Constitución moralina
Alberto Vieyra G. jueves 22, Feb 2018De pe a pa
Alberto Vieyra G.
¿Una constitución moralina en una nación cuya clase política y buena parte de la sociedad mexicana es inmoral? ¡Qué absurdo!
De cuál fumó el Peje San Juan Diego, quien hoy parece haber resuelto su problema existencial y encontrado chamba como ministro de culto, pues hoy habla de que Dios es amor, y que México necesita con urgencia una constitución moral.
Sólo falta que AMLO nos salga, un día, con que es el enviado de Dios para sacar al buey de la barranca.
Ya Miguel de la Madrid, en un claro embuste de campaña electoral, hablaba de la renovación moral de los mexicanos, pero alguien le dijo, seguramente, que el ser humano es por naturaleza deshonesto, según los estudiosos del carácter.
No pasó absolutamente nada, siguió la inmoralidad sobre todo la inmoralidad política y empresarial, y de los hombres del poder que explotan a la clase trabajadora. México ya era corrupto, y siguió siendo corrupto, y la corrupción seguirá por los siglos y de los siglos… amén. Es un asunto cultural muy arraigado. Basta con que asome el dinero para que cualquiera se convierta en un inmoral.
Sí, el meollo del asunto está en la educación. Mientras México no sea un pueblo culto, seguirá siendo utilizado por la ponzoñosa partidocracia como potencial pagador de impuestos y como vil objeto de uso electoral. En los pueblos cultos como Finlandia, los demagogos y supuestos salvadores mesías no tienen cabida.
Últimamente, este átomo de la comunicación ha sido objeto de amenazas directas de fanáticos del señor López Obrador, que lo ven como un Dios, y me advierten que en seis meses tendré que borrar lo que de él escribo.
¡Vaya intolerancia! ¡Vaya fanatismo! Y el uso de la religión en política acentuará aún más los odios en una nación terriblemente dividida. Parece que el señor López olvida la guerra cristera que costó a México más de 80 mil vidas.
Sí, pero el señor López quiere, hoy, una constitución moral. Pero ¿Qué es la moral o los valores morales? A la moral la podemos definir como la disciplina filosófica que estudia el comportamiento humano en cuanto al bien y el mal.
Al rendir protesta como candidato presidencial del PES, Partido Encuentro Social, un partido tan derechista como el moralino PAN, el San Juan Diego López Obrador sería comparado con Caleb, aquél legendario personaje bíblico que condujo a los hebreos a la tierra prometida.
¿Qué es el Peje? ¿Un personaje bíblico, un engaña bobos, un apóstol de la democracia? ¿Es de izquierda, de centro o de derecha? Hasta hoy, sus fans, lo creían de izquierda. Pero hoy no saben en qué arenas movedizas se ha metido.
No, el Peje no es nada de eso, el Peje es un ex renegado priísta que, como todos los politicastros, lucra con el poder político. Su formación ideológica, si es que aún la tiene, es de centro-derecha o centro-izquierda, es decir, un social demócrata, pero no un hombre de izquierda o de derecha puro. Esto tiene confundidos a millones de mexicanos, muchos de ellos fanáticos que montan en cólera cuando alguien no habla bien de su mesías que hoy pugna por una constitución moral. Lo lamentable es que, a ese presunto mesías, poseedor de un analfabetismo intelectual crónico, lo sigan hombres y mujeres pensantes como la muy respetable señora Doña Elena Poniatowska, a quien leí en su novela “Tínisima” y “La noche de Tlatelolco”. Eso me parece inaudito. Me parece que Don Peje está jugando con lumbre al adoptar, de un partido de extrema derecha como el PES, una moralina que le ha quitado a Morena su identidad política y social.