Lo que faltaba. Rematan Baja California a los gringos
Francisco Rodríguez lunes 24, Sep 2018Índice político
Francisco Rodríguez
Para información de quienes todavía dudan que se ha estado rematando a pedazos la soberanía nacional, The New York Times ha insistido en sus editoriales que la península de Baja California poco a poco se transforma en colonia de los Estados Unidos. Esto no es una ocurrencia del escribidor, existen datos duros.
Como usted sabe, los salinistas están finalizando los convenios y arreglos para que los 3 mil kilómetros de costas, que integran las 2 mil del mar territorial de las Californias con los desarrollos mineros, inmobiliarios y turísticos, y los mil de las costas de Sonora, Sinaloa y Nayarit, más los increíbles depósitos de biodiversidad del Mar de Cortés —únicos en el planeta— pasen a ser propiedad del Imperio. Los pasos están dados.
La puntilla, como siempre, ha corrido a cargo de Enrique Peña Nieto, quien, en el año 2016, ya emitió el decreto de salvaguarda para la explotación de hidrocarburos. Sólo falta que delimite las aguas marinas para separar la península de Baja California del territorio nacional y marcar la nueva frontera del norte.
A eso se refieren las vedas sobre explotación en tierra firme y en todas las reservas marinas y recursos del Mar de Cortés. Al fin, ya están asentados en tierra firme los residentes gabachos y los representantes de los consorcios de Estados Unidos, así como la desalinizadora israelí de San Quintín.
La península ha sido tomada como rehén en las negociaciones del TLCAN por los grandes depósitos de oro, plata, cobre, uranio, manganeso, fosforita e hidrocarburos, además de los yacimientos subterráneos de gas shale, que tanto le interesan a los Estados Unidos.
A raíz de la reclamación de los gabachos por el asesinato de Enrique Camarena Salazar —un infiltrado de los gangs de la Casa Blanca y de la CIA en los cárteles del narcotráfico mexicano—, Miguel de la Madrid inició la firma de las abdicaciones y Peña Nieto remató hasta que ya pusieron un precio final del terreno continental y el mar patrimonial: 2 mil millones de dólares, por todo. Una ganga.
Lo inusitado no es que lo hagan, nos tienen acostumbrados. Lo insólito es que en pleno siglo XXI, el patrimonialismo de la clase política mexicana asome sus fauces en el momento menos indicado. Nadie vende su territorio y su mar patrimonial por un plato de lentejas. Es el resultado del anexionismo del régimen mexiquita.
No es la primera vez que lo hacen. Así lo hicieron con los terrenos de Atenco, los de Punta Diamante en Acapulco, las minas de oro y plata cercanas a Ayotzinapa en la sierra guerrerense, causando verdaderas tragedias nacionales bajo la lupa de la opinión pública internacional.
Así lo hicieron con la economía nacional los últimos 36 años. Desapareciendo el Estado, provocando el cierre de cien mil medianas y pequeñas empresas con la quiebra de diciembre del ‘94, condenándonos a rescatar a los banqueros con el Fobaproa de hace veinte años, del que todavía no pagamos un peso del capital, a pesar de sangrar el presupuesto durante dos décadas, y del que debemos 60 mil millones de pesos, sólo por concepto de intereses anuales.
Derrochando dos billones de pesos de los excedentes petroleros que Fox y Calderón regalaron a los voraces gobernadores. Todo, a cambio de ninguna obra pública, salarios paupérrimos, ninguna prestación básica ni adicional, ningún sistema de agua, de salud o educativo, ningún aparato eficaz de seguridad, una sola vivienda, manteniendo los salarios más bajos de América Latina, según la CEPAL.
Imponiendo la enorme corrupción de todos los partidos políticos y sus miembros, legisladores, jueces, de todos los órdenes y niveles de gobierno, la descomposición política y social que nos agobia, acompañada de la irresponsabilidad supina de la clase empresarial, que ahora se rasga las vestiduras defendiendo la estabilidad financiera del neoliberalismo.
Así lo hicieron para sepultar la productividad, la competitividad y el prestigio internacional del país. Y de paso, derruir nuestra identidad nacional por la vía de una política cultural entreguista. “México, dijeron los analistas internacionales, se convirtió en una tierra de carteles”.
No sólo del narcotráfico, sino de cárteles de medios de comunicación, de deporte, de sindicatos, de partidos políticos, de transporte, de tiendas, de industrias, de estacionamientos, de permisos, de concesiones, y de todo lo que usted guste agregar. Aparte de vil protectorado chafa, un cártel gigantesco.
A pesar de lo que digan los tecnócratas que aplican las fórmulas del Imperio para defender los indicadores macroeconómicos del aparato de gobierno, México ha quedado exhausto y destrozado, no sólo en bancarrota física, financiera y moral. El pago de intereses de la monstruosa deuda externa así lo demuestra.
Así nos dejó el neoliberalismo, acompañado del anexionismo territorial. Es por ello por lo que urgía un cambio de guardia. Porque México se encargó de demostrar ante el mundo que las naciones occidentales dominadas por el Imperio son una máscara, una ficción legal, detrás de la cual operan grandes conglomerados privados que corrompen y utilizan a los políticos nativos para conseguir sus fines.
Es mentira que existan “democracias”, lo que vive es la forma más cruda de plutocracia u oligarquías nacionales, absolutamente entregadas a mandatos de centros financieros foráneos con habilidad para controlar los préstamos, manipular el mercado de cambios, determinar las variables macroeconómicas e influir sobre políticos colaboracionistas bien recompensados.
“Democracias” deficitarias e insaciables, cuyos dirigentes operan como si fuera suya la riqueza de las naciones, rodeados sólo de instituciones democráticas formales. El ogro patrimonialista del Estado mexicano a la punta de la estampida en éste y en casi todos los renglones.
El sistema, el régimen, el gobierno y el aparato administrativo mexicano en sus órdenes y niveles, ha sido un fracaso los últimos 36 años. Las cifras y las evidencias de atraso en lo económico, político, social y cultural así lo demuestran. No hace falta demasiada ciencia para constatarlo.
El neoliberalismo y el populismo de derecha, más el afán anexionista y entreguista de los clanes priístas y panistas son el vivo ejemplo del naufragio y la sumisión execrable.
Esperemos sea una noche aciaga que no vivan nuestros descendientes. Ya ha sido demasiado. Es la vergüenza total. Y ahora, defendida por quienes han sido los beneficiarios y culpables del colapso. Justicia a secas para ellos. Esperanza para nuestro explotado y vendido país.
Es de extrema urgencia: ¡rescatemos a nuestro país! ¿No cree usted?
Índice Flamígero: Justo a tiempo, la Cámara alta difundió ayer, poco antes de mediodía, el siguiente comunicado: “Declarada como Zona de Salvaguarda desde el 7 de diciembre del 2016, el pleno del Senado de la República planteó la creación de un grupo de trabajo que analice la situación del ordenamiento ambiental y las actividades económicas en la región. De acuerdo con el decreto, dicha zona está conformada por el ‘Golfo de California Península de Baja California Pacífico Sudcaliforniano’, que se localiza en los estados de Baja California, Baja California Sur, Sinaloa, Sonora y Nayarit. El objetivo es lograr la preservación, conservación y aprovechamiento bajo los lineamientos de desarrollo sustentable. Asimismo, garantizar la subsistencia de los recursos patrimoniales ambientales. Para ello se buscará la colaboración de investigadores, universidades públicas, centros de investigación, sociedad civil, federaciones, confederaciones, prestadores de servicios turísticos y cámaras industriales de pesca.” + + + El calentamiento global hace de las suyas. De acuerdo al meteorólogo Alberto Hernández Unzón la temperatura del agua del Golfo de California ascendió siete grados centígrados por encima de la temperatura normal que, en esta temporada. En lugar de 27 estuvo en 34. Apuntó que, cuando la temperatura del agua está así, cualquier fenómeno agarra fuerza y se convierte en lluvias y se transforma en una tormenta de proporciones descomunales, se forma una depresión tropical al interior del Golfo de California –la primera ocasión que sucede— y esto provocó unas lluvias muy fuera de lo común sobre todo en Sinaloa. + + + La pregunta de la semana: ¿Un avión privado si hubiera podido aterrizar en medio de la tormenta que se cernía sobre el aeropuerto de la Ciudad de México?
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