Exámenes físico, toxicológico y mental a candidatos presidenciales
Roberto Vizcaíno miércoles 20, Dic 2017Tras la puerta del poder
Roberto Vizcaíno
Explican que el tema surgió luego de un gazapo del líder del PRI en Campeche y fue retomado con humor por el precandidato de la triada PRI-PANAL-Verde José Antonio Meade.
Luego de pivotear un poco con el asunto frente a un grupo de tricolores, Meade se comprometió a que, en la siguiente visita a ese estado, llevaría consigo los resultados de sus exámenes toxicológico, físico y mental que demostraran que era apto en todo eso para ser Presidente de la República.
Y soltó el reto:
“Ojalá y lo hagan también los otros candidatos”.
Entrevistado ese mismo día, Ricardo Anaya respondió al vuelo: “Yo los paso todos”.
Quedaba implícito en su respuesta que aprobaba lo de que los candidatos presidenciales se hagan las tres pruebas.
Después de todo lo vivido con nuestros presidentes, yo creo que no estaría mal que en la siguiente Reforma Electoral y Política que ya viene, los senadores y diputados incluyan esta propuesta para convertirla en exigencia de Ley.
Ese podría ser el regalo que nos dejaran a los mexicanos Ernesto Cordero y Jorge Carlos Ramírez Marín, presidentes del Senado y la Cámara de Diputados, y los coordinadores Emilio Gamboa, Carlos Puente, Manuel Bartlett y Luis Sánchez y el quejumbres de Marko Cortés, César Camacho y el resto en San Lázaro.
Y así como la Constitución y el Cofipe establecen que para ser presidentes de la República Mexicana se requiere:
– Ser ciudadano mexicano por nacimiento, en pleno goce de sus derechos, hijo de padre o madre mexicanos.
– Tener 35 años cumplidos al tiempo de la elección, y;
– Haber residido en el país durante todo el año anterior al día de la elección.
Todos ellos podrían muy bien dejar sentado que se debe exigir como requisito mínimo para ser Presidente de la República, el demostrar que se está en plena condición física y mental, y no ser adicto a ninguna droga.
Hoy es conveniente recordar que así surgió la exigencia de presentar la declaración patrimonial y años después, la llamada 3de3, que es no sólo lo primero, sino la declaración fiscal y la de conflicto de interés.
Casi estoy seguro de que Meade y Ricardo Anaya van a hacerse sus tres exámenes y a presentarlos públicamente durante la campaña.
Ya me imagino cómo va a ser que AMLO eluda el reto. Ahí sí que no le va a funcionar eso de pirruris o blanquitos o candidatos fresas.
¿Nuevo escándalo?
Fiel a su origen, el diario Reforma soltó ayer en su espacio principal una supuesta revelación de Jaime Herrera Corral (¿será pariente de gobernador panista Javier Corral?), ex secretario de Hacienda del ex gobernador de Chihuahua, César Duarte, en la que afirma que fue partícipe en el desvío más de 250 millones de pesos del gobierno federal hacia el PRI durante el proceso electoral estatal de 2016.
Los recursos que habrían sido enviados por la Secretaría de Hacienda -encabezada entonces por Luis Videgaray– al gobierno de Duarte, dice Herrera, fueron parte de un acuerdo entre el entonces presidente del PRI Manlio Fabio Beltrones y Videgaray.
Hasta aquí el relato de Herrera, asentado en una averiguación judicial, es bastante vendible para una ciudadanía ávida del chisme y los dimes y diretes. Y eso lo saben bien en Reforma.
Herrera dijo al agente Ministerio Público que el coahuilense Alejandro Gutiérrez Gutiérrez, cercano a Beltrones, le comentó lo del supuesto acuerdo entre Beltrones y Videgaray para transferirle cientos de millones de pesos al PRI a través de los gobiernos priistas de Duarte en Chihuahua; de Javier Duarte, en Veracruz, y del de Egidio Torre en Tamaulipas.
El asunto es simple: se trataba de triangular recursos federales para las campañas priístas en esas entidades.
“Ni lo conozco”: Beltrones
El primero en salir a responder, fue Manlio Fabio Beltrones. En una carta al diario Reforma, el sonorense no sólo calificó la acusación de Herrera y la nota de Reforma como “algo inverosímil”, sino que afirma que ni conoce al ex secretario de Duarte en Chihuahua.
Alejandro Gutiérrez, supuesto estratega financiero de Beltrones, afirmó que todo lo dicho por Herrera es falso.
Recordó que la única vez que habló con Herrera fue cuando, siendo diputado federal, abordó el tema de unos cuarteles dentro del paquete económico.
Dentro del círculo de Videgaray se dijo que una investigación sobre este asunto, dejaría en claro que no hubo ninguna triangulación, porque el dinero siempre deja rastros y cientos de millones de pesos no pueden transferirse nada más porque sí.
Deben tener una justificación y un destino comprobable.
Así que lo que procede es que se siga ese rastro, no vaya a ser que hubo desviación de cientos de millones de pesos, pero a las bolsas privadas o del gobernador Duarte o a las de Herrera, o a las de ambos.
Mataron al pirata de Culiacán
Al fin un joven de apenas 17 años de edad, Juan Luis Lagunas Rosales, ‘El Pirata de Culiacán’, no supo a lo que se exponía al lanzar el grito difundido rápidamente en redes sociales Nemesio Oseguera Cervantes de “El Mencho me la pela”.
Nemesio Oseguera Cervantes, “El Mencho”, líder del Cartel Jalisco Nueva Generación lo escuchó, y ayer se la cobró a través de un comando de 7 sicarios que nada más le metió 15 balazos Al Pirata de Culiacán, quien recién había llegado a Guadalajara a seguir la fiesta con un grupo de amigos.
Ya sé. Si Usted no tiene entre 15 y 25 años de edad y no está pegado a las redes sociales preguntará con justa razón: ¿y quién diablos era El Pirata de Culiacán?
Rápido le cuento que era un joven muy popular en eso del Facebook, twitter y otras redes porque le entraba en vivo y a todo color a todo lo que se pueda imaginar: tequila, whisky, cerveza, coca –la de polvo-, pastillas etc, etc y decía lo que usted y yo no nos imaginamos nunca comentar…
De acuerdo a mi Web Master Mike García, experto en eso de las redes, El Pirata de Culiacán cobró notoriedad por su forma alocada de vivir rápido y de ser un chavo surgido de una familia disfuncional que comenzó a trabajar quizá a los 14 o 15 años como ayudante de cocina, pronto fue invitado por grupos musicales y otros para que los acompañara en sus fiestas.
Lo que hacía famoso a El Pirata era su forma de beber sin límite hasta ponerse hasta el tope, y consumir drogas sin medida. Vestido con camisas con dibujos estrambóticos, esas muy atractivas para ciertos grupos de narcos y del crimen organizado, pronto comenzó a portar armas de grueso calibre y joyas impresionantes. Fue obvio que la forma de ser y comportarse de El Pirata le gustaba a alguien de mucho poder económico.
Metido en esa dinámica, hace unos días en una de sus transmisiones en redes lanzó la frase que le ha costado la vida.
Hoy las redes sociales reflejan miles y miles y miles de comentarios sobre el fin de El Pirata de Culiacán.
La reflexión que nos deja es: ¿Qué sociedad estamos construyendo para que El Pirata haya sido tan seguido y admirado por un importante segmento de jóvenes mexicanos?
En fin…
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