre más cercano, cayó como anillo al dedo, pues la majestuosidad del acto fue suficiente para desencadenar una verdadera avalancha en contra de la ‘austeridad republicana’, símbolo del gobierno lopezobradorista. Por sí sola la espectacular boda era comidilla, con el solo hecho de conocerse en medios tradicionales el alarde del evento, pero los enemigos reales de la próxima administración fueron más allá, y pensaron en magnificarlo hasta el infinito. Entonces, apareció la revista Hola!, revista de la crema y nata, en la que se publicitan las luminarias de este planeta, cuya edición del jueves 4 de octubre dedicó 19 páginas de su edición México, a la boda de César Yáñez, un simple mortal que de golpe y porrazo fue lanzado al estrellato. Pero, claro, atrás de ello hubo mano negra, orquestada por la perversidad eterna de mentes malignas que, casualmente, en pocos días dejarán el poder. Así, una fuente de altísima credibilidad narra al columnista que la estrategia de difundir la boda de César Yáñez en la revista Hola!, salió de Los Pinos, ahí se urdió el plan, según la versión de Manuel Solares Mendiola, ex legislador constitucionalista, autor de varios libros publicados por la UNAM. Esto es, un personaje serio y cabal. Se trata, pues, de una voz integra en el ambiente académico y político de México, que por sus propios medios se informó de primera mano de la estrategia desde Los Pinos, para golpear a López Obrador. Tiene lógica, por supuesto, pues una publicación de tal índole no está al alcance de Yáñez. Además, ¿cómo el hombre de todas las confianzas de Andrés Manuel se prestaría para dañar al político que ha acompañado en su persistente lucha durante más de 20 años? Esta estrecha relación explica que el casamiento de Yáñez haya sido blanco para intentar desmejorar la imagen del presidente electo, claro, los atentos adversarios aprovecharon el desacierto de quien planeó una boda ostentosa. Ese es otro tema. Porque de haberse celebrado la ceremonia religiosa con unos 50 invitados, y en una iglesia de quinta, no hubiese habido material ni para un comentario en Ventaneando. De cualquier manera, entre que son peras o son manzanas, el pretendido ataque en la revista Hola! se quedó allá en las nubes, en las alturas, esto es, no aterrizó al pueblo bronco de México, por ejemplo, en Peto, Yucatán; en Pomuch, Campeche; en Hueso de Puerco, Tabasco o en Pénjamo, Guanajuato, no saben si la revista Hola!, se come o se bebe. Pero, desde Los Pinos hubo el propósito de dañar. Así que lo que ocurrió en torno de la dichosa boda, debe ser tomado por el régimen de la cuarta transformación, que asume el 1 de diciembre, como una señal de lo que puede venir…”
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