Senado: del cacicazgo de Gamboa, al liderato de Ricardo Monreal
Francisco Rodríguez miércoles 12, Sep 2018Índice político
Francisco Rodríguez
Las tierras mexicanas que han sido dominadas por caciques, son al mismo tiempo pródigas para crear líderes sociales, gente que se nutre de injusticias para levantar las banderas de la reivindicación oportunas y necesarias. Ejemplos sobran: Genaro Vázquez y Lucio Cabañas, en Guerrero, Rubén Jaramillo, en Morelos y el Estado de México, el Doctor Mireles, en Michoacán, para hablar de las últimas siete décadas de oprobio.
La demasía de presidencialismo, dijo alguna vez Carlos Monsiváis, convirtió en cacicazgos a todos sus poderes subalternos. Sólo ha concebido un cacique, un caudillo, un gran señor, y los demás han sido depositarios regionales o gremiales del poder menor, igualmente letal. Para quienes los padecen, resultan arquetipos o estereotipos de la falta de libertades.
El cacique es el concesionario de la hegemonía del presidencialismo, el detentador de la franquicia del mando, “el presidente a escala”, al que no pueden entrevistar los corresponsales extranjeros. Es la representación del feudalismo que se resiste al progreso y a cualquier expresión de la modernidad. El que convierte los andurriales en fosas comunes.
“Ladrón que roba a bandido, merece ser ascendido”, dijo El Alazán Tostado, célebre cacique de San Luis Potosí. Leobardo Reynoso, el sempiterno dueño de Zacatecas era rudo e ignorante. La primera vez que salió de su feudo, al bajar del avión en Londres, comentó a la comitiva alemanista: “esta neblina es porque hay norte en Veracruz”.
José Jesús González Gallo, confeccionado en la secretaría particular de Manuel Ávila Camacho, en realidad agente inmobiliario de la Primera Dama del régimen militarista, “doña Soledad”, juntó miseria y represión cuando llegó a gobernar Jalisco. Los movimientos de inconformidad ciudadana se gestaron en ese sexenio infame. Y la cadena de crímenes proditorios contra los luchadores sociales, también.
Rubén y Ruffo Figueroa, nativos de Guerrero, asaltaron sus comarcas, depredaron y asesinaron a mansalva durante buena parte del siglo XX, impusieron una dinastía salvaje, hasta que Rubén, el de las caballadas flacas fue secuestrado por la guerrilla de Lucio Cabañas y tuvo que cambiar de estilo y de modito de andar.
En el estado de Hidalgo, tierra de caciques pulqueros, ni se diga. La lente cinematográfica de Eisenstein, en ¡Que viva México!, reveló al mundo todas las injusticias de los caciques sobre su peonada y los manejos turbios de los haberes y de las dignidades públicos. Hicieron del estado un feudo que produjo finalmente la escatologia de la putrefacción con Murillo Karam y Miguel Ángel Osorio Chong, los pachuquitas del gobierno de Peña Nieto.
Lo mismo puede decirse con los gobiernos broncos de Yucatán, Veracruz y Puebla, que tuvieron el fin de la historia con Emilio Gamboa Patrón, empleado de Humberto Castillejos, el real procónsul del Senado; Miguel Ángel Yunes, el reyecito frustrado, y Rafael Moreno Valle, el que empoderó a la esposa en Puebla, a base de trinquetes electorales.
El régimen presidencialista los creó, y el mismo jamás pudo contra ellos. Rebasaron las posibilidades de los pobres solitarios de Los Pinos, sujetos a las pasiones y entrambuliques de sus favoritos del círculo íntimo gubernamental.
A pesar de aquélla bravata de López Mateos, quien espetó durante una gira: “los caciques duran hasta que los pueblos quieren”, palabras que se llevó el viento y tuvo un solo destinatario a modo, alguien que no merecía ese tratamiento: Jaime J. Merino, el superintendente petrolero en Poza Rica, un hombre de gran visión.
El cambio de régimen, de gobierno y de sistema político es el parteaguas obligado para recorrer el panorama con una nueva visión, con líderes frescos que inyectarán seguramente un nuevo oxígeno a esta demolición nacional. El caso de Ricardo Monreal promete grandes esperanzas. Es un rompedor proverbial de conductas antisociales.
La limpia total que empezó en el Senado es consustancial a la que hizo en Zacatecas, donde tuvo que arremeter contra los herederos políticos del cacicazgo de Leobardo Reynoso, desde Panchito García, hasta Genaro Borrego Estrada, empoderado por otro reynocista de cepa, José Isabel Rodríguez Elías, mecenas de toda esa familia, falaz prócer de agraristas.
Siendo gobernador, el escribidor alcanzó a presenciar el momento amargo que pasó delante de sus hijos pequeños para pagar una cuenta de dos mil pesos en un almacén porque la tarjeta de crédito jamás pasó en la caja. Un hombre honrado a carta cabal, con estatura de estadista. De los que tiene tiempo que brillan por su ausencia.
Hablemos de liderazgos. Las carreras de Emilio Gamboa Patrón y de Ricardo Monreal no admiten comparación alguna. Se trata de personajes formados uno a tambor batiente del escándalo, la ignorancia y la corrupción, y otro, hecho en las trincheras sociales. No pueden ser iguales. Gamboa ha participado en casi todos los negocios sucios del Estado, Monreal se ha formado en las luchas de oposición, desde que el PRI de Zedillo le negó la candidatura a gobernar su terruño.
López Obrador, entonces presidente del PRD, lo acogió para apoyar su movimiento zacatecano, y logró ganar las elecciones locales con amplio margen. Desde ahí construyó una carrera exitosa, muy parecida en valladares y obstáculos políticos a la de su protector, con lealtad y orgullo para su gente y simpatizantes.
Monreal nunca abandonó a López Obrador, ni en todas sus campañas políticas, ni cuando fue hecho a un lado por los tradicionales dueños de la izquierda franquiciataria. Cuando el de Tepetitán dejó el PRD y se encaminó a crear el Movimiento de Regeneración Nacional, todos hicieron el hueco.
Las tribus organizadas del PRD lo desahuciaron. Desde las de ADN del Estado de México, Los Chuchos, los gobernadores surgidos de esa expresión, Arturo Núñez el emblemático, los beneficiados por su popularidad, Dante Delgado dueño del MC y Alberto Anaya, propietario del llamado PT, y hasta Cuauhtémoc Cárdenas. Todos lo dejaron solo, menos Ricardo Monreal.
Así como el Senado, anterior tierra de caciques chiqueados, se ha convertido en la primera institución donde oficialmente se ha puesto alto al derroche, debe ser la que de la pauta para evitar que se partidicen y ridiculicen los nombramientos en los organismos constitucionales autónomos, así como en las dependencias y embajadas del exterior. AMLO sabe que cuenta con un aliado inmejorable.
No puede ya caerse en los excesos. Con la abyección del Senado, Humberto Castillejos Cervantes, el auténtico patrón de Gamboa, puso al frente del Instituto Federal de Telecomunicaciones a su empleado de tercer talón en la Consejería Jurídica de Peña Nieto. Un brazo fuerte del Estado se dejó a merced de los tiburones, depredadores de las concesiones radioeléctricas del Estado.
Embajadas y consulados importantes del país fueron subastados al mejor postor. Asimismo, los sillones de los ministros de la Suprema Corte se rebajaron a su mínima expresión, igual que las magistraturas judiciales de alto rango, las electorales y las de tribunales administrativos, amén de la PGR, que fueron rebozadas de parientes y favoritos del sedicente abogado Humberto Castillejos Cervantes.
El sistema cuenta ahora con una Cámara alta de postín. Llega de manera legítima e incuestionable una mayoría que arrasó con las senadurías de 25 estados del país. Si se viviera en el anterior sistema de representación por entidades, para dar un ejemplo, Morena contaría con más de 50 senadores, mientras que toda la oposición pripanista contaría con cuatro. La representación plurinominal hizo los milagros de los aventureros en busca de fuero y más poder, para seguir cobijando a los impostores y farsantes.
De Monreal se espera una lucha abierta contra la corrupción y el desenfreno en el Senado, y un modelo moderno de comunicación política y control constitucional que haga escuela en este que esperamos todos que sea el nuevo país que merecemos los mexicanos ¡Fuera los caciques territoriales, gremiales e institucionales que empoderó el viejo régimen presidencialista! ¡Respeto a las instituciones!
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Una infamia de los perfumados consejeros del Institutito Nacional Electoral cayó por los suelos. En la sentencia con la que se revocó la multa de 197 millones de pesos contra Morena, por el caso del fideicomiso Por los demás, a favor de los damnificados por sismos de 2017, el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación determinó por unanimidad que el INE y su unidad técnica de fiscalización incurrieron en fallas en su investigación, y por lo tanto no pudo sostenerse. La principal: carecen de facultades para indagar en materia fiduciaria. + + + La excelente periodista de investigación Ana Lilia Pérez dio a conocer el fin de semana uno de los más recientes —que no el último— atraco al patrimonio nacional por parte de los toluquitas. Con Gerardo Ruiz Esparza a la cabeza —encargado d los grandes “bisnes” en materia de obra pública y concesiones — modificaron “el título de concesión de las carreteras que forman parte del fideicomiso gubernamental 1936, ‘con la finalidad de permitir la implementación del Esquema de Monetización de Activos, el cual consiste en la bursatilización parcial de los derechos de recibir ingresos provenientes del cobro de tarifas al amparo del Título de Concesión, respecto de una o más autopistas’”… “También se le concede la ‘autorización para ceder de manera onerosa los derechos de cobro que tiene el Fondo [Fondo Nacional de Infraestructura] de la Autopista México-Puebla, a un Fideicomiso emisor de certificados bursátiles de naturaleza privada, denominado Fideicomiso Maestro, a fin de que el Fondo reciba certificados bursátiles residuales con un valor nominal determinado, con lo cual permitirá recibir ingresos derivados de los derechos de cobro cedidos al Fideicomiso Maestro…’”. Esto es, pasaron a un fideicomiso privado los recursos que se generan por el uso que los contribuyentes damos a los bienes públicos. Robo en despoblado. + + + Hasta el jueves tendremos que soportar los mensajes de autopromoción de Enrique Peña Nieto, en los que, obvio, no mencionada absolutamente nada de lo que él y su pandilla le han robado al país.
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