Grotesco burlesque en Palacio Nacional
Francisco Rodríguez miércoles 5, Sep 2018Índice político
Francisco Rodríguez
Lo que nos faltaba ver. Palacio Nacional —esperemos que sea la última vez— convertido en escenario chusco de un burlesque, atestado de exageraciones, falacias y poses ramplonas, tras el derroche parisino, del escándalo sibilino en l’a avenue de Champs Élyssés, la fallida Gaviota, la actricita e hijos similares, gastan lágrimas de emoticón en el desplante del primer actor de la parodia de informe presidencial.
Fue demasiado para un país en ruinas. Amén de todo, recetarle un espectáculo de vodevil en un recinto republicano. Poses mal aprendidas y peor ejecutadas de Ernesto Alonso y de Miguel Sabido, aderezadas por maquillaje de boudoir, salpicado de lo peor de la desvergüenza, en medio de un auditorio restringido, presuntamente copia del escenario patrio.
Una ofensa demasiado grave frente a un país hambriento y desesperado, que tendrá que levantarse de la ignominia y el salvajismo desatado sobre él por los mismos que ahora cantan sus logros entre el gimoteo y la hipocresía ramplona y abyecta de sus favoritos y, también, de sus favorecidos. Un espectáculo del peor guiñol. La farándula perversa. La bofetada al hambre de más de 75 millones de habitantes que sólo esperan justicia a secas.
Mientras el prócer de turno, el mandarín despreciado por nueve de cada diez mexicanos, se sirve con la cuchara grande de la incompetencia y de la burla, “el pueblo” agradecido lo despide con lágrimas de cocodrilo y aplausos de paripé. Se fueron con las alforjas llenas, colmadas. Han cumplido con la misión ordenada por los gabachos y sus palafreneros y prestanombres locales. Campantes y ridículos. ¡Ni una más!
Los grandes empresarios favorecidos no tardarán en darse cuenta que a cambio de los favores recibidos, tendrán que enfrentarse a sus propias empresas de proveeduría quebradas. El país no estaba listo para una depredación del tamaño de la que hicieron los mexiquitas. Secaron la economía. Esto ya no da para más.
Dejan un sello y las huellas de la miseria y la prevaricación. Un país en ruinas y, para colmo, burlado y escarnecido. Saqueado hasta la ignominia, reprimido y ejecutado en todos sus rumbos, ciudades y rancherías por lo peor de sus hijos, complicitados con el crimen organizado, vilmente enriquecidos con las lágrimas de los miserables.
Y es el mismo país que el afamado periódico británico The Guardian, gran editorialista del pensamiento de avanzada, reveló a los pocos meses de tomar posesión los mexiquitas: “¡En México están matando niños, ya no hay que especular!”, vociferó a los cuatro vientos en octubre del 2014. Se refería, obviamente a la masacre de Ayotzinapa, un negro baldón demasiado serio.
El mismo país que tiene pendientes las cuentas por delitos de suma injuria, de lesa humanidad que cometieron los peores de sus hijos, amancebados con Fuerzas armadas Supuestamente al servicio de la Nación. Hicieron de la vida y del ejercicio del poder prestado un taco de inmundicias. Deben pagarlo antes de que sea demasiado tarde para empezar de nuevo.
En todo el mundo, reseñan los corresponsales, saben de la asociación en México entre los poderes locales, las Fuerzas Armadas, los partidos y los policías con los delincuentes, asesinos y trasegadores de toda sustancia y de todo ilícito. El único lugar donde tratan de hacer como de que nadie se da cuenta de lo que sucede es en el “México mágico” de EPN. El de los sets productores de gaviotas y reyecillos que al ver cercana la pérdida de las prebendas sólo gimotean.
La verdad es que, aparte de eso, en sólo seis años han entregado todo, a cambio de nada. El sonsonete de la devaluación, inflación, endeudamiento externo y encarecimiento al tope, demolición de la planta de empleos, industrial, agropecuaria y manufacturera, el desastre en el campo, el robo descarado de presupuestos y reservas, la venta en garage de la patria, las vergüenzas diplomáticas y el asalto a mano armada son las consignas de estos mentirosos ruines. Los tolucos y pachuquitas creen que derrumbado todo se emplearán de inmediato como los infames cacharpos de las empresas españolas, estadunidenses y japonesas a las que han enriquecido con sus traiciones. Creen que les espera Blackroth, Avangrid, Iberdrola, OHL, Mitsubishi, Chevron, ExxonMobil y la impunidad como pasaporte del escarnio.
A lo mejor les espera la justicia local… o la internacional. De ésta podrán salvarse, gracias a la corrupción con que la han inundado hasta el tope. De aquélla no, porque los perjudicados son los mismos que los contrataron y fueron defraudados por estos empleadillos. Los que se descuidaron y fueron saqueados en las maletas de la negra amapola.
En la danza de cifras engañosas soslayan que las cantidades reseñadas son una verdadera bicoca, frente a los cientos de miles de millones de dólares que los dueños de la Bolsa de Valores, empezando por Carlos Slim, Zedillo, Salinas de Gortari y Córdoba Montoya lavaron en favor de El Chapo Guzmán y los funcionarios que quisieron salvar del desastre financiero.
Ante el falaz rendimiento de cuentas bufas, los comentócratas de huarache se aprestan a confirmar los resultados favorables. Se atreven a hablar que Peña Nieto deja México con estabilidad y progreso. Especialmente en este sexenio, sirvieron para un barrido y un trapeado. El Banco de México les hace segunda anunciando la quiebra de lo que vendrá, anticipada e interesadamente.
Obviamente, el enemigo es “el populismo y la concentración de poder que viene”. No alcanzan a entender que sus tiempos ya pasaron. Que ningún micrófono les alcanzará para solventar sus afrentas. Que tendrán que colgar sus apetitos de ricachones en el mismo cable que hoy utilizan para transmitir sus abyecciones.
Creen que contra ellos nadie puede. Cuando cambia el color del partido en el poder, ellos siguen balbuceando las mismas pendejadas. Son intocables y casi sagrados. Son los dueños del oráculo de la miseria. Los únicos que si se equivocan, vuelven a pontificar. Siguen insistiendo en la creación del famoso millón de empleos por segundo, que sólo ellos ven, que el TLCAN del grupito privilegiado exportador de automóviles derramará el maná sobre la población.
Jamás oyeron hablar ni aconsejaron un programa para el desarrollo del campo mexicano. Jamás un programa que no fuera asistencialista para producir comida y dejar de mendigar los carísimos y birlados mendrugos de Sedesol y Sagarpa. Según ellos, la culpa no es de la corrupción ni del robo en despoblado, sigue siendo de la falta de confianza de la población en sus sacrosantas autoridades.
El populismo, argumentan, y ahí sí, con sobrada razón, es contrario en teoría pura a la dictadura de las cifras y los estándares macroeconómicos, es opuesto al desmantelamiento del Estado, logrado a través de la insidia y la desregulación de los factores económicos, al son del anexionismo burdo.
Dicen que el populismo gira alrededor del uso desmedido del gasto público y el fácil expediente del endeudamiento externo. Recuerdan inconscientemente el amargo populismo de derecha que empezó a tambor batiente Peña Nieto en sus pocos meses de gobierno, allá por el 2013.
En contraposición, todos los periódicos y revistas serios del mundo se asombran de la corrupción desplegada por los funcionarios y familiares. Preocupa el grado de vulnerabilidad en que han dejado a esta Nación.
Y mientras aquí en Palacio Nacional, las viudas del poder, gimoteando. ¿Hasta cuándo dejarán de ser ramplones?
Dan pena ajena. Ojalá nunca regresen. Ningún pedazo de suelo nacional los merece.
¿No cree usted?
Índice Flamígero: Verdaderamente histórica la negativa de licencia del pleno del Senado de la República a Manuel Velasco Coello para que regresara a gobernar Chiapas. El muchachito verde, hijo de mami, había hecho de la Constitución de la entidad del sureste y de las leyes sus juguetes favoritos. Modificó la legislación a conveniencia personal, con la complicidad de una Legislatura a modo, lo que incrementó los niveles de rechazo a su delicada personita entre la inmensa mayoría de los chiapanecos. Plausible decisión. + + + Y para no salir de Chiapas: otra vergüenza para ese estado, para la ley e, incluso, para la Suprema Corte de Justicia es el caso del ex ministro Noé Castañón, quien se ha evidenciado como cómplice de su hijo, el senador electo priísta Noé Castañón Ramírez, acusado ante juzgados de violencia familiar y secuestro de infantes. Triquiñuelas dignas de leguleyo y no de un miembro del supremo tribunal han empleado ambos para intentar escapar de la justicia, contando obviamente con la complicidad de los juzgadores locales. + + + Otro a quien el Senado sí le otorgó licencia para que regresara a la presidencia municipal de Durango fue al panista José Ramón Enríquez. El ahora senador con licencia argumentó que planea volver a Durango para terminar su cargo como alcalde de la administración 2016-2019. + + + La oposición a Morena en la Cámara baja tiene un nombre. No es el PAN, menos el PRI ni el PRD. Es Gerardo Fernández Noroña. ¿Para que la cuña apriete?
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