Lo que el viento morenista se llevó del PRI-AN
Francisco Rodríguez viernes 29, Jun 2018Índice político
Francisco Rodríguez
En la mejor película romántica a color de todos los tiempos, Gone with the wind o Lo que el viento se llevó, se registra un momento dramático que aún hace llorar a varias generaciones. La heroína, Scarlett O’ Hara, hija de migrantes irlandeses asentados en el bajo sur de Estados Unidos, recoge un puño de tierra de la destrozada hacienda “Tara”, y jura por todos los santos del universo que jamás les pasará otra cosa igual.
El sur esclavista había sido vencido y arrasado por el norte industrialista en aquella guerra civil que empoderó a los sirvientes de los patrones del viejo sur. Todo se había perdido. Se acababa una época de bonanza y oprobio, y empezaba la carrera colonialista de los yanquis, dispuestos a tragarse el mar en un buche de agua. La expansión imperialista destrozó a las sociedades pastoriles de inmigrados.
Hoy, que suenan otras trompetas en tierra mexicana, ya levantaron la cabeza los derrotados del primero de julio. Al interior de los viejos partidos dominantes, PAN, PRI y PRD, todo es confusión y se oyen voces de justicia y venganza contra los que llevaron a la ruina a las añejas franquicias. Todos llaman a ajustar cuentas, como sucede cuando se aniquilan los carteles de la corrupción.
Los vengadores saltan por todos lados. Unos que reclaman mayores merecimientos que los otros. Cuando se dieron cuenta que ya era más que evidente el chaqueteo de los gobernadores en favor de la candidatura presidencial de Morena, a cambio de reservar algunos votos para sus favoritos, candidatos a alcaldes y diputados locales. De lo perdido, lo que aparezca.
La impunidad se pelea metro a metro, ante la inevitabilidad de la derrota como Frente PAN-PRD-MC, y como Alianza PRI-Verde-Panal. Casi todos sus bastiones en las gubernaturas han preferido decantarse a tiempo por el candidato de Morena, antes que llegue La Voladora y se lleve todo. El voto diferenciado, más que el útil, es la nueva bandera de los arrepentidos.
En el seno del PRI, el otrora partidazo es donde los ánimos están más encendidos que nunca. Quieren llamar a cuentas a la casta, llamándola desde ahora “la generación de la vergüenza”. Reconstruir el PRI y arrebatárselo al grupo de Peña Nieto es la consigna.
Opina la corriente Democracia Interna, encabezada por el oaxaqueño Ulises Ruiz, que es necesario reconstruir al PRI, porque Peña Nieto “se lo arrebató a la militancia y lo desprestigió con sus políticas públicas fallidas, además de cometer actos de corrupción que provocaron el rechazo del 80% de los votantes”.
Dicen que de no hacerse un cambio profundo y de acuerdo con la derrota que desde ahora se asume en el escenario, el PRI podría desaparecer en un futuro cercano. ¿Podría? ¿O desde ahora puede decirse que ya es un viejo cascarón? Pero bueno, allá cada quién, dijera doña Chole.
A contracorriente de lo que opinan el candidote Meade y el lanchero Juárez Cisneros, los priístas rebeldes prevén la derrota general, federal y local, en el maremoto que trae el hombre de Tepetitán.
Dicen que a partir del próximo lunes dos de julio realizarán una movilización para modernizar al partido en este mundo globalizado, retomar las causas sociales, combatir la pobreza, la corrupción y la inseguridad. “No creemos en las vacas sagradas, fuimos una oposición servil al PAN en doce años de gobierno y eso no puede definir lo que sigue, alertan.
No reparan en que también los culpables son ellos, que se sumaron a la línea de Los Pinos para permitir en Asamblea Nacional la postulación de candidatos independientes, como Meade, que ni a melón supieron. Aún más, quieren investigar a fondo Odebrecht, la estafa maestra y el socavón. ¡Ay nanita! Ya se me cortó la leche.
Parte medular del equipo que, con Roberto Madrazo, fue masacrado en la elección presidencial del 2006, Ulises Ruiz no tiene empacho en decir que hay responsabilidades serias que quieren juzgar. No puede haber borrón y cuenta nueva, pues temen desaparecer de la faz de la Tierra. Y no es para menos. Pero, en casa de herrero, cuchillo de palo. Y es que, a juzgar por los antecedentes democráticos de Ulises Ruiz, en el gobierno de Oaxaca, esta convocatoria suena a chantaje, más que a un llamado honesto por democratizar los modos y maneras. Como los perros de rancho, sólo el que ladra primero sabe a qué se debe.
Están las aguas tan negras que no se sabe por dónde empezar la limpieza priísta, la gente se debate si deben hacerla las corrientes internas o los tribunales nacionales e internacionales, y cada vez es más fuerte la opinión relativa a que pertenece a estos últimos sacar opiniones y sentencias concluyentes. En el seno del blanquiazul, un poco más viejo que el PRI, también se cuecen habas, ¡y por comaladas! Con dinero de Los Pinos, los calderonistas que defeccionaron al partido, piensan que también les puede alcanzar el apoyo y los recursos del poder para, en tres meses, limpiar los establos de Augías que dejó Ricky Riquín Canallín, el desprestigio de la vieja militancia, de la ortodoxia doctrinaria.
Pero tampoco cuentan con una gran autoridad moral para hacerlo. El PAN es lo que es, su Consejo está entregado al niño maravilla de Querétaro y se van a encontrar con un hueso duro de roer, pues este prócer va a contar con la ayuda de Romero Hicks, Javier Corral y Ernesto Ruffo para atrincherarse en los presupuestos de lo que quede.
Por lo pronto, Margarita Zavala Gómez del Campo de Calderón Hinojosa, ya. Se adelantó y declinó en favor de candidatos a puestos minúsculos de delegaciones y gubernaturas que se mantuvieron fieles a la correa del beodo Felipe. Dicen que ha sido un gesto de gran dama. La habilitada de Videgaray va por la revancha. No le bastaron los ridículos que hizo el INE para regalarle la candidatura independiente, más roída que un agujero de ratón.
Lo cierto es que, tanto Meade como Anaya, llevaron a la ruina a los partidos que los postularon, nada menos que seis franquicias que, si aligeraran el presupuesto, le habrían hecho un gran favor a México. Uno, por empeñarse en ser un adalid de la corrupción y defender al patrón Videgaray. Y el otro, por las mismas razones y por haberse agandallado títulos que nunca le correspondieron dentro de la lucha por la transparencia y la honestidad.
Todos están para llorar. Por ellos doblan las campanas de la democracia, si es que va a haber algo parecido a ella. Ya llegó a llevárselos no sólo el viento, sino la china Hilaria.
Pasarán a ser deshonrosa parte de lo peor de este episodio nacional. Ellos. Y también los que luchan por sustituirlos al frente de los dineros públicos. Ya no está el horno para bollos. México merece en serio el renacimiento y la reconstrucción de su dignidad y de la vida política.
Aquí se acabó el danzón. Ya habrá tiempo para los ajustes de la justicia y para levantar los calzones que dejaron tirados en el camino. Como dijo Vivien Leigh en su papel de Scarlett O’Hara, jamás nos pasará otra cosa igual.
¿No cree usted, estimado lector y elector?
Índice Flamígero: Por sus cierres de campaña los conoceréis. El de AMLO, multitudinario, apoteósico. El de Anaya, nutrido. El de Meade, parvo. Aunque bien dice la colega Lilia Arellano: que López Obrador, en realidad, tuvo tres eventos: el propio y los de ambos de sus contrincantes, ya que fue más mencionado en ellos que en el Estadio Azteca. + + + Y sobre la colaboración publicada ayer en este espacio, En futbol y en política, ¡sí se puede!, me comenta mi amigo, el reconocido atleta y marchista Carlos Mercenario que corro el riesgo “de ser invitado a escribir crónicas deportivas”. Ojalá, mi estimado Carlos. Cobran muy bien. Sobre todo si los patrocina tu tocayo Slim. + + + Y el también colega Paco Mendoza, me escribe sobre el mismo tema desde Los Ángeles, California: “No sé si te comenté que cuando tenía casi 19 abriles jugué en el equipo Veracruz y nuestro entrenador era Didí, un señorón. Extraordinario como futbolista y persona. La hoja seca estaba entre lo que nos enseñó, pero jamás pude ejecutarla bien porque no tenía la magia que se requiere para ese nivel de relación con el balón. Fue, por cierto, el primer jugador y entrenador que ha habido en México y le pagaban mil pesos diarios, cuando el dólar estaba a 12.50 pesos. Jugábamos en el estadio de beisbol del Águila de Veracruz. Y en aquella temporada 65, el equipo quedó en cuarto lugar. Yo era de las reservas. No quise seguirle porque mi ambición era sólo llegar a la primera división. Preferí estudiar. ¡Qué tiempo, tocayazo! Nostalgia pura. Lo bueno que sigo pateando el balón.” Aquí seguimos, pateándolo. A la espera de un futuro mejor. + + + Que la historia juzgará a quienes apoyan a AMLO en su candidatura presidencial, dijo el candidote Meade, en ánimo derrotista, al clausurar su campaña en busca del voto. Personalmente, creo que el juicio histórico será verdaderamente severo con quienes llevaron a EPN a Los Pinos y lo acompañaron, con acciones y omisiones, en sus enormes corruptelas y delitos de lesa Patria.
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