La memoria histórica, esa gran ausente en la nación
Francisco Rodríguez viernes 14, Sep 2018Índice político
Francisco Rodríguez
Poli contundidos, los pueblos como el mexicano —una especie ya casi en extinción— son atacados cíclicamente, casi de manera sorprendentemente sexenal, por un mal antiquísimo la amnesia histórica. No nos acordamos ni jota de los males recurrentes que han aquejado a la sociedad ni de las víctimas que han causado.
Navegamos entre una bruma muy pesada: nos resistimos a castigar a los culpables de tanto latrocinio, mendacidad y crímenes en despoblado y, como no recordamos la historia, como decían los clásicos, estamos obligados a repetirla en cuanta ocasión se presenten los mismos supuestos.
Las discusiones siempre parecen estar enmarcadas en un esquema simple: aquí todos concluimos que ya estamos totalmente reconciliados o la única alternativa es que resurjan odios subyacentes, lo cual siempre implica un riesgo demasiado más alto que todos los anteriores. Jamás se reconcilia un pueblo con sus agresores.
Lo recomendable y sano es abandonar la excusa de abrir heridas y garantizar el acceso de las víctimas a la justicia, estableciendo políticas de Estado que se mantengan por encima de intereses partidistas. La falta de información centralizada es un veneno oculto que potencia todos los rencores.
La molicie demostrada por los toluquitas para aprobar una legislación completa sobre desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, delitos de corrupción sobre el patrimonio cultural y geográfico, las masacres de particulares y la delincuencia organizada y sus efectos, es una asignatura pendiente del mayor rango.
Ellos vinieron a lo suyo: robar y matar. Cuando intentaron gobernar lo hicieron como el famoso pato criollo: a cada pisada, una cagada. En su hoja de ruta, en su bitácora social jamás estuvo presente la preocupación de resguardar el interés público ni de hacer respetar las leyes que siempre iban contra sus propósitos.
En ese gobiernito de ocurrencias se pusieron todos los pretextos, pero al no legislar seriamente sobre estas materias revelaron palmariamente la ficción de las reformas estructurales de pacotilla, la inviabilidad absoluta del sistema anticorrupción y el feroz despilfarro que convirtieron en razón de Estado.
En su momento será severamente condenado el horror de lesa humanidad que cometieron. Si antes no pasa otra cosa, otro dislate, alguna vergüenza mayor. En ese terreno, como en muchos otros, los patos criollos parece que llevaran una ventaja aberrante sobre sus perseguidores.
El terror paralizante de no permitir la entrada a México de visitadores internacionales de derechos humanos y el empantanamiento en el que la Comisión Nacional de Seguridad ha sumido la investigación sobre crímenes de Estado, y todos los que han sido provocados por la infame complicidad entre autoridades y trasegadores ya cumplió doce años y no tiene para cuándo.
Hace unos meses Pablo de Grieff, relator especial de la Organización de las Naciones Unidas, un sujeto que aquí nunca dejaron pasar, se mostró realmente sorprendido de que el Estado español no haya hecho más en favor de las víctimas del franquismo, excepto el paripé de exhumar los restos del Caudillo del Valle de los Caídos.
El relator ha recomendado intermitentemente que los trabajos forzados, las muertes por bombardeo, los niños robados, la represión y asesinatos sobre las mujeres y las ejecuciones a población abierta fueran castigados en bien de la memoria histórica.
Aquí, lo mismo. Se ha dejado al garete a la sociedad en todos los terrenos de la delincuencia organizada, pues ya sabemos cómo mastica la iguana. En materia de secuestros, trata de personas, ejecuciones de todo color, no se han establecido los tipos penales con precisión y sus sanciones respectivas, no sea que se vayan a enojar los patrones del rifle y la metralleta, ejecutores de migrantes.
A pesar de que es una exigencia reiterada la de prevenir, perseguir y establecer criterios para castigar con dureza estos delitos, así como proteger y asistir a los familiares de las víctimas y a los testigos oculares de los ilícitos.
A pesar de que desde el 2015 se reformó “estructuralmente”, but of course, el artículo 73 Constitucional que demanda urgentemente una legislación adecuada, todo ha desaparecido del panorama, junto con las víctimas de Ayotzinapa, Tanhuato, Tlatlaya, Reynosa, Apatzingán y anexas. Es una vergüenza nacional.
A pesar de que, como sostienen los toluquitas, haya miles y miles de desaparecidos y se hayan gastado varios billones de pesos del presupuesto nacional para “hacer respetar los derechos humanos”. La distancia inmensa del gobierno sigue creciendo y no sabemos hasta dónde nos puede llevar.
La memoria histórica debe formar parte del trasunto de la nación, de ese “plebiscito cotidiano” que llamó Ernest Renan, que siempre nos ha unido en la frágil victoria y en la eterna frustración. No conocemos otra forma de mantener la presencia de los masacrados entre nosotros.
Son materias en las que no se debe dar el borrón y cuenta nueva. Así como se va a perseguir el robo y la prevaricación en el aparato administrativo, deben tomarse medidas urgentes para castigar los delitos de lesa humanidad en que incurrieron los rapiñosos.
Por ello, urge la compactación definitiva de equipos sólidos cuando menos en tres áreas del nuevo régimen: Gobernación, Salud y Seguridad. Son pilares indispensables para ejecutar una política de Estado en estas materias y en la consolidación de la memoria histórica que definitivamente nos reconcilie con nuestro pasado inmediato.
Basta de gente menor en esas prioridades. No podemos aceptar que arriben oportunistas e improvisados en ninguna de ellas. Ni oficiosas de la Corte, con un pasado de extorsiones en la judicatura, ni desconocedores del tema vital de la seguridad, ni improvisados en el sector salud. Deben primar ases de estos renglones.
El estilo de gobernar con excusas y ocurrencias quedó sepultado el primero de julio. El pueblo votó por gente experimentada, honesta y capaz. Ya no quiere volver a ver gente menor, que no esté a la medida de las exigencias nacionales. Necesita nuevos rostros y nuevas conductas.
La percepción ciudadana es básica para la confianza y el éxito posterior. La percepción hace gobierno. No dejemos pasar esta oportunidad de oro para reconciliarnos con nosotros mismos, aunque el costo sea enjuiciar y castigar a los culpables, a los irreconciliables hasta consigo mismos.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Desde Europa, una amiga muy querida me hace llegar el siguiente comentario: “La aparente negociación del TLCAN se ha cerrado a una negociación binacional entre CDMX y Washington, D.C. cobrando así mayor fuerza el interés de Trump por ‘desaparecer’ el TLCAN. La agria disputa comercial entre Canadá y EU, siendo el país de la hoja de maple el principal destino para las exportaciones estadounidenses está siendo aprovechada por Trump para dar el portazo definitivo al acuerdo regional, salvo que ocurra lo contrario en las próximas horas y antes del 31 de agosto -fecha límite para enviar el resultado de las negociaciones al Capitolio en D.C.- Ottawa se sume a un virtual acuerdo. Los siguientes puntos debieran alertar a México, de acuerdo con sus intereses nacionales: Perder de socio y aliado estratégico a Canadá y dar por terminado el acuerdo regional, repercutirá en la confianza canadiense en el próximo gobierno electo de México. Cuesta trabajo que AMLO no supiera de dicha estrategia y más cuando la propia canciller canadiense lo visitó en su propia oficina hace pocas semanas. AMLO a los pocos días de ganar la Presidencia dio a conocer el nombramiento de su próxima embajadora en EU, que será Martha Bárcena, diplomática profesional con respaldo de la Academia. Su aparente desinterés en perfilar al nuevo embajador mexicano en Canadá, parece ser un mensaje claro y contundente de que tampoco ve un espacio de América del Norte como bloque, así han sentenciado diversos especialistas que han pedido el anonimato. No se olvide que la propia Martha Bárcena participó desde un inicio con el equipo de AMLO junto a la delegación del gobierno saliente encabezada por los titulares de SRE y SE. ¿No era ocasión para también hacer el nombramiento de su representante en la embajada de México en Ottawa?… EU ha logrado suscribir el aumento de la regla de origen de 62.5% a 75%, regla impensada en diciembre por el propio equipo negociador mexicano, argumentando que ya era de las más altas de un acuerdo regional en el orbe. Al tener que fabricar vehículos en al menos un 40% de la producción en una zona con salarios altos (promedio 16 dólares la hora), México se da un balazo en el pie a corto plazo con el posible cambio de residencia de plataformas de producción y exportación en armadoras establecidas en México, en especial la familia de Detroit (Ford, General Motors y Fiat Chrysler). Ya en la actualidad el promedio de componentes de origen estadounidense en vehículos armados en México es del 40% y viceversa, de autos armados en EU, el promedio es de 33%… Lo que fue un “baluarte” en salarios más reducidos en la mano de obra mexicana, hoy Trump lo hizo a su favor para tratar de mudar mayor producción a su país. La asignatura de elevar salarios no es por decreto, pero un esfuerzo del nuevo gobierno emanado de izquierda hubiera supuesto tener una estrategia para replantear la negociación junto a un calendario progresivo con metas y objetivos bien definidos. No presentó nunca nada de eso AMLO. La producción automotriz en EU en 1999 fue de 13 millones de vehículos, la de Canadá de tres y México rebasó el 1.5 millones. En 2017, la producción estadounidense fue de 11.1 millones de automotores, Canadá con casi 2.2 y México superó los 4 millones de unidades. Trump trataría de lograr volver a los niveles de antes de 1999, no obstante, ninguno de los dos países alertó del tema de la robotización y la innovación en tecnología y desarrollo perdiendo una oportunidad para definir una posición regional acerca de la nueva revolución industrial catalogada como 4.0… La industria automotriz está dividida, atrás de VW está Alemania y la Europa Comunitaria y de las marcas japonesas y surcoreanas sus respectivos Estados. Aun cuando todas las marcas tengan un elevado comercio y proveeduría intra marca o intraindustrial, las marcas europeas y asiáticas, no ven con buenos ojos que EU en pleno descenso de sus marcas automotrices busque acaparar mayor contenido regional. Buscar otras cadenas de proveeduría en otras regiones del mundo (como el sudeste asiático o Turquía y Europa Oriental, que son competencia para México) y pagar aranceles para entrar a EU podría ser más beneficioso para ellos a largo plazo. La producción combinada por casi 17.5 millones de automotores de la zona NAFTA no llega a los más de 20 millones de automotores de China. Justamente China que se encuentra en una transición a mejores escalones de productividad automotriz para expandir mercados de exportación a mediano plazo con sus marcas nacionales, podría levantar la ceja en el caso mexicano y optar por otras plataformas como la brasileña o las de Sudáfrica e Irán, ya contempladas en sus estrategias globales de largo plazo… México podría ganar a corto plazo, pero en esta negociación las empresas, tanto automotrices como de autopartes, tanto de Japón como de países de la Unión Europea, podrían presionar a sus gobiernos para cambiar los contenidos de acuerdos comerciales que tienen con México reduciendo los espacios para la diversificación de productos mexicanos. Para muchos consejeros México tenía en la crisis del TLCAN una oportunidad para ‘librarse’ de la matriz de dependencia con EU, hoy un gobierno saliente disminuido y un gobierno entrante de aparente izquierda progresista, han roto esta posibilidad. De igual manera al EU buscar que sus empresas sean las que participen en sistemas de navegación y entretenimiento en la industria automotriz, va a socavar la posibilidad de que empresas asiáticas y europeas participen en México en la nueva era del futurismo automotriz que ya no es un sueño.”
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