México al grito de paz
Freddy Sánchez martes 26, Sep 2017Precios y desprecios
Freddy Sánchez
Políticos y millonarios harán bien en seguir el ejemplo de la sociedad civil, siendo generosos, sin ánimo de protagonismo y sobre todo dejando de lado pretextos para no ayudar, porque la gente de la clase media y los más pobres lo han hecho a favor de los damnificados.
Jóvenes y viejos e incluso niños salieron a las calles procurando aliviar en alguna forma la aflicción de los cientos de miles que padecieron el embate destructivo de los terremotos.
Comida, medicamentos, ropa, agua, picos, palas, lámparas, impermeables y sobre todo entrega absoluta en maniobras de remoción de escombros para la búsqueda y rescate de atrapados vivos y la recuperación de cuerpos de quienes lamentablemente perdieron la vida, ofrecieron sin reservas los connacionales dedicados a las tareas de apoyo.
Una labor que junto con la encomiable participación del Ejército, la Marina y los cuerpos policiacos, además de funcionarios de distintas áreas administrativas, constituyó y sigue siendo la mejor muestra de que los mexicanos de a pie, los que no son poseedores de grandes riquezas ni ocupan eminentes cargos públicos ni privados, se distinguen por su humanidad en los momentos en que la nación lo requiere.
Y aunque por supuesto lo que se ha visto con motivo de los sismos y sus secuelas terribles, debería ser una conducta habitual de toda la gente, saliendo cada día a la calle para demostrar su amor a México, trabajando honestamente, apoyando a los que lo necesitan, brindando una mano amiga y dejando constancia de su actitud de bien, no cabe duda que en eso de ser ejemplo de solidaridad social los ciudadanos en las grandes crisis sacan la casta de buenos mexicanos.
Lo cual obligó a los políticos a dejarse de pretextos y patrañas legaloides negando el más mínimo uso del dinero destinado a las actividades electorales para la reconstrucción de los lugares y viviendas afectadas por los sismos, porque si bien la ley lo prohíbe, el sentido común y el amor a la patria, ameritaban buscar alguna forma legal para dar apoyo a los damnificados como finalmente parece que sucederá.
La presión, tanto como la indignación social al ver la indiferencia y repudiable falta de solidaridad personal de los políticos, fue la pauta para que las fracciones parlamentarias, en una aparente reconsideración de su descarada mezquindad finalmente dieran su “brazo a torcer” aceptando la posibilidad de crear un fondo con un porcentaje de los dineros electorales, que sirva al propósito de apoyar las tareas de reconstrucción
Para ese fin (de concretarse una aportación con dinero electoral) simplemente, se podría acordar que en cada punto donde se utilice dinero para la reconstrucción destinado a los partidos políticos se coloque un anuncio que reconozca su apoyo para los damnificados, sin mencionar siglas partidistas.
Y por lo que se refiere a las convocatorias de carácter privado para que se deposite dinero en cuentas bancarias por parte de la sociedad, con la idea de que ciertos grupos empresariales lo dupliquen o quintupliquen en aras de auxiliar a los afectados por los sismos, convendría hacer lo que se hace con las ofertas de consumo al tres por uno, pagando el precio de la prenda más alta. O sea, que si alguien ofrece cinco pesos por cada peso aportado, los demás que pueden hacerlo deberían seguir el ejemplo.
Este es un buen momento para un cambio de actitud colectiva para luchar contra lo que nos daña socialmente por tanta corrupción, violencia, apatía y mezquindad. Basta pues de abusos, arbitrariedades, falta de apoyo a los demás y guerras entre hermanos cuando que la solidaridad desplegada en momentos de crisis nos debe influir permanentemente para hacer lo justo y correcto en lo que de ahora en adelante podría ser un México al grito de paz.