Peligro para el mundo
Francisco Rodríguez miércoles 12, Ene 2011Índice político
Francisco Rodríguez
Para la edición en español de la prestigiada revista Foreign Policy, son 16 los conflictos que en todo el orbe habrá que vigilar en los próximos meses. La guerra contra el narco del señor Felipe Calderón es uno de ellos.
Acompañan a nuestro país en esta triste lista los de Costa de Marfil, Colombia, Zimbabwe, Irak, Venezuela, Sudán, Guatemala, Haití, Tayikistán, Pakistán, Somalia, Líbano, Nigeria, Guinea y República Democrática del Congo. Puritito Tercer Mundo, pues.
De estos conflictos, el que sufre nuestro país -el que más nos interesa, claro- es al que los expertos de Foreign Policy dan menos posibilidades de pronta solución.
Por el contrario, señalan lo que aquí todos conocemos y que la fallida administración y sus personeros inútilmente tratan de desvirtuar: la guerra de Calderón está perdida. Peor todavía, contamina ya a América Latina.
Respecto a México, la revista apunta:
“Hace cuatro años que el presidente (sic) mexicano, Felipe Calderón, declaró la guerra contra los narcotraficantes del país. En ese periodo, 30 mil personas han sido víctimas del conflicto, muchas de ellas en la frontera con Estados Unidos, en gran parte como consecuencia de las luchas internas entre bandas rivales para controlar los pasillos de la droga. Hoy, Ciudad Juárez, una urbe fronteriza próxima a Texas, compite con Caracas por el título de ciudad con más muertes del mundo. En los últimos 12 meses, la violencia se ha extendido a centros culturales y económicos del país que antes se consideraban inmunes a la penetración de la droga. Por el norte, las rutas del crimen organizado mexicano llegan ya a casi todas las áreas metropolitanas de Estados Unidos.
“En resumen, pese al paquete de ayuda de 400 millones de dólares (unos 300 millones de euros) anuales de EU y los grandes aumentos de los fondos para el Ejército, no está nada claro que el gobierno de México esté ganando -o pueda ganar- esta batalla.
“En especial durante el último año, se ha criticado a Calderón por su forma de llevar a cabo la guerra contra el narco. No sólo es difícil ver un claro progreso, sino que, para muchos, la vida ha sufrido un deterioro visible desde que comenzaron las operaciones. En los últimos cuatro años han muerto 20 veces más mexicanos que estadunidenses en toda la guerra de Afganistán. Han sido asesinados dos candidatos a gobernadores y 11 alcaldes. La prensa sufre cada vez más presiones para ejercer la autocensura. Un periódico de Ciudad Juárez llegó a pedir, en una carta abierta a los cárteles, qué estaba autorizado a publicar.
“Para ‘ganar’ sería necesario examinar y reformar el Ejército y la policía, que han sido objeto de acusaciones creíbles de cometer abusos en la lucha contra las bandas. Asimismo, hay que reforzar el sistema judicial para someter a los culpables a un juicio justo. Y, por supuesto, hay muchas cosas que dependen del vecino del norte: Estados Unidos sigue siendo el mayor mercado de la droga en el mundo y, mientras sus consumidores demanden el producto, los cárteles seguirán suministrándolo”.
Y sobre Guatemala: “La guerra de México contra la droga está teniendo repercusiones en toda Latinoamérica. Ante las presiones del gobierno mexicano, los cárteles más terribles están buscando territorios más cómodos y encontrándolos en Guatemala, donde el Estado es débil y las instituciones frágiles. Si las cosas se ponen verdaderamente mal en 2011, este país podría acabar acogiendo una guerra perpetua de desgaste entre diversos cárteles, que rivalizan por el control de las rutas de la droga -y, cada vez más, los del tráfico de seres humanos- hacia Estados Unidos.
“Hasta ahora, el mejor aliado del país centroamericano en esta lucha ha sido la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), una especie de tribunal creado para eliminar a los funcionarios corruptos y comprados por los cárteles. Pero su mandato termina en 2011 y su fiscal estrella dimitió hace poco, tras afirmar que las autoridades políticas estaban obstaculizando su labor. Está prevista la celebración de elecciones presidenciales en agosto, pero los primeros sondeos indican una Guatemala muy polarizada, con aproximadamente 20 candidatos y ningún claro favorito. Ése es el tipo de incertidumbre que los cárteles saben explotar”.
La visión de Foreign Policy es poco halagüeña. Idéntica a la de los mexicanos que ya clamamos -a instancias del maestro Rius- porque en el país ya no haya más derramamiento de sangre.
Índice Flamígero: Para explicar lo que ahora mismo sucede en el país, el psicoanalista social José Antonio Lara Peinado plantea que, primero, “no debe olvidarse el traumatismo histórico en el cual nacimos como nación. En segundo lugar hay que dar cuenta que ese traumatismo histórico encuentra su más pura expresión en la cultura del crimen, la tortura y la corrupción política, que ha dado paso a lo que yo denomino una patología del lazo social, es decir, la gente que ostenta el poder económico y político en este país ha provocado el rompimiento del lazo social, ha convertido a este país en un espacio de guerra y de confrontación, en un espacio de declaraciones televisivas que se confrontan con una realidad de miles y miles de muertos. El horror al que nos tienen sometidos está engendrando en los mexicanos una realidad que no se quiere saber y no se puede creer, en los políticos el horror está generando una falsa realidad que sólo ellos pueden creer. La impotencia ante lo que pasa tiende a paralizar, de hecho, estamos como sociedad paralizados ante el horror, y la única forma de romper esa paralización es la posibilidad de construcción de movimientos alternativos que tiendan a restablecer el lazo social. En el caso específico de los políticos que le apuestan a esta guerra, podemos identificar lo que sería una sordera activa, propia de un trauma psíquico, que los ha llevado a construir referencias identificadoras con los delincuentes, es decir, la línea que dividía a unos de otros, se ha disuelto, los delincuentes son espejos que lamentablemente le regresan al político su propio rostro, ante el horror que eso les causa, se busca aniquilar al otro, como una forma patológica de asesinar lo que en ellos está enfermo”.