La fuerza de los secretarios particulares
Ramón Zurita Sahagún miércoles 12, Ene 2011De frente y de perfil
Ramón Zurita Sahagún
Contados son los servidores públicos que llegan respaldados por el propio Presidente de la República, de la forma en que llega a la secretaría particular Roberto Gil Zuarth.
Tal vez, el único que lo rebasa en la pompa con que fue designado en el cargo, lo fue Emilio Chuayffet Chemor, cuando tomó posesión como secretario de Gobernación.
En aquella ocasión, el entonces gobernador del Estado de México fue designado para el cargo y esperado a que se cumplieran los tiempos de su licencia al cargo de elección popular que detentaba.
Cierto es que Chuayffet Chemor decepcionó en su función de titular de Gobernación y al poco rato se desinfló y hasta fue relevado de una manera vergonzante de la Secretaría de Gobernación, dando paso a la llegada de Francisco Labastida Ochoa y a su inminente candidatura presidencial.
El arribo del comodín panista Roberto Gil Zuarth a la secretaría particular del Presidente de la República revive la tradición de un secretario fuerte que maneja, a su antojo, la agenda presidencial y otros temas torales que lo convierten en un personaje político con gran fuerza.
Y es que la definición, por parte del Presidente Calderón Hinojosa, de los asuntos que deberá atender su nuevo secretario particular disminuye la escasa fuerza que tuvo el actual secretario de Gobernación, Francisco Blake Mora.
Gil Zuarth es el político de moda, el ajonjolí de todos los moles, el sabelotodo y el ocupa espacios de la administración de Felipe Calderón Hinojosa.
Para nadie es un secreto que el chiapaqueño (mezcla de chiapaneco con oaxaqueño) logró un crecimiento exponencial en tiempo récord y que su rápido tránsito por tantos cargos públicos en tan poco tiempo (de septiembre del 2009 a enero del 2011) deja una marca sin precedente en los gobiernos recientes.
Gil inició como parte de la LXI legislatura, pasó a la Secretaría de Gobernación, en carácter de subsecretario, volvió a la Cámara de Diputados, buscó la presidencia nacional del PAN y ahora se separará nuevamente de la Cámara de Diputados para ocupar la secretaría particular del Presidente de la República. Sin embargo, lo que más asombra es la fuerza y concentración de poder de la que hará acopio en su nuevo cargo público.
La secretaría particular del Presidente de la República es una entidad de la que los políticos que la ocupan salen cargados de poder y de dinero, ya que son los abre puertas para una cita con el Presidente de la República, al manejar la agenda de Ejecutivo en turno.
Dos han sido los personajes más poderosos de los últimos tiempos en esa posición: Emilio Gamboa Patrón y Liébano Sáenz Ortiz, quien fungieron como particulares de Miguel de la Madrid y Ernesto Zedillo, respectivamente.
La fuerza de Gamboa fue tal que es el único político que sin importar el partido que gobierne se mantiene en los primeros planos políticos.
Es tal el poder que concentró, que hasta la fecha le dura y es un hábil negociador, especialmente para acercar a los candidatos de todo tipo con los medios de comunicación.
Gamboa se mantuvo como particular del Presidente de la Madrid los seis años de su gobierno y luego pasó por el IMSS, Lotería, Fonatur, secretaría de Comunicaciones, subsecretario de Gobernación, senador, diputado y hoy por una magistral jugada quedó excluido de la posibilidad de ascender a la dirigencia nacional del PRI, aunque aseguró un escaño para la siguiente legislatura, en que acumulará otro sexenio más en los primeros planos.
El caso de Liébano es distinto, ya que prefirió replegarse de los espacios públicos con la derrota del PRI y hoy es un próspero empresario encuestador.
Liébano se hizo de muchos enemigos en su función de secretario particular de Ernesto Zedillo, especialmente de varios de los que formaron parte del círculo dorado del Ejecutivo.
Sin embargo, su fuerza radicó en que supo controlar los embates de Zedillo y estructuró una alianza con el entonces secretario de la Defensa Nacional, por lo que fue considerado como el poder real dentro de las fuerzas armadas.
Es cierto que han existido otros secretarios particulares con gran fuerza, como lo fue el “chino” Humberto Romero, quien ocupó el espacio con Adolfo López Mateos, pero también es cierto que concentró tal número de enemigos que fue marginado de la política en los sexenios de Gustavo Díaz Ordaz y Luis Echeverría Álvarez, hasta que José López Portillo lo reincorporó por la vía de una diputación federal y más adelante Ramón Aguirre lo nombró jefe de prensa del gobierno capitalino.
Alfonso Durazo pretendió concentrar fuerza como particular de Vicente Fox Quesada, pero al primer enfrentamiento con Marta Sahagún Jiménez, esposa del Presidente, salió disparado del cargo.
EL DESTAPE DE MAYANS
Qué mosca le picó al secretario de Gobierno de Tabasco, Humberto Mayans Canabal, para adelantar los tiempos electorales y presentarse como una opción a la candidatura priísta al gobierno estatal, cuya elección está prevista para el último tercio del 2012.
Sabiendo de la experiencia del político tabasqueño que colaboró cercanamente con los gobernadores Mario Trujillo, Enrique González Pedrero, Manuel Gurría Ordóñez, Roberto Madrazo Pintado y Andrés Granier Melo, algo fuerte debe haberlo motivado para esa decisión de mostrar sus cartas con tanta antelación.
Es cierto que Mayans Canabal apenas regresó al PRI, luego de una militancia de casi una década entro del PRD y que es un político que no genera confianza en algunos niveles del partido tricolor, por su propensión a cambiar de chaqueta cuando las cosas no le funcionan, pero también lo es que concentra una estructura electoral que construyó desde la secretaría de Gobierno y que le permitió al priísmo recuperar los principales ayuntamientos del estado, algunos de ellos en manos perredistas desde mucho tiempo atrás.
Habrá que esperar la reacción de los grupos políticos en ese estado, para saber si Mayans acertó en su jugada o fue enviado al matadero.